María Reig: "Si alguien confía y decide viajar en el tiempo conmigo, me gusta que pueda hacerlo relajado"

La joven novelista charla en Caja Rural con José Luis y Alejandro Corral sobre "Los mil nombres de la Libertad", su última narrativa histórica

18 de Octubre de 2022
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María Reig y sus personajes femeninos en Los mil nombres de la libertad

La joven escritora María Reig ha abierto los Martes de Otoño de la Fundación Caja Rural de Aragón en Huesca con una conversación sobre su última novela, "Los mil nombres de la Libertad", con sus homólogos José Luis y Alejandro Corral, donde han reflexionado sobre el valor de sacar a la luz una época tan poco relatada como la posterior a la guerra de la Independencia, mérito que ha dimensionado José Luis Corral. Previamente, José Antonio Artigas, director de la Fundación, ha explicado el atractivo de este formato de charla entre literatos para los amantes de la lectura.

"Los mil nombres de la Libertad" constituye un viaje con recovecos inesperados por la España del siglo XIX con personajes como los De Villalta, su hija Inés, el impetuoso Modesto Andújar y el pendencieron Alonso Guzmán, con el dibujo de ambientes sórdidos y de palacios, de sociedades secretos, de amoríos, de terrores y de aventuras. Es la tercera obra de la escritora barcelonesa afincada en Madrid tras "Papel y Tinta" y "Una promesa de juventud".

De formación académica periodística, su pulsión cambió de tercio de la efímera información a la trascendencia en el tiempo. "Empecé a trabajar con Papel y Tinta en 2015 con el punto de partida de la documentación. Tenía 23 años. Había hecho la carrera de Periodismo y un máster en Comunicación. Quizás, a lo mejor, me gustaba y disfruté muchísimo de la carrera. Pero el amor por la historia quería contrarrestar esa inmediatez, explorar algo más a largo plazo, que me permitiera la documentación más sosegada con la novela y la histórica en concreto. Mi amor por la historia me hizo combinar el amor por la escritura y esa dosis de realidad que buscamos las personas en esa parte del periodismo y mirar hacia el pasado que siempre me ha fascinado".

artigas
José Antonio Artigas, Alejandro Corral y María Reig

Su irrupción en la literatura, con apenas veintitrés años, estuvo rodeada de unas circunstancias fascinantes cuya divulgación le ha inquirido Alejandro Corral. María Reig se explaya en aquella peripecia de un micromecenazgo (o "crowdfounding" en anglicismo) tras haber preparado todo un plan de comunicación y marketing. La respuesta fue increíble. "Siempre lo digo. Fue una lección de generosidad. No sólo por el punto inicial, cuando digo que quiero publicar y ésta es mi historia, que tampoco habían podido leer la novela. Intenté transmitir las líneas generales de lo que había escrito a través del video de la página que colgué en el proyecto, y de las recompensas. Pero una cosa es tratar de animar con que te vaya muy bien el proyecto, y otra cosa es aportar tu dinero. Y el hecho de tener ese apoyo inicial y después cuando apareció Suma de Letras y decidieron publicarme, ofrecer la posibilidad de recuperar el dinero y que me dijeran no, que queremos quedarnos contigo y te apoyamos, me dio la posibilidad de financiar un informe de lectura que había contratado, una corrección, poder hacer la página web que hoy en día tengo... Ha sido como una doble acción de generosidad. Es algo que voy a tener siempre muy presente, que me acompañaron, confiaron en mi proyecto y decidieron ir conmigo de la mano para empezar esta carrera de escritora".

Precisamente, en las palabras sosegadas y tejidas de "Los mil nombres de la Libertad" hay un punto de humanismo que se traslada a la concepción de sus protagonistas. "Construyo mucho las historias a través de los personajes. Intento que se empapen de la documentación, de todo lo que voy leyendo y de todo lo que voy observando de cómo es el ser humano, y todas las conclusiones que voy sacando conforme voy creciendo y madurando e intentando entender el mundo. Intento que todo esto vaya permeando en los bocetos que hago de los personajes. Y para mí es muy importante algo que hago antes de ponerme a escribir, que es ir haciendo los bocetos de los personajes, saber cuáles son las líneas maestras, cómo son no tanto físicamente porque no incido mucho en los rasgos físicos, pero sí incido mucho en la psicología de los personajes, el móvil de cada uno, cuáles son sus intenciones, cuál es su recorrido en las páginas. Disfruto mucho configurándolos".

