Día 27 del 7 a las 7 de la tarde. Era el anuncio de Jan van Eden justo un año antes en EL DIARIO DE HUESCA: Sabayés, el pueblo de origen de su alter ego, Pepa Santolaria, se convertiría a través de la Fundación Vanes en la capital del arte comprometido. Y, dicho y hecho, este sábado, en este reducto de paz en el que moran apenas una treintena de resistentes a los encantos urbanos, se congregó una torre de babel de españoles y de neerlandeses que multiplicaban por diez el censo. Día de bautizo civil, queda abierta la visita a la exposición permanente y a las temporales.
Tan rico fue el censo que, además de los presentes, el pintor de los Países Bajos y las miras altas decidió concitar aprovechando su incorporeidad a los imprescindibles. A Alberto Carrera Blecua (cada día lee este escribano en su cuarto de estar la leyenda "el pintor se traiciona en la palabra"), a María Jesus Buil y Ángel Ramírez. Y luego surgió la figura de Ramón Justes. Y todos les buscábamos con la vista (e identificábamos su espíritu).
Y, claro, Pepa (y su galería Art Singel 100 en Amsterdam), nueve años después de su partida hacia otra dimensión. Y Jan la puso en primera línea de todos. Melillense de nacimiento, oscense de espíritu, como Jan cosmopolita de condición. Ambos soñaron la Fundación Vanes (acrónimo de Van Eden y Santolaria), este edificio diseñado por Sixto Marín concebido para ser un templo en el que confluyeran la libertad y el arte, que en realidad están formados por la misma imprimación.
Jan, como si no le conocieran todos, explicó su vida desde su Voorburg natal (1942). La decisión de sus padres de que había de cursar una carrera "de provecho", su elección de la Geología (en el fondo es penetrar en las raíces del planeta), su determinación antibelicista que le hizo partir hacia el mundo para evitar el servicio militar en medio de la guerra de Vietnam, sus experiencias africanas, sus encuentros con Pepa, su pulsión viajera y su compromiso eterno frente a la injusticia, la miseria y los totalitarismos.
Su amigo Luis Nieto, tras la introducción del pintor, recordaba la fascinación que le provocó la humildad de Jan van Eden desde el momento en el que un encuentro fortuito creó un nexo a través de un interés común: Palestina. Expuso el gran valor de Jan, la coherencia de "un rebelde con causa desde muy joven, que se rebela contra las situaciones que no le gustan".
Nieto explica de este modo su adhesión a la querencia expresionista centroeuropea y al concepto de que "la pintura es una herramienta muy poderosa con la que ha contribuido a denunciar el poder, la corrupción y las injusticias". Y la vocación viajera de Van Eden facilitada por su dedicación profesional a la Geología. Con Pepa, recorrían el mundo, los escenarios calientes, "volvían, trabajaban y sentían las pérdidas de derechos humanos". Y luego fecundaban sus "semillas históricas".
EL COSMOS COMPROMETIDO
Este escribano firmante fue invitado a dirigir unas palabras después de la profunda impresión que le suscitó la Fundación Vanes un año antes. Y, para no traicionarse en la palabra, recordó el artículo de un año antes que resume el espíritu de Jan van Eden: "Mi visión de este mundo se capta en una pintura. En medio, el poder, la política, la gente que gobierna en este mundo, con los medios como la televisión y la radio. A su lado, los elementos que entretienen al mundo, con la guerra o el deporte. Hay poca diferencia. Todo está dentro de una cúpula donde nosotros vivimos, bien organizada. Pero dejamos el mundo en llamas y con oscuridad, que está en los márgenes de esta pintura".
Jan van Eden es el cosmos del arte comprometido, la belleza estética con el pigmento de la ética más profunda. Y, sobre todo, la demostración de que el artista "pinta con el ojo, a través de esa facultad humana fundamental que es la curiosidad que se sirve de la herramienta de la observación". También para usarla hace falta valor, coraje, amor por la justicia, lealtad a sí mismo para denunciar las situaciones de injusticia y de destrucción. "Para disfrutar de la exposición de la Fundación Vanes es conveniente desnudarse previamente de prejuicios, porque chocarán con la visión universal sin límites de Jan y de Pepa".
Y, a partir de ahí, recorrer las figuras de grandes activistas de la historia de la humanidad (sensibilidad especial de Ana Magnani, Susan Sarandon o Billi Holiday), artistas en cuyos rostros se refleja el sufrimiento, Vietnam, Angola, Gaza, los saharauis, la valla de Melilla, el campo de concentración de españoles de 1939 en Argelès-Sur-Mer, la figura de Gadafi, la ONU y los grandes centros de poder.
Stein Van Eden, sobrino del pintor y miembro del Patronato, estaba impresionado por el acontecimiento. "Aquí hay muchas culturas, mucha gente que tiene en la mente a Pepa, que nos dejó hace nueve años".
En inglés, se aplicaba al refranero español de "poderoso caballero es don dinero" e improvisó algo que su tío desconocía: con una lechera característica neerlandesa, invitó a los presentes a aportar en efectivo o con un código QR para contribuir al sostenimiento de la Fundación Vanes. "No es una idea de Jan, pero será la garantía de un gran éxito para el futuro desde esta noche increíble".
La Fundación Vanes ya ha abierto sus puertas para aquellos que se atrevan a apreciar el arte de Jan, que él define: "Yo pinto lo que la gente quiere decir". Y es que la sensibilidad es subversiva.
LA PRIMERA EXPOSICIÓN TEMPORAL
La primera exposición temporal en el Patio que acoge estas muestras es de Esther Levigne, barcelonesa de 1973 que se formó en la Academia de Artes Visuales de Maastricht y actualmente trabaja en Bilbao. Cuelgan sus obras asiduamente en Art Singel 100 de Amsterdam desde hace veintitrés años. La autora estuvo presente en la inauguración.