"Nos ha gustado viajar desde el principio de los tiempos y hoy en día seguimos queriendo hacer grandes viajes, como ir a la Luna o a Marte. Gracias a ese deseo, la humanidad ha conseguido grandes hazañas". Y a este anhelo ha dedicado Luis Zueco su última novela El mapa de un mundo nuevo, que ha presentado este martes en la librería Santos Ochoa de Huesca, ante un nutrido grupo de seguidores.
La obra cierra la bilogía Un mundo nuevo, que comenzó en 2023 con El tablero de la reina. Mientras que la primera novela trata sobre el ascenso al poder de Isabel la Católica y los orígenes del ajedrez moderno, esta segunda parte, publicada por Ediciones B en 2024, explora el final de su reinado y el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. La propietaria de la librería, Arancha Martínez, ha presentado al autor y ha realizado un breve análisis del libro.
Luis Zueco ha explicado que entre las historias de ambas novelas transcurren 20 años. En la primera, Isabel la Católica es una joven en busca de su lugar y, en la segunda, una madre que piensa en el futuro de sus hijos. Este nuevo título surgió a partir de antiguos mapas del siglo XVI. "Me encontré con una frase en latín que decía Hic sunt dracones, que significa 'aquí hay dragones'", ha comentado. Esta expresión se usaba para señalar territorios desconocidos, donde no sabían qué podría haber. Zueco ha recordado que en la Edad Media, la gente creía en en criaturas como los unicornios, que también aparecen en la novela de manera simbólica.
"La novela es un homenaje a los viajes", ha afirmado Zueco, resaltando que en la época en que se desarrolla la historia, era "una verdadera aventura" que podía ser peligrosa, pero también una oportunidad para descubrir nuevos lugares, personas y aspectos de uno mismo. "Podía cambiarte la vida", ha asegurado.
El autor aragonés ha reflexionado sobre el carácter innato de los seres humanos por explorar lo desconocido. "Nos ha gustado viajar desde el principio de los tiempos y hoy en día seguimos queriendo hacer grandes viajes, como ir a la Luna o a Marte", ha comentado, y "gracias a ese deseo, la humanidad ha conseguido grandes hazañas".
DEL MEDIEVO A LA EDAD MODERNA
Fue una aventura de este tipo la que llevó a Colón a América en 1492 y efeméride con la que los libros de texto, por lo general, hacen coincidir el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, algo que Zueco ha considerado "bastante incorrecto", entre otras cosas porque el navegante pensaba que había alcanzado el continente asiático.
En otras partes de Europa, ha puntualizado, la fecha clave para el final del medievo es 1453, año en que cae Constantinopla y se inventa la imprenta. "Son dos hitos que probablemente tienen muchísima más importancia", y en el centro de Europa, el cambio se extiende hasta el 1500 o incluso el 1510, coincidiendo con la Reforma de la Iglesia.
"Es un proceso que dura años, entre 1450 y 1510, más o menos", ha defendido el escritor y ha resaltado que en este período "el mundo cambia por completo", se producen grandes reformas en la ciencia y el arte, el Renacimiento, el surgimiento del humanismo, la imprenta, una gran transformación religiosa, y, sobre todo, un cambio político decisivo.
Respecto a este último campo, se ha referido a la unión de dos coronas, las de Castilla y Aragón, un hecho que hasta entonces parecía imposible. "Unir a Castilla con Portugal era mucho más lógico, y Aragón tenía una visión más europeísta, italiana, francesa", ha explicado.
Finalmente, ha aclarado que la relevancia de este momento histórico no se centra tanto en lo que hacía Colón en el otro lado del mundo, sino lo que hacían en Europa los Reyes Católicos.
JUANA LA LOCA Y FELIPE EL HERMOSO
La trama comienza con un viaje histórico clave: el traslado de la infanta Juana, conocida después como Juana la Loca, desde Castilla hasta Flandes para casarse con Felipe. "Esta unión matrimonial es crucial para la política internacional", ha afirmado Zueco, explicando que no se trata solo de una boda, sino de una doble alianza.
Zueco ha explicado que Juana contraerá nupcias con Felipe y, en teoría, no debería volver nunca a Castilla, como era costumbre en la época. "Cuando una princesa se casaba, la intención era que jamás volviera", ha señalado. A su vez, la flota que transporta a Juana llevará de regreso a España a Margarita, hermana de Felipe, quien se casará con Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos y heredero del trono. Esta doble boda entre hermanos busca sellar una alianza irrompible, un paso más dentro de un intrincado sistema de alianzas con Inglaterra, Italia y Portugal.
