Largo es el tiempo: la DPH saca a escena su Colección de Arte en una nueva exposición

La muestra, comisariada por Chus Tudelilla, reúne 60 obras de 40 artistas hasta el próximo mes de febrero

29 de Noviembre de 2024
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La colección de arte de la Diputación de Huesca

La Diputación Provincial de Huesca acoge la exposición ‘Largo es el tiempo’, inaugurada este pasado viernes, una muestra laberíntica, comisariada por Chus Tudelilla, que reúne cerca de 60 obras de su Colección de Arte, compuesta por más de 1.100 piezas, y que lleva al espectador de un punto a otro, siguiendo una interesante conexión entre los trabajos elegidos.

Esta propuesta transforma la sala de exposiciones en un espacio interactivo donde las obras dialogan entre sí, fomentando una experiencia activa para el visitante, quien según Tudelilla “será el verdadero protagonista de esta muestra”.

La exposición permanecerá abierta al público hasta el 16 de febrero de 2025 y está compuesta por obras de 40 artistas nacionales e internacionales, incluyendo algunas piezas de autoría desconocida. Carlos Sampériz, diputado de Cultura de la DPH, ha destacado que “se trata de un conjunto que abarca desde obras históricas hasta creaciones contemporáneas, todas ellas reflejo del compromiso de la institución con la cultura y el arte contemporáneo”.

La muestra se organiza en torno a seis capítulos temáticos: A escena’ (José Noguero y Joan Brossa): ‘Horizontes’ (Gema Rupérez, Eduardo Marco Miranda y Enrqiue Larroy); ‘Paisajes’ (Sergio Belinchón, Miguel Ángel Blanco, Alberto Carneiro, Enrique Carbó, David Nash, Bleda y Rosa, Javier Broto, Diego del Pozo, Fernando Biarge, Iñaki Bergera, Siah Armajani, Rebeca Mutell, Teresa Salcedo, Ricardo Calero y Sara Álvarez Serrat); , ‘Identidades’ (Ricardo Compairé, Antonio Saura); ‘Ocaso de lo sagrado’ (Pedro Avellaned, Antonio Lachos, Ouka Leele y varios autores desconocidos); y ‘Este pobre cuerpo’ (Javier Codesal, Dagas Ibéricas, María Cruz Sarvisé, Gerardo Montiel, Antonio Saura y Pedro Avellaned). Cada uno está concebido como un escenario abierto donde las relaciones entre las obras evolucionan con la interacción del público, permitiendo a los visitantes sumergirse en un relato visual y conceptual que invita a reinterpretar las piezas desde perspectivas únicas.

La comisaria ha rescatado diversos objetos que conectan con momentos específicos y que nos hacen preguntarnos para qué sirvieron y también sobre algunos cuya existencia conocemos pero que no lo percibimos. "Esa línea imaginaria atraviesa nuestra experiencia", señala.

Chus Tudelilla, junto a una obra de María Cruz Sarvisé y otra de Javier Codesal. Foto Myriam Martínez
Chus Tudelilla, junto a una obra de María Cruz Sarvisé y otra de Javier Codesal. Foto Myriam Martínez

De la mano del complejo trabajo realizado por Tuledilla, podemos reflexionar sobre el paisaje y su interacción con el territorio, y conectar con las obras de artistas oscenses invitados a participar en exposiciones del CDAN y el programa Arte y Naturaleza. La fotografía y la instalación se entremezclan para contar historias. Un artista relevante -para Chus Tudelilla lo son todos cuantos aparecen en la muestra- es David Nash, un creador de renombre internacional. Entre sus obras más emblemáticas se encuentra una serie de intervenciones con madera, como la bola de roble, realizada en 1977, que reflexiona sobre el ciclo de la naturaleza y el paso del tiempo.

En este recorrido también encontramos aparatos que conectan con el paisaje y su exploración. Las brújulas, por ejemplo, son fundamentales. Algunos de estos instrumentos provienen de los laboratorios más prestigiosos de España y Francia, y nos conectan directamente con la obra de Javier Broto.

El barbastrense, a través de sus mapas, nos invita a recorrer y reconocer el paisaje. Este ejercicio nace de su propia experiencia: cuando era niño y viajaba entre Barbastro y otros puntos, tenía referencias claras del terreno, ha explicado la comisaria. Sin embargo, al regresar años después, algo había cambiado. Le faltaba conexión y por eso sintió la necesidad de caminarlo, de redescubrirlo, como hacen tantos artistas para quienes el paisaje es un tema central.

