Alfredo Bautista Moreno encuentra en el cartón una manera de dar forma a su pasión por la arquitectura y el paisaje urbano. Con manos pacientes y una mirada atenta al detalle, recrea en miniatura los edificios y rincones más significativos de la ciudad de Huesca. Su obra, meticulosa y llena de alma, nos invita a recorrer la memoria colectiva a través de sus formas y volúmenes.
Lo que comenzó como una manera de ocupar el tiempo se ha convertido en un arte que regala sin pretensiones, con la generosidad de quien crea por puro amor al proceso.

Alfredo, encofrador de profesión hasta que un accidente le obligó a dejar su oficio, encontró en el cartón una segunda vida. Sus manos, acostumbradas a moldear el hormigón, ahora trabajan con la misma precisión y mucha más paciencia. Su primera pieza, un barco vikingo, marcó el inicio de un camino que lo llevaría a construir, pieza a pieza, casi una ciudad en miniatura.
Ahora, gracias a la exposición organizada en la Biblioteca Pública Municipal Ramón J. Sender, su trabajo sale a la luz. Arancha Añaños, responsable del servicio, destaca la importancia de abrir espacios públicos al talento local, convirtiéndolos en escaparates de creatividad y esfuerzo.

Junto a Pitu, hija del artista y gran impulsora de esta muestra, han conseguido reunir una colección que ha causado sorpresa y admiración entre aquellos que no conocían su afición.
Las maquetas de Alfredo nos trasladan a calles que hemos recorrido mil veces, a edificios que forman parte de la identidad de los oscenses y de otros vecinos de localidades próximas. Cada pieza, elaborada con cartón reciclado, encierra horas de dedicación y la tenacidad de quien trabaja sin prisas, disfrutando del tiempo que, en sus manos, no se desperdicia, sino que se transforma en arte.
A pesar de su reticencia inicial a exponer, la reacción del público ha sido una confirmación del valor de su obra. Las piezas se fueron llevando a lo largo de toda la semana y este viernes se llevó a cabo la inauguración, en el marco del 22 aniversario de la biblioteca.

Sin embargo, para Alfredo, lo esencial sigue siendo el placer de crear. No busca reconocimiento ni beneficio económico; al contrario, regala sus piezas a quienes las valoran, con la humildad de quien entiende que el arte es, en esencia, un acto de generosidad.
La exposición permanecerá abierta hasta el 7 de marzo, ofreciendo a los oscenses la oportunidad de descubrir, a través de los ojos de Alfredo, una nueva forma de mirar su propia ciudad. Una Huesca en miniatura que, como la real, está construida con historia, paciencia y, sobre todo, amor.