"El objetivo principal es rodear a Francia y enfrentarse a ella", ha añadido Zueco. En esa época, el país galo era el poder dominante, "como hoy en día lo es Estados Unidos en proporción", y ningún reino podía enfrentarse a ella por separado. Sin embargo, la unión de varias coronas podía ofrecer una oportunidad de aislarla y, quizá, derrotarla.
Zueco ha destacado la magnitud del viaje de Juana. "Se preparó una flota tan impresionante que no había ningún barco en Castilla ni en Aragón que se considerara digno de llevar a la infanta", ha explicado. La importancia política de la boda era tal que se tuvieron que comprar barcos en Italia para que la flota pudiera llegar a Flandes con todo el esplendor que la ocasión merecía.
Al mismo tiempo que se organizaba este imponente viaje, Cristóbal Colón navegaba con tres pequeñas carabelas hacia lo que se pensaba que era América. El autor ha destacado que, en esa época, el comercio ya se había convertido en el factor clave de las decisiones políticas, al igual que ocurre hoy con los negocios.
"Lo que Colón intentaba no era descubrir nuevas tierras, sino abrir una ruta comercial muy rentable con China", ha aclarado. Los Reyes Católicos necesitaban financiación para sus ambiciones de expansión internacional, y esta solo podía venir del comercio con ese continente, donde se encontraban especias, porcelana, té y, lo más importante, oro.
"En la Península Ibérica no lo había y el comercio internacional se pagaba con oro", ha explicado Zueco. Con las rutas africanas rotas, solo podía provenir de Asia, lo que convertía en esencial la apertura de nuevas rutas comerciales hacia el Extremo Oriente. Este gran cambio económico y político es el contexto en el que se desarrolla la novela, centrada en dos protagonistas: Noa, un viajero y cartógrafo, y Mía, un personaje más pasional.
En el siglo XV, la Tierra se estimaba con un diámetro de unos 20.000 kilómetros, la mitad de su tamaño real. "Por eso, cuando se llega al Caribe, les cuesta entender que han llegado a un continente nuevo", ha explicado Zueco. Según la ciencia de la época, Europa y Asia no dejaban espacio para un nuevo mundo de la magnitud de América. A pesar de las evidencias físicas, como las desembocaduras de ríos enormes y las largas costas, los exploradores se resistían a aceptar que habían descubierto algo completamente nuevo.
Zueco ha invitado a los asistentes a ponerse en la mentalidad de la época. "Después de 2000 años diciéndote que el mundo es la mitad de lo que es hoy en día, es difícil imaginar otro escenario", ha subrayado. Como ejemplo, ha mencionado que, en el primer viaje de Colón, al llegar a Cuba, "se pensaba que era una península". Fue en el segundo viaje cuando se dieron cuenta de que Cuba era, de hecho, una isla.
En su novela, Zueco incluye un mapa que muestra la percepción errónea que se tenía del mundo. "Para ellos, Japón estaría más o menos donde hoy está Florida", ha comentado, destacando que nadie de esa época había estado en Japón o China, a pesar de que ya existían relatos antiguos como los de Marco Polo. "No sabían ni la forma de gobierno, ni quién mandaba en China", ha añadido, a pesar de que las rutas comerciales con el Lejano Oriente existían desde tiempos del Imperio Romano.
"Los mapas que usaban eran los de Ptolomeo", ha explicado Zueco, señalando que estos mapas, que habían sido perdidos, se habían recuperado parcialmente gracias a un libro procedente de Constantinopla. "Todo lo que conocían era el Mediterráneo, Europa, Oriente Próximo, y poco más", ha afirmado, y gran parte del mundo estaba aún por descubrir.
Este deseo de explorar lo desconocido es lo que motiva a los personajes de la novela. Además, ha recordado que, aunque la época estaba marcada por el inicio de la modernidad, "todavía creen en muchas cosas fantásticas", incluidos animales mitológicos.
"Los mapas eran considerados los auténticos tesoros"
En la novela El mapa de un mundo nuevo, Luis Zueco aborda la fascinante creencia de que los cuernos de unicornio eran reales y muy valorados en la época. Según Zueco, estos cuernos, que podían alcanzar un metro y medio de longitud, eran en realidad cuernos de narval, utilizados para hacer recipientes que, según se decía, neutralizaban venenos. Esta creencia generó una gran demanda entre la nobleza y la alta iglesia, ya que poseer un vaso de cuerno de unicornio se consideraba esencial para la seguridad personal en una época marcada por la violencia y las intrigas políticas.
