El festival Música y Patrimonio, EnClaves, clausuró su edición con el concierto "Entre chaconas", celebrado en la Ermita de la Virgen de los Agudos de Alcalá de Gurrea. Los músicos Sergio Franco (violín barroco) y Fran López (tiorba y guitarra barroca) ofrecieron un recital que transportó a los asistentes a los siglos XVII y XVIII, con un repertorio exquisito centrado en la chacona, una danza popular española de metro ternario que se difundió por toda Europa durante dicho periodo.
El programa incluyó piezas de compositores que capturaron la esencia de la chacona en distintos rincones de Europa. Abriendo con Diverse bizzarie Sopra la Vecchia Sarabanda ò pur Ciaccona de Nicola Matteis, los músicos demostraron un dominio excepcional de la técnica y una profunda comprensión estilística de la música barroca. La adaptación de A new ground, ZT 682 de Henry Purcell compuesta originalmente para clave, logró capturar la esencia lírica de la obra con el violín, mientras la tiorba proporcionó una base armónica profunda y resonante que sostenía y complementaba la melodía del violín.
La Sonata prima à sopran solo de Dario Castello, con el violín como soprano solista, y el bajo continuo de la tiorba es conocida por sus pasajes virtuosos e incluye contrastes en dinámicas y tempo, y la Ciaccona de Johann Heinrich Schmelzer, de variaciones intrincadas, destacaron por su complejidad y riqueza melódica, mientras que piezas como La Suave Melodia e Il Spiritillo Brando de Andrea Falconieri añadieron un toque de ligereza y fantasía al programa.
El repertorio concluyó con la Ciacona de Heinrich Ignaz Franz von Biber. Este compositor era violinista y su composición presenta variaciones elaboradas y se necesita un gran dominio del violín para su ejecución con pasajes intrincados y líneas melódicas expresivas.
El público solicitó un bis y eligieron para la ocasión otra obra de Biber, “El lamento de los heridos” de La Battalia à 10, que se caracteriza por su profundo dramatismo y expresividad. Franco estuvo preciso en el tono y la dinámica para transmitir la intensidad emocional del lamento mientras la tiorba de López mantenía la base armónica añadiendo profundidad al lamento y enfatizando la sensación de tristeza y desesperanza.
La Ermita de Nuestra Señora de los Agudos proporcionó una atmósfera única con su excelente acústica y la iluminación diseñada para el evento. Este ambiente íntimo permitió a los presentes disfrutar de cada matiz del violín barroco de Franco y de la tiorba y guitarra barroca de López, quien alternaba entre ambos instrumentos según la composición para lograr diferentes afectos.