Pocos conocen también el territorio oscense como Fernando Biarge, así lo ha asegurado Chus Tudelilla, que ha seleccionado varias imágenes de este autor. decidimos seleccionar estas cuatro fotografías, en lugar de otras, porque su obra conecta con el tema de las particiones, en este caso, privadas, como las que se producen entre herederos. "Esas divisiones, cuando un terreno se reparte entre tres hermanos, generan límites y fronteras que, dependiendo de cómo se tracen, con piedras, cantos rodados o cualquier otro signo, determinan a qué lugar pertenece cada uno. Este proceso de dividir el terreno, aunque físico, también otorga una identidad, pues el lugar queda marcado por esos límites".

En relación a la identidad del paisaje, Iñaki Bergera capturó el balneario de Panticosa en una fotografía que habla de los efectos de la separación y la fragmentación. En este caso, el edificio, que en su día fue un símbolo de modernidad y lujo, ha quedado como una ruina, un vestigio de lo que fue y de lo que podría haber sido. Esto refleja una crisis de identidad: el deterioro de un lugar que no se ha cuidado adecuadamente. 

Fernando Biarge recupera en sus fotografías el paisaje como símbolo de identidad, un reflejo no solo de la geografía natural, sino también de la geografía humana, y Teresa Salcedo nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de las casas, pero también sobre la fragilidad humana. Una maqueta de pino creada por Siah Armajani para el programa Arte y Naturaleza tiene la estructura de refugio.

Chus Tudelilla y Carlos Sampériz, en la exposición "Largo es el tiempo". Foto Myriam Martínez
Chus Tudelilla y Carlos Sampériz, en la exposición "Largo es el tiempo". Foto Myriam Martínez

Chus Tudelilla hace revivir la historia de Ramón Acín y Conchita Monrás, a través del proyecto de Sara Álvarez, o devuelve al presente los años 20 plasmados por Ricardo Compairé. Más allá de la técnica, lo que nos queda es el significado de esas imágenes, el reconocimiento de la identidad que se pierde y se reconstruye a lo largo del tiempo, como el caso de las personas que tienen que abandonar su país en busca de un futuro mejor, lo que implica la pérdida de identidad y la transformación de sus recuerdos en una nueva interpretación.

Se mencionan las piedras rituales, talladas por canteros musulmanes, que se asociaban con la fertilidad en diferentes partes de la provincia de Huesca. Estas piedras y las cuevas donde se realizaban los ritos se vinculaban con las creencias antiguas sobre la fecundidad, como la importancia de tocar la tierra, donde la vida y la muerte se entrelazan, y las mujeres realizaban estos rituales para quedar embarazadas.

Aparece la figura de la Virgen de la Clemencia, una copia de un icono bizantino que se introdujo en Huesca, cuya devoción estaba relacionada con la fertilidad. Aunque la Virgen era originalmente un icono de la "Virgen Trono" y no de la madre de Jesús, en Huesca se entendió como tal, y las mujeres acudían a ella buscando bendición para tener hijos. Este culto se entrelaza con la idea de lo sagrado, de la vida, la muerte y el sacrificio.

Obra de Teresa Salcedo. Foto Myriam Martínez
Obra de Teresa Salcedo. Foto Myriam Martínez

El texto también hace un paralelismo con el Camino de Santiago, uniendo las tradiciones sagradas y su permanencia en la cultura actual. Se menciona la fotografía de los peregrinos, como un intento de capturar la espiritualidad y el simbolismo que ha perdurado a través de los siglos.

La obra de Javier Codesal "Días de Sida" enlaza la fragilidad de la vida y la memoria, una representación de la violencia simbólica y social que vivieron aquellos que padecían esta enfermedad, especialmente en sus etapas más estigmatizadas. Las manchas que aparecían en los rostros de las personas infectadas por el virus eran un símbolo visible de esta dolencia, lo que generaba rechazo.

En otra obra vemos a Lucrecia, quien, después de ser violada, se suicidó como un acto de resistencia y sacrificio, un evento que marcó la transición de la monarquía a la República.

La Colección de Arte de la DPH se caracteriza por su diversidad y crecimiento continuo, integrando tanto piezas históricas como adquisiciones recientes. Estas incorporaciones responden a la programación cultural de la sala, los ciclos dedicados a la fotografía y al arte en la naturaleza, y las Convocatorias de Creación e Investigación Artística Ramón Acín y Antonio Saura.

La exposición podrá visitarse en los siguientes horarios: de martes a viernes de 18:00 a 21:00 horas y sábados, domingos y festivos de 12:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 horas. 

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