Zueco señala que el contexto histórico del final del siglo XV era bélico, con numerosas guerras y tensiones entre reinos. La muerte de personajes como Felipe el Hermoso es retratada en la novela como un evento conveniente que evitó un conflicto potencialmente devastador entre Castilla y Aragón, lo que refuerza el ambiente de peligro e incertidumbre de la época.
Además, Zueco destaca que, en ese tiempo, "los mapas eran considerados los auténticos tesoros". No solo eran herramientas de navegación, sino que contenían valiosa información sobre descubrimientos de otros reinos. La novela ilustra cómo Portugal se posicionó estratégicamente para llegar a Asia, aprovechando la caída de Constantinopla y el colapso de las rutas comerciales tradicionales. A pesar de la complejidad de las exploraciones marítimas en África, donde muchos cartógrafos creían erróneamente que el continente estaba unido a la Antártida, la perseverancia de los exploradores portugueses permitió el hallazgo de nuevas rutas.
Zueco también menciona que cuando Colón regresó de su primer viaje, envió una carta anunciando su éxito. Esta comunicación fue crucial, dado que Colón había pasado 20 años tratando de convencer a los monarcas españoles de financiar su expedición. La novela pone de manifiesto cómo estos descubrimientos transformaron la comprensión del mundo en esa época y el papel fundamental que jugaron los mapas en la exploración y el comercio.
Colón, que recibió financiación principalmente de Luis de Santangel, un financiero valenciano, afronta dificultades en sus expediciones posteriores. Su primer viaje es exitoso, pero en el segundo y tercero, las cosas se complican. Regresa a España en su tercer viaje encarcelado y destituido, lo que provoca desconfianza en muchos sobre su capacidad como explorador. Sin embargo, Isabel sigue apoyándolo, aunque muchos se cuestionan su confianza en un personaje cuya reputación está en entredicho.
La historia se complica aún más con las tragedias familiares de los Reyes Católicos, como la muerte de su hija Juana y de su hijo Juan, lo que crea incertidumbre sobre la sucesión en las coronas de Castilla y Aragón. Este contexto tenso se entrelaza con el gran proyecto de Isabel y Fernando de unir sus coronas, lo que se ve amenazado por el matrimonio de su hija Juana con Felipe el Hermoso, un príncipe ambicioso que podría ser visto como una influencia extranjera.
DOCUMENTACIÓN
Zueco también destaca el impacto de este periodo de exploración y descubrimientos en el mundo, marcando el inicio de una globalización temprana. La novela refleja el cambio radical en la percepción del mundo entre el reinado de Isabel y su muerte en 1504. La importancia de la documentación histórica es fundamental para el autor, quien se sumergió en investigaciones y viajes a lugares como Florencia y los Países Bajos para capturar la esencia de la época y la vida cotidiana, como el comercio de tejidos y su simbología.
En la novela El mapa de un mundo nuevo, se explora el simbolismo de los colores y cómo estos pueden evocar recuerdos sensoriales. Por ejemplo, la narrativa menciona que, a menudo, las prendas de los nobles en Florencia tenían olores desagradables, a pesar de su riqueza. Este problema se debía al uso de pieles costosas, que, aunque elegantes, generaban malos olores. Las altas clases sociales recurrían a esferas de orfebrería que contenían fragancias para disimular. Una de las soluciones más intrigantes es el uso del ámbar gris, un material altamente valorado que se extraía de los excrementos de ballena.
Además, Zueco menciona el tinte púrpura de los emperadores, considerado el más caro del mundo en la antigüedad, que se hacía a partir de un pequeño molusco del cual se había agotado su población.
Luis Zueco explica que, para que los lectores imaginemos la época, la documentación que estudia y lee solo se utiliza en un 5% de lo que encuentra. Sin embargo, sabe cuándo y cómo emplear esos elementos en la narrativa. Por ejemplo, en Florencia, visualiza una ciudad llena de luz, representativa del Renacimiento, la época más hermosa de la ciudad. Sin embargo, también hay aspectos oscuros; cuando uno de los protagonistas llega, se encuentra con una hoguera en la que Botticelli quema sus propios cuadros, un pasaje histórico real que muestra que no todo fue fácil en Florencia.
Luis Zueco señala que la labor de documentación es complicada, y lo más difícil es decidir qué elementos incorporar a la trama. En este sentido, se muestra satisfecho, ya que cree que ha logrado mantener un ritmo dinámico en la novela, que fluye rápidamente y mantiene el interés del lector.