Drakanthux ha invadido Huesca. Lo ha hecho con su cohorte de personajes biónicos, estrafalarios, articulados con el acompañamiento de música fundamentalmente de percusión, que ha suscitado la presencia de centenares y centenares de oscenses a lo largo de un recorrido iniciado en la Plaza de Navarra y ha seguido por los Porches de Galicia, el Coso Bajo y final frente a la Iglesia de Santo Domingo, donde se ha disuelto en la puerta de la parroquia.
El espectáculo del monstruoso Gran Dragón ha estado acompañado por los Recyklantex, que vienen a ser unos seres del futuro terrestre en el que la robótica se imponga a la naturaleza humana, invadiendo su espacio e interactuando con el público en un juego de luces hiptonizante.
Esta especie de Basilisco de Roco en versión K de Calle ha incorporado herramientas y lenguajes teatrales adaptados a su presencia callejera, insinuando con su pirotecnia y con la percusión una atmósfera apocalíptica en la que la música electrónica no es sino el adelanto de algo inevitable, la irrupción de seres alienienígenas metálicos que emulan a los tradicionales zancudos y los transforman maquinalmente.
El Gran Dragón Mutante articulado, que ha realizado una procesión posmoderna, tiene 16 metros de largo y es movido por un sistema hidráulico de movimiento de cabeza y boca y que recorrerá el centro de la ciudad.
La compañía K de Call cumple ya 42 años en los que ha evolucionado sus aspectos teatrales y pedagógicos, pero no ha modificado su apuesta por la participación del público y su integración en los espacios de calle.