Si la noche fue realmente emocionante para Luz Gabás, cuando su nombre sonó como el de la ganadora del Premio Planeta de 2022, la jornada de este domingo ha resultado "intensa, intensa, intensa". Se acostó a las cinco de la mañana, después de responder hasta las tres a varias entrevistas, y hoy se ha levantado a las ocho para seguir atendiendo a los medios de comunicación. Calcula que habrá hablado con treinta o cuarenta periodistas.
No ha tenido tiempo de leer los cuatrocientos o quinientos wasaps que ha recibido; tendrán que esperar, como mínimo, a mañana. Algo le va contando la gente que tiene más próxima, como su hermana Mar, algún mensaje y la alegría que se advierte en las redes sociales. "Sé que mi familia y mis amigos están todos enloquecidos, que ha sido una alegría muy grande en Benasque, en Monzón y en Cerler. Es una alegría muy compartida y esas vibraciones las estoy recibiendo. Es muy emocionante, muy fuerte, un subidón".
Luz Gabás seguía esta tarde flotando sobre una gran nube, porque el premio es "un lujo y una alegría" y porque ya tendrá tiempo de regresar a casa y poner los pies en la tierra. "Y de celebrarlo con mi familia, que somos muy celebrones", se ríe.
La montisonense ha hecho realidad un viejo sueño con la obra Lejos de Luisiana, una historia de amor entre un indio y una súbdita francesa a finales del siglo XVIII durante la colonización del futuro estado americano de Luisiana, que el jurado calificó de "epopeya" de la conquista de este territorio en el que se mezclan los intereses coloniales de potencias las europeas con la historia que viven los protagonistas.
Luz Gabás se enteró por la prensa de que, entre más de 800 aspirantes, había sido seleccionada como una de las nueve finalistas del Premio Planeta. Cuando este sábado escuchó su nombre, asegura que experimentó una "sensación de irrealidad y, sobre todo, muchos nervios". Después, la incredulidad dio paso a una enorme alegría y un no parar de sonreír, en medio del baño de cariño que muchos compañeros escritores le brindaron. "Eso es, sobre todo, lo que me ha quedado de ayer, esas lágrimas de alegría de todo el mundo nunca las olvidaré", asegura.
Antes, cenó algo, casi sin hambre, lo que pudo, no fuera "que pasara algo" y el cuerpo no aguantara. Y salió a recoger el galardón con todo el aplomo del que fue capaz, resistiendo el desafío de los nervios. "Recuerdo que pensaba que tenía que hacerlo bien, porque me estaban viendo mis seres cercanos, mi familia, las personas a las que les dediqué el premio. Así que pensé: respira, concéntrate, habla despacio, porque yo me conozco, que tiendo al caos. Y mi cabeza me iba dando órdenes: ahora tienes que dar las gracias, ahora habla un poco de la novela... Lo curioso es que luego no me acordaba de qué es lo que había dicho y lo tuve que ver".
Todavía escucha la voz de Eslava Galán, un peso pesado de la novela histórica y miembro del jurado del Premio Planeta, refiriéndose a su novela. "La verdad es que me alegré mucho de oír de su boca que había disfrutado muchísimo que la novela. Además, dijo que era una epopeya y habló del rigor histórico y de cómo había fusionado la historia con la ficción y con la acción".
La autora de Palmeras en la nieve (2012) comenzó a pensar en este libro, a partir de un relato que escribió sobre el papel de España en la Guerra de Independencia norteamericana. "Empecé a tirar del hilo y me enamoré del momento, de la época, de los 40 años en los que España poseyó el territorio de Luisiana. Por un lado estaban los nativos, europeos de distintas nacionalidades, los esclavos africanos, las mujeres de las familias criollas con sus costumbres, bueno, un crisol de cultura, de gente, de idiomas, de comida. Y, encima, ese territorio tan variado era español. Tenía ahí la historia y, además, una historia tan desconocida. Aquí tengo tengo un diamante, pensé, y me puse a documentarme, a tomar notas y a armarlo todo", explica.
Además del prestigio literario que le otorga el galardón, Luz Gabás recibirá un premio de un millón de euros. "Si Hacienda se queda mucho, al menos que sea Hacienda de Huesca -bromea-. Las verdad es que en el dinero no he tenido tiempo de pensar, pero ahí están hacienda, hipoteca, hijos. Y, además, el dinero para mí es tiempo y tranquilidad, porque estos proyectos grandes cuestan tres o cuatro años y nosotros somos autónomos, así que dispongo de tiempo para un siguiente proyecto".
Ahora le aguarda la promoción, que será otra locura más, especialmente durante los primeros días. En cualquier caso, a eso ya está acostumbrada. "Además -apunta-, es algo finito. Luego volveré a mi casa a escribir, a descansar o a lo que toque en ese momento". Mientras, desea que los lectores "disfruten muchísimo" de su nueva novela. "Mi sueño es ahora que, cuando salga, la gente la lea, aprenda, se entretenga y se conmueva".