Mima los detalles para que no quede puntada sin hilo, aunque huye de la exageración en las descripciones. "Los escenarios son otros de los elementos que me gusta trabajar con la documentación y a la hora de escribir. Solamente tiene sentido que aparezca un escenario si procede, por lo que tiene que contar ese personaje. La época es otro de los pilares, todo se sostiene en la época que he escogido, he puesto el foco en ese periodo que me apetece explorar, pero los personajes son llaves a determinados espacios en ese mundo, escenarios, situciones. Me gusta jugar con ellos y saber lo que tengo entre manos para saber hacia dónde me puedo mover y qué puertas puedes abrir para irlas mostrando. Los personajes son una de mis anclas a la hora de construir una novela".

Le pregunto si el lenguaje tiene esa virtud trinitaria de ser herramienta, arma y juego didáctico, a elección del que lo esgrime. "El lenguaje nos ofrece tantas posibilidades... Acabas de dar tres alternativas, tres caminos. Las considero, cuando estoy trabajando en una novela, como una herramienta, combinarlas, jugar con ellas, con los contrastes, con los dobles significados. Es de lo que más disfruto y para todos los que escribimos las palabras son nuestros ladrillos con los que vamos construyendo los textos que nos llevan por determinados itinerarios o nos generan imágenes o sensaciones. A través de las palabras se puede aprender y transmitir muchísimo. En el caso de la novela histórica, ese papel divulgador de cómo conjugar las palabras y cómo acercarlo y transmitir ideas, y generar intereses en el lector demuestra que es muy poderoso lo que tiene el lenguaje y las palabras".

"Las palabras son nuestros ladrillos con los que vamos construyendo los textos que nos llevan por itinerarios o nos generan imágenes o sensaciones"

María Reig tira permanentemente de rigor. Ha pergeñado durante más de dos años esta tercera novela, la de su consolidación y lanzamiento. Atiende sobremanera todos los vericuetos del argumento, de la trama. "Me obsesiono. Cuando estoy metida en el trazo de una novela, es constante estar reflexionando sobre las tramas, los personajes. Me gusta que no hagan aguas en ningún punto, que se sostenga. Una de mis obsesiones es no sacar nunca al lector de la lectura. Luego es verdad que a lo mejor no acaba de engancharle lo que escribes o no le gusta tu manera de contar, y se va a desenganchar incontrolablemente. Pero en la medida en que alguien confíe y decida viajar en el tiempo conmigo, me gusta que pueda hacerlo relajado y no esté diciendo: esto no me cuadra, esto no tiene sentido, es poco creíble. Intento ante todo jugar, como en Papel y Tinta. Me arriesgué más con la figura de Elisa Montero, que es la protagonista y todo lo que hace por poder escribir, que se viste de hombr.e Ahí fue más al límite de jugar con la fantasía, del cambio, del disfraz. En Los Mil Nombres de la Libertad he tomado la decisión de ceñirme, que todo sea muy realista, muy creíble".

Tiene su "típex" metafórico y no duda en enviar aquello que no le gusta a la papelera de reciclaje. "Intento ser crítica y que las primeras revisiones me las tengo que hacer yo. Me gusta ser exigente con lo que yo me pido a mí misma. Una de las cosas que cada vez tengo más claro es que da igual que haya escrito dos o tres párrafos que no funcionan o crees que no fluyen, yo opto por rehacerlos y no pasa nada. Se vuelve a construir porque no está funcionando. No tiene sentido mantenerlo porque sí. Esto es algo que se va aprendiendo porque soy muy perfeccionista. Al principio era: qué pena, borrar esto, pero al final, si no pasa mi filtro va a gustar a los demás. Por lo menos que pase mi filtro. Que esté pulido con mis herramientas y conocimientos, con ayuda de la editorial que hace las revisiones. Quiero ser honesta".

A sus treinta años, madurez pletórica. Reconoce que el hombre propone y, como Dios que dispone, el libro empieza a tomar caminos a veces ignotos para el autor. Es una tarea de doma continua. "Siempre intento ser muy fiel a la estructura inicial, toda esa documentación intento volcarla en un esqueleto de saber lo que quiero contar, dónde arranca, dónde acaba, cual es la trayectoria que quiero que sigan los personajes. Pero donde más se me suele ir de las manos de lo previamente diseñado son los personajes secundarios, que piensas que van a tener un papel menor en la trama, que quizás no van a tener tanto peso y después conforme te van acompañando encuentran su hueco, su camino, y es una sensación de que va sola la novela".

Al final, es el reinado del idioma, de las palabras, para las que reclama un respeto. "Es tan poderoso el lenguaje, tiene tantas funciones, es tan rico y nos puede aportar tanto que hay que cuidarlo entre todos para que pueda seguir cumpliendo su cometido y nos siga acompañando y brindando tanta practicidad, placer y belleza".

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