Jesús Inglada: "El comunismo nació como la gran utopía y terminó como el gran patíbulo"

El profesor explica la solidaridad hispanocheca y las purgas de crueldad extrema en la república Checoeslovaca comunista, con unas torturas probablemente únicas en la historia de la humanidad

01 de Febrero de 2024
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Jesús Inglada: El comunismo checoeslovaco que devoró a sus propios hijos

El profesor Jesús Inglada Atarés, director general del Instituto Europeo para el Conocimiento del Holocausto y los Totalitarismos, ha ofrecido una conferencia sobre "La solidaridad hispanocheca desde la Guerra Civil española a los campos de refugiados franceses y de concentración nazis", que parte del proyecto que desarrollan anualmente con el profesor Carlos Pérez y otros docentes para realizar viajes. Se trata de "Conocer el holocausto: historia, memoria, imágenes". Desde 2014, ya han pasado mil alumnos que han conocido la "terrible realidad de los campos" y se han entrevistado con supervivientes, "que se nos están acabando".

Esta charla es el preámbulo del proyecto del II Foro Democracia y Totalitarismos. "El Holocausto como advertencia fue el primero. Y este pretende ser El Gulag como advertencia". En todos estos años de vivencias praguenses, han detectado un sentimiento de "visceral anticomunismo y una sensación de unos tiempos pasados, remotos, lejanos, duros, grises y represivos". La relación entre los dos países arranca de la Guerra Civil Española, que provoca "un amplio movimiento de adhesión en casi todas las capas sociales de Checoslovaquia", que surge tras la Primera Guerra Mundial con la desintegración del imperio austrohúngaro y una democracia con el "todavía venerado" Masaryk, rodeada de países con regímenes autoritarios y antisemitas.

De Checoeslovaquia llegaron al conflicto bélico español unos 2.200-3.000 combatientes para las Brigadas Internacionales. "Por un lado nos van a conmover porque representan dejarlo todo, juventud, mujeres en otros, vidas burguesas, bienestar... Y llegan a una causa remota como es la lucha por las libertades en España". "Estos idealistas brigadistas checoeslovacos y que los que sobreviven tienen que pasar los campos de refugiados de Francia, sobre todo Gurs" y, después de dejar su vida por esta causa, llegan a la Checoslovaquia en la que en principio se constituyen gobiernos 'liberales' o por lo menos multipartidistas, hasta que en febrero del 1948 dan un golpe de estado Gottwall, Slansky y otros. Y la gran paradoja es que a estos idealistas comunistas que han estado en España, que han dado probada carta de naturaleza de su esfuerzo, de sus convicciones antifascistas, se les reservan cargos importantes, pero casi todos, "tras estar en la cúspide y ser tan estalinistas como el propio Stalin, van a caer en los juicios farsa por orden de Stalin, y se van a instaurar en todos los países de la Europa de Este", como es el caso de Slansky, que había llevado a la cárcel a liberales y tibios comunistas. Slansky es el primero objeto de una purga comunista en los llamados juicios de Slansky en su honor. Se televisan sus ejecuciones como una muestra de ejemplaridad intimidadora.

Fueron acusados en los procesos de Praga de participar en una gran "conspiración antiestatal" para acabar con el gobierno comunista de Klement Gottwal, y de espiar para Estados Unidos, además de ser trotskistas, titoístas, sionistas, cosmopolitas o nacionalistas burgueses. Las acusaciones las redactaban torturadores comunistas que habían compartido despacho con los condenados, "un crimen monstruoso", con crueldad extrema por cuanto "se tenían que aprender de memoria los delitos los propios detenidos". Palizas, hambre y frío, mazmorras insalubres, interrogatorios de veinte horas y privación del sueño para acabar con la resistencia. Se les amenazaba con aniquilar a sus familiares si no confesaban.

Jesús Inglada ha utilizado la expresión pictórica para asegurar que "el comunismo, cual Saturno, devoró a sus propios hijos". Y ha enumerado a muchas de las víctimas, en abundantes casos combatientes en España por la causa de la República, como Artur London (que coincidió en Mauthausen con Mariano Constante), Lise London (descendiente de turolenses y que fue secretaria personal de André Marty, el jefe de las Brigadas), Vavro Hajdu (judío y gran jurista), el también judío Eugen Lobl, Osvald Zavodsky (ejecutado el 23 de diciembre de 1954), Otto Sling (judío brigadista que fue secretario general del Partido Comunista de Brno y luego ejecutado)...

El profesor Inglada ha expuesto la incongruencia terrible del comunismo, "que nació como la gran utopía y terminó como el gran patíbulo".

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