Las obras de Lucio Gat han sido siempre la encarnación de las sensaciones que ha experimentado en cada momento, testigos de lo que ha sentido y de lo que ha vivido, y una síntesis de esa pulsión creativa queda reflejada en su exposición "Nada que ver", que se ha inaugurado este viernes en la Nave 1 del Centro Cultural Manuel Benito Moliner, y se podrá contemplar hasta el 10 de noviembre.
Gat reconoce cómo le ha marcado su contexto geográfico, social y personal en su producción artística, que en la sala abarca desde 1996 a la actualidad.
En su obra más reciente, el artista se ve influenciado por "la situación global mundial y la situación que hay en España", y expresa su inquietud por el resurgimiento de ideologías que "están volviendo y dan mucho miedo".
"Hablamos del fascismo -prosigue-, ideas que se están vendiendo ahora con una etiqueta como muy atractiva, que engancha a mucha juventud, pero en el fondo es el mismo horror, con distinto envoltorio. En algunas obras he querido resaltar eso".
"Vamos viendo una época muy incierta y, de alguna manera, quiero dejar huella en una especie de mundo que se está desmoronando. No quisiera que fuera así, pero, por lo menos, si revienta esto, que estas obras estén flotando por el universo y alguien algún día las verá".
Algunas de las obras que forman parte de la exposición no han visto la luz pública nunca, pero el autor estima que tampoco habían perdido su valor y, por ello, tenían derecho a que el público las pudiera ver, junto a las nuevas que ha realizado.
Su intención en esta exposición, precisamente, es mostrar esa variedad de estilos y sensaciones. "Quería hacer algo que tuviera joyitas, perlitas diferentes, para que la gente no vea algo monolítico," señala.
Para Lucio Gat, es importante que su obra no se perciba como una única idea repetida en toda la sala. Además, comenta que le gusta incluir humor en su trabajo y no se corta a la hora de "dibujar monigotes o cosas de este tipo".
Se puede advertir el cambio en su proceso de creación, sobre todo ahora que utiliza herramientas digitales. "Trabajo ahora con iPad Pro, en digital, porque tengo un problema de la vista que me impide hacer las cosas de manera manual", explica. Este giro en su técnica se refleja en la evolución de su estilo, desde lo que describe como "algo absolutamente surrealista," cuando vivía en Madrid, su ciudad natal, a algo completamente diferente.
"Lo que más me gusta en el mundo es mancharme las manos y pintar en papel y lienzo," reconoce, pero puntualiza que si no fuera por el arte digital no podría hacer nada y todo perdería el sentido.
EMIGRANTE DEL AMOR
Lucio Gat nació en Madrid, como cuenta él, en el hospital de La Paz, "el mismo donde murió Franco," en 1969, y se crió en Móstoles: "En los 80 se le llamaba el más allá. Era una ciudad dormitorio. Durante la semana no había nadie, era una ciudad enorme, abandonada, donde la mayoría de la gente tenía que salir fuera a trabajar." Recuerda el ambiente de esa época, un lugar donde pululaban macarras y bandas: "Yo me he criado un poco en ese ambiente, en el de estar al tanto de por dónde ibas o no ibas".
Reside en Huesca desde 2014 y se declara un "emigrante del amor", ya que se instaló en la ciudad siguiendo a su pareja, Isabel: "Realmente considero que mi patria es ella -afirma-, donde esté ella estaré yo".
DEDICADO A JAVI HERNÁNDEZ
Uno de los cuadros de la exposición está dedicado a Javi Hernández, el genial dibujante argentino con el que Lucio Gat tenía una especial relación. "Hay gente que no está aquí porque está de viaje o no ha podido venir -ha comentado refiriéndose a la inauguración-. Luego está la gente que no está, pero que sé que está. Y uno de los que están ahora mismo aquí es Javi Hernández, mi hermano".
El acto celebrado este viernes ha contado con la presencia de Raquel Sobrino y Noa Ballesteros, que han interpretado varias piezas con la viola y el violín. También ha puesto música a la tarde Jaime Trillo, sobrino de Lucio, que ha cantado y tocado la guitarra, y la concejala de Cultura, Sonia Latre, ha dado la bienvenida a los asistentes, acompañada por la técnico del área, Pilar Barrio.
"Quería que él estuviera aquí -ha recalcado Lucio-, porque él, cuando estaba en vida, hizo una exposición en la otra Nave y tenía la ilusión de hacerla en ésta. Quiero, de alguna manera, reivindicar su figura con una de mis obras, decir: Javi, estás aquí. Javi Hernández, uno de los mejores dibujantes que ha tenido este país.'"