María Jesús Luna: "Los pacifistas somos los realistas, prefiero ser buenista que malista"

La profesora robresina del Seminario de Investigación para la Paz explica las oportunidades de una "educación para la paz, que es educación para la vida"

21 de Septiembre de 2024
María Jesús Luna, mediadora y miembro del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza

Especialistas del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza han abordado los días 18 y 19 de septiembre en el Centro Cultural palacio Villahermosa de la Fundación Ibercaja, sede oscense de Universidad Internacional Menéndez Pelayo, los desafíos de la cultura de la paz. Reconciliación, el multilateralismo y los procesos de paz en conflictos armados, el diálogo interreligioso, la aportación de las mujeres a la construcción de la paz, la mediación educativa y la educación para la paz han sido abordados por Jesús María Alemany, Carmen Magallón, María Jesús Luna y Javier Jiménez Olmos.

La robresina María Jesús Luna ha sido más de veinte años profesora y promotora de la mediación educativa, que enriqueció en su experiencia en Nicaragua y ha completado con su integración en el Seminario. Luna afirma que "los conflictos no son el problema, sino que se manifiesten con violencia".

La mediadora se ha referido a dos elementos relevantes para la "convivencia y educación para la paz, que es educación para la vida". Por un lado, la sociedad fracturada por distintas brechas que nos separan y marcan la diferencia: "De la sociedad estancada e insegura a la de las oportunidades. No se suelen encontrar. Es una sociedad con burbujas que no se encuentra" y que deriva en fenómenos como la aporofobia que invisibiliza a los pobres.

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Ahí surgen las brechas, por un lado una intergeneracional con perspectiva económica derivada de que hay pensionistas con más ingresos que los jóvenes, que no se encuentran en espacios físicos, en el social y en el familiar. Por otro, la de la inmigración con una población migrante que es "chivo expiatorio sin tener en cuenta sus derechos ni las aportaciones a nuestra sociedad". Una tercera de género, donde hay un retroceso porque los logros retroceden. Y, finalmente, otras como la de empleo y la territorial.

El segundo elemento es la polarización, "que es un problema importante y con consecuencias de intolerancia, la cultura de la cancelación, un clima que acentúa los miedos. Se construye la imagen del enemigo atribuyéndole conductas y el envilecimiento de la víctima".

CONVIVENCIA EDUCATIVA

María Jesús Luna se ha adentrado en los retos de la convivencia en el mundo educativo partiendo de que no hace falta una generalización, sino que "un conflicto es suficiente". Ha aludido a las peleas física y verbal, el aislamiento, el ataque a las propiedades, vandalismo entre grupos, en actividades deportivos, trabajos grupales, un alumnado disruptivo que es agotador, conflictos interculturales y redes sociales que son una novedad.

Ha aducido que el acoso escolar, el bullying, no es un fenómeno de estos tiempos. "Recuerdo a compañeras a las que no tratábamos bien". La consecuencia de este panorama es un incremento del alumnado "fragilizado, la inseguridad para la vida, el sufrimiento por el conflicto físico". 

En todo caso, ha incidido en que en el sistema educativo se resuelven todos los conflictos. "Por suerte, la mayor parte hablando, negociando, cediendo, buscando una solución creativa,  pero a veces no salen bien y se convierten en recurrentes, con problemas para la convivencia porque están 5 o 6 horas juntos. Afectan a la tarea, al clima, al malestar, sufrimiento y heridas que se prolongan mucho tiempo, con capacidad de afectar al conflicto de la vida".

El abordaje de conflictos mayores o menores depende de las culturas. Ha recordado que en Nicaragua nunca se dice no, sino "cómo no". "Hay quien usa violencia, quien busca ayudas de terceros... Otros que buscan la polémica como en los realitys, discuten como ven en la tele. Los medios aportan visibilidad pero también tergiversación y sensacionalismo".

La profesora Luna, a costa de parecer ingenua, se define partidaria de "ser buenista a ser malista. La buena noticia es que los seres humanos somos capaces de hacer las paces", como explica el filósofo Vicente Martínez Guzmán aduciendo que hemos hecho las paces a lo largo de la historia".

Ha sentado su posición: "Los pacifistas somos los realistas. Hacemos las paces" aunque exista el ser violento, egoísta e insolidario. Una dicotomía entre "el hombre es un lobo para el hombre" de Hobbes y la idea de que los hombres somos buenos por naturaleza. Ha recordado los comportamientos dignos del ser humano en los bombardeos de Londres en la Segunda Guerra Mundial o la reacción de "valor, caridad y solidaridad" tras el 11S o el huracán Katrina, aunque en ls noticias salgan "los actos de pillaje". Y parafraseado a Bergman en su concepto de que la cooperación y el altruismo es el motor de desarrollo".

Por el contrario, el ejercicio de la "violencia nos rompe y traumatiza, nos quiebra como humanos. La civilización no es una membrana, sino un callo que se endurece ante la diversidad". "Tenemos las herramientas, los medios, las instituciones y las personas para hacer las paces. Es un caudal, un acervo enorme de herramientas para buscar la paz".

Trasladado al mundo educativo, ha analizado los roles, los liderazgos, el sentimiento de pertenencia, la vida grupal y las dinámicas. Y ha detallado dos herramientas: la sensibilidad al conflicto y la acción sin daños. Analizar los impactos negativos que podemos propiciar e incluso involuntariamente, como el profesor gracioso, y maximizar los positivos. En segundo lugar, los conectores y los divisores en torno a la polarización. "La comunicación es una enorme herramienta y la no violenta da claves para la expresión de emociones". Ha concluido con el término de "provención", que es "prepararnos para cuando lleguen los conflictos de forma que nos pillen con mejores actitudes y competencias para dar pasos hacia diálogos improbables"