El Jacinto poliédrico, entrañable y audaz, ocurrente y buen tipo del cómic Una obra maestra del oscense Lorenzo Caudevilla ha encontrado en su gira de presentaciones la faceta gastronómica, como tantos personajes literarios que recorren novelas de Camilleri (Montalbano es insuperable) o Vázquez Montalbán. Y el hallazgo en la transición del papel a elaboración culinaria magistral ha llegado de la mano de la gran referente de las tapas en Huesca, Mariola Oriol y su establecimiento El Punto. Esta tarde de jueves 2 de enero ha nacido la tapa Jacinto, todo un personaje incluso en su apariencia coquinaria.
Ha tenido un mucho de brindis para el futuro y un no poco de reminiscencia, y es que Mariola se lanzó hace 26 años, en 1999, a abrir apenas rebasada la mayoría de edad El Punto de Encuentro, que quiso ser cafetería y biblioteca aunque la evolución demostró a la joven emprendedora que no son tiempos para la lírica. Así que se decidió a encontrar su ikigai y el de su establecimiento, en dueto con Raúl Oriol, en su forma personalísima de encender la luz de creatividad en un baile armónico con un servicio que pone seda a la irrupción de las ricas y raciales viandas.
Esta tarde, a Lorenzo Caudevilla no le han faltado ni amigos -muchos- ni admiradores -otros tantos, en una ecuación imperfecta por inexacta-. Y el autor, que en su genialidad auna una cierta timidez con una espontaneidad rayana en lo irredento, estaba muy contento por la dimensión gastronómica que ha adquirido su personaje, Jacinto. Así se ha llamado la tapa de El Punto y Lorenzo, de hecho, confía en que se perpetúe en la oferta de la tapa en el emblemático café-bar. "Estaría muy bien, me haría mucha ilusión". "Yo le dije a Mariola que, si era Jacinto, tenía que ser entre sofisticado y rancio. Y ella me ha dicho que rancio no, pero entre un poco amargo y picante, sí".
"Tiene muy buena pinta, parece que se vende bien, en Huesca a tope y en España también parece que mucho. La editorial dice que se está vendiendo bien, no me dicen las ventas pero por el tono se nota que la cosa va bien". Está a la espera de que Ortega, la base del relato literario, pueda participar en la presentación de Barcelona.
LA TAPA JACINTO
Mariola, con David y Sara, están a tope en la cocina montando la tapa Jacinto que inmediatamente salen en las manos de Raúl, Dorian y José. Sólo falta Elena en el equipo, por aquello de los turnos, pero le tocará servirlo.
La demanda ha sido tremenda. Mariola la explica: un pan de molde de Palomar con semillas, se unta con mantequilla trufada y al horno. Se unta con mostaza, una mayonesa de la casa, los pepinillos agridulces y el pastrami finito en abundancia. Tras cerrarlo, se pone en el soporte y se agrega un puntito de mayonesa y cebollino. Lo curioso es que se sirve sobre un papel con la cara de Jacinto. Y está sonriente, muestra inequívoca de que está muy bueno. Y de ello han dado fe un montón de amigos y fan de Lorenzo Caudevilla. Y de El Punto. Que en muchos casos son coincidentes.