Lorenzo Caudevilla ha presentado en Santos Ochoa "Una obra maestra" (Dolmen Editorial), su segundo cómic y el de mayor volumen cuantitativo y cualitativo, en el que ha volcado toda la creatividad de la que no es capaz la IA, su avidez lectora del género y su curiosidad para componer una obra con sentido dentro de la convergencia de relatos y personajes creados entre Juan Carlos Ortega y él mismo, una historia de historias a cuatro manos
El diseñador gráfico y creador de contenidos para videojuegos Lorenzo Caudevilla ha presentado "Una obra maestra" con Luis Lles, técnico cultural, quien ha recordado sus avatares profesionales y su primer cómic, "La vida interior", que trataba del confinamiento y que, como asegura el autor, "eran convivencias de estar en casa. Sí, era yo".
Lles ha asegurado que el segundo es una "auténtica obra maestra, ya para empezar por la portada que es realmente magnífica en la que ha depurado su estilo. Te has lucido". Ha estimado Lorenzo que lo ha "podido hacer con más calma. En "La vida interior", todos los días iba haciendo y los publicaba todos los días en las redes sociales, con lo cual, aunque el dibujo no estaba mal, lo hacía muy rápido. He estado dos años haciendo esto".
La conversación ha ido fluyendo vertiginosamente. "Tiene un dibujo con mucha relación con el cómic underground, con Cramb y toda esta gente. Tiene mucho que ver en la portada y dentro", ha afirmado Lles.
En primer lugar, Lorenzo Caudevilla ha explicado su relación con Juan Carlos Ortega que ha concluido en este cómic basado en textos del presentador, cómico, humorista, monologuista... "Juan Carlos tiene dos profes de cuando iba al cole que son de Huesca y que son familia nuestra. Cuando leyeron La Vida Interior pensaron que le iba a gustar y se lo hicieron llegar. Le gustó mucho y se interesó. Le dieron el contacto y dio la casualidad de que ese mes actuaba en el Olimpia. En el prólogo pone que le asalté a la salida del Olimpia y sí fue un atraco, pero estaba pactado. Estuvimos hablando, nos caímos bien y, como yo sabía que escribía, él escribe una radio que no son como los sketches de la radio. Tienen un poco de moraleja y, aunque tiene su humor absurdo, son como consejos para su hijo. Le pregunté si tenía algún relato porque quería hacer un cómic grande y me pasó un montón de relatos. Todos eran fenomenales pero de una página, no me daban para hacer una historia. Entonces, lo que hice fue montar una historia que es medio suya, medio mía".
Así preparó el conjunto. "La historia más grande está basada en el que más me gustó y lo otro está hecho con trozos de uno, un personaje que salía en otro... Me costó un huevo. Yo le iba enseñando todos mis avances, porque la historia es muy rara, visualmente cambia de estilos, de ritmos, hay cosas serias y tontas y mi reto era que eso se leyera bien y a él le pareciera bien, porque estaba cambiando tanto su asunto que, si hacía que él no quería y sale su nombre en la portada, es un detalle que lo sepa. Me iba dando el visto bueno". Replicaba Luis Lles que "le ha gustado muchísimo a Juan Carlos Ortega porque te dedica unos piropos tremendos en la introducción".
Asegura Lorenzo que Ortega ha acabado satisfecho porque "ha salido una cosa nueva de algo suyo". "Yo le iba diciendo cuándo me inventaba un personaje y algún consejillo sí me dio. Por ejemplo Jacinto tenía apellido y me dijo que mejor que no. Era Jacinto Elegante y me dijo: no te hagas el gracioso. Dije: si lleva haciendo humor 25 años, algo sabrá".
Con mucho humor, Lorenzo Caudevilla lindaba entre el espóiler y las interpretaciones. Como Jacinto, "yo un poco obseso sí que soy, pero él desprecia al resto de escritores, lectores, es un vago y yo no lo soy. Tiene todos los defectos que se pueden tener y yo alguno puedo tener". A otro personaje su padre le llama en su nacimiento Don Francisco para que le respeten, "quizás porque no confiaba", pero lo ha creado él.
Sí incorporó algo que tiene en su trabajo todos los días, la Inteligencia Artificial. "Para trabajos mecánicos, que en el dibujo o en alguna ilustración los hay, le das un arbolito y te lo multiplica con veinticinco muy parecidos, te ahorra mucho trabajo, pero para los artistas disfrutamos el proceso y esto se salta lo que me parece más iinteresante. Guillermo del Toro dice que las sillas hacen salvapantallas muy bonitos. Son dibujos perfectos, supongo que irán avanzando. Para mi trabajo en los videojuegos por supuesto que sí, porque para dibujar botones o pantallas sí, pero para cosas con personalidad como un cómic, no, porque la gente precisamente busca una mano, un estilo, un fallo".
De hecho, Lorenzo Caudevilla explica la percepción de Juan Carlos Ortega sobre la IA, que "nos está haciendo cuestionarnos qué es la creatividad, porque decimos que es algo creativo algo que sí que es verdad que sale de la nada pero a partir de todas las imágenes. Si a la gente le gusta y le parece bien igual es que no tenemos una idea correcta".
Explicaba Luis Lles que por "Una obra maestra" transitan Tintín y Milú, Forges, el Groucho de Grouñidos en el Desierto de Ventura y Nieto, El Roto, Schulz ("es precioso el trato que haces al creador de Charlie Brown y Snoopy") "demostrando tu versatilidad". El autor reconoce que "quería hacer algo así ya antes de empezar el cómic. Me vino bien lo de los relatos independientes para empezar historias. Tiene un recuerdo, lo hago con otro estilo. Quería que pasaras de página y pareciera que lo había hecho otro. Lo que me daba miedo es que fuera una ensalada de estilos y no tuviese ritmo, pero todo el mundo dice que se lee casi de tirón".
"Son favoritos, pero tengo más favoritos. Es que leo mogollón, a todos les saco algo", ha concluido Lorenzo Caudevilla en una presentación-charla de un enorme dinamismo.