El "librillo" del cura Cabrero, aclamado en su presentación en Huesca: ¿Cómo no te voy a querer?

La presentación del libro escrito por José Antonio Adell llena la Iglesia de San Francisco de Asís de la que ahora es párroco un sacerdote que marca una época en la provincia de Huesca

26 de Noviembre de 2023
Presentación del libro del cura Cabrero en su parroquia en Huesca

Una expresión muy de don Ángel Pérez Pueyo, obispo adorable de Barbastro-Monzón, asoma al cerebro de este escribiente desde la tarde-noche del viernes, en que José Antonio Adell y José María Cabrero Bastaras presentaron el libro "Vivencias y amores de un cura de pueblo. Elogio del Somontano y del Sobrarbe" en la Parroquia de San Francisco de Asís de Huesca. La frase del prelado, que demuestra su magnanimidad pastoral y ética, es: ¿Cómo no te voy a querer? Bien podría cambiar la interrogación retórica por la exclamación: ¡Cómo no te voy a querer!

Es el sentido, el espíritu de los que, desde su presentación el 29 de julio, han acompañado el periplo literario de puestas de largo de la obra en Alquézar y en Siétamo -que también nombró al mosén hijo adoptivo-. Han sido un buen puñado los feligreses suyos y los amigos que han estado en cada una de ellas, como si fuera una cita ineludible, de esas que paran el mundo para montarse en marcha cuando suceden. ¿Qué tipo de fenómeno explica los "milagros" terrenales que ha propiciado el religioso sitamino?

Quien mejor lo explica en la introducción es el autor, José Antonio Adell: "Para los creyentes, José María Cabrero es un párroco humilde, servicial, de buen humor, que tiene muy clara su vocación sacerdotal y su vivencia con las personas de nuestros pueblos, por los que se ha preocupado entregando lo mejor de su vida por ellos".

Para los no creyentes, agrega el prolífico escritor, investigador y maestro, "es un hombre ejemplar, respetuoso con las diferentes creencias e ideologías, sensato, prudente y que siempre está dispuesto a ayudar en aquello en que pueda ser necesario".

Esta universalidad, no geográfica pero sí sentimental en nuestro pequeño cosmos oscense, revela el misterio de la repetición como espectadores de un buen puñado de discípulos suyos en O'Mullón en Alquézar -uno de los últimos actos públicos del añorado Macario Olivera-, en Siétamo y ahora en la Parroquia en la que despliega su palabra en prosa o en jota, destino que causó enfado a sus feligreses de toda una vida que jamás querían desprenderse de su cura. Son reincidentes Mariano Altemir, alcalde que fue 32 años de Alquézar y amigo del cura, su sucesora Ana Blasco o Ignacio Almudévar, entre otros.

Las presentaciones de "José María Cabrero Bastaras. Vivencias y amores de un cura de pueblo. Elogio del Somontano y del Sobrarbe" no se atienen a las normas al uso. Como ambos son "maestrillos", tienen su propio "librillo". A la proyección comentada de ilustraciones de toda una vida por José Antonio Adell replica ora el propio sacerdote, ora Ignacio Almudévar que asalta el micrófono con el impetuoso amor que siente por el mosén, ora en la previa Mariano Altemir ("Cabrero es una persona de las que no te dejan indiferente y que poco a poco te convence y te llega a lo más profundo de tu corazón".

Cabrero explica el sentido de la foto de la portada, cuya autoría corresponde a María Gloria Sas Sabás, que refleja una imagen suya en la punta de Arba, a 1.500 metros, en una celebración de Santa María de Dulcis: "Un sacerdote, la Cruz de la Eucaristía y una mariposa. Como soy profesor de Biología, debió decir: este es sacerdote, es buena persona y no me hará nada. Se posó en la consagración y, cuando se eleva el Cáliz, la mariposa subía y bajaba. Y el Padrenuestro lo rezamos juntos, el Padrenuestro es de todos, también de los animalitos".

La conversación fluye, si acaso ambientada por risas y aplausos. Tras los prólogos de Altemir y del obispo de Huesca -hoy administrador apostólico, Julián Ruiz Martorell-, emerge la personalidad polifacética de José María Cabrero desde que era jugador del Siétamo, "y metía muchos goles. En un pueblo, decían: ¡tened cuidado porque, cuando chuta el cura...!", relata José Antonio Adell. Cabrero, seguidor del Athletic de Bilbao como segundo club en su predilección (el de su pueblo siempre es el primero), es muy futbolero. De hecho, recuerda sus partidos con "guardapolvo" en el Seminario cuando se enfrentaban a los de Barbastro, :"perfectamente uniformados". Y los que jugaba en Roma (pedazo de foto con Pablo VI y la chanza de Adell: ¿Quién es ese de blanco que está al lado de Cabrero?) con motivo de sus estudios de Teología, "yo digo que fui internacional hasta 44 veces", sostiene entre risas al explicar los encuentros contra equipos de curas de otros países en la capital italiana.

Y ahí que iban en la narración  la ordenación sacerdotal presidida por el administrador apostólico Jaime Flores, los primeros destinos en Bolea y La Sotonera, y sus estudios de Biología en Barcelona, que le permitieron ser profesor de Ciencias Naturales incluso en Medicina, "me vino bien porque una alumna luego me operó de la nariz". De finales de los setenta data su instalación en las parroquias del Somontano y de este siglo la asunción de más responsabilidades en el Arciprestazgo Somontano-Sobrarbe.

De los retazos de vida con sus concepciones existenciales, con la jota y los pregones de fiesta, a la enumeración de los pueblos a los que ha servido, del patrimonio que ha recuperado. Servir y ayudar, los dos verbos que conforman su hoja terrenal, la que demanda que, al final del libro, como reflejo de su reputación merecidamente ganada, sean otros los que escriban de él, desde alcaldes a perioditas, a las profesionales del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón o a amigos como Ignacio Almudévar o Antonio y Elena, de casa Valeta de Radiquero.

Testimonios incompletos en la casa del Señor y de San Francisco de Asís porque el escribiente ha de dirigirse a su destino próximo en esa noche de viernes, El Alcoraz, con la cierta rabia por no poder disfrutar de una presentación de un libro que es toda una revelación de la inmensa dimensión del Cura Cabrero. Uno de esos seres humanos indispensables y trascendentales junto a un escritor, José Antonio, imprescindible para proyectar lo que fueron nuestros pueblos y nuestras gentes. ¡Cómo no os voy a querer! 

 

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