El programa de danza contemporánea en espacios urbanos se ha celebrado este sábado en Huesca para acercar la danza y el baile a través de micro-piezas de compañías de Huesca, Zaragoza y del País Vasco en colaboración con Mozambique. El programa Danza y Ciudad, organizado por el área de Cultura del Ayuntamiento de Huesca, ha ofrecido una gran experiencia artística fuera de los escenarios tradicionales al público congregado en los Porches de Galicia.
El programa ha comenzado con la compañía zaragozana Estudio 12 ha puesto en escena Migrantes, una obra que se sumerge en el tema de la partida, el desarraigo y la esperanza, explorando la experiencia de aquellos que dejan su hogar en busca de un futuro mejor. A través del viaje, el equipaje y el camino, Migrantes recuerda la importancia de los sueños y miedos en la travesía hacia un nuevo horizonte.
Posteriormente, se ha puesto en escena Bailan las Perolas, creada y bailada por Laura López Muñoz y Pablo Pérez Alonso, de Alcalá de Gurrea. Esta obra fusiona la danza contemporánea con la tradición y el folklore, a través de la historia transmitida por el abuelo sobre que en Casa Antón, de Alcalá de Gurrea, bialan las perolas, lo que significaba que había bailes clandestinos. Recoge las dualidades de una generación, en ocasiones olvidada, y habla de lo cerca que pueden estar dos emociones antagónicas, el miedo y el gozo, y cómo uno existe dentro del otro.
Bailan las perolas es "un proyecto que nace del amor y admiración a nuestra tierra, sus gentes y su rasmia, y en el que se exploran conceptos como tradición, identidad, libertad, pérdida, prejuicios, nostalgia y hogar", explican los autores.
La compañía Ertza ha culminado la jornada de Danza y Ciudad con su obra Otempodiz (Eltiempodice), una pieza nacida de un proyecto de intercambio y creación artística entre Mozambique y España. Los dos bailarines se han ganado al numeroso público congregado en los porches, que ha acompañado con palmas un fin de espectáculo por todo lo alto.
El espectáculo analiza las diferentes percepciones del tiempo a través de una amalgama de lenguajes coreográficos, que van desde lo urbano y tradicional hasta lo contemporáneo. En un mundo donde el tiempo es considerado como un recurso objetivo y medible en Occidente, Otempodiz lleva a reflexionar sobre su vivencia subjetiva en África, donde se experimenta como un bien inherente al ser humano, habitado y casi nunca escaso.
La obra plantea una interesante reflexión sobre cómo la noción del tiempo está intrínsecamente ligada a nuestra cultura y entorno geográfico. Desde la forma en que se cuenta y planifica en Occidente, donde casi siempre falta, hasta cómo lo experimentan en África, el tiempo adquiere diferentes significados y dimensiones. Sin embargo, a través de la danza, sea cual sea su origen o género, surge la capacidad de vivir el tiempo en un presente absoluto.