María Sánchez Puig, filóloga, traductora de ruso, francés, catalán y español, que prestó sus servicios a Mijail Gorbachov y lo hace cuando lo requieren a Vladimir Putin, participa este lunes en el II Foro Democracia y Totalitarismos organizado por el Instituto para el Conocimiento del Holocausto y los Totalitarismos en la Diputación Provincial. Una iniciativa "totalmente necesaria. Un testimonio directo vale su peso en oro", afirma la doctora. Se reúne en el vestíbulo del Hotel Pedro I con Consuelo Argüelles, el diplomático Dmitry Sokolov, Carlos Pérez (director general del IECHT) y varias conocidas.
Nació María Sánchez Puig en Jarkov, de padres españoles. Orientó su formación hacia la Filología Rusa y la Románica, de las que es licenciada. Doctora por la Universidad Complutense, doctora Honoris Causa por la Academia Rusa de Ciencias, recibió medalla de oro de la Asociación Internacional de Profesores de Lengua y Literatura Rusa. Es autora de más de una decena de libros (Guía del Verbo Ruso, Guía de la Cultura Rusa, Sinopsis de la lengua rusa, Sinopsis de la lengua rusa...) Toda una institución que, en coherencia con su ejercicio, piensa cada palabra, mide cada expresión, conduce con esmero el vehículo entre la idea y el verbo.
Hija de militar de la República, recuerda que "a los españoles nos recibieron con los brazos abiertos, no solamente a los niños, sino también a los mayores. Era una simpatía desbordante y fueron recibidos con todo el cariño. Lo que pasa es que enseguida empezó la guerra y, en general, en la historia de los niños estos que fueron enviados a la Unión Soviética para salvarlos de los bombardeos en País Vasco y en Asturias, el tiempo se mide por guerras. La Guerra Civil española, una; la Primera Guerra Mundial otra y la guerra contra la Unión Soviética otra. Toda su etapa de vida desde 1917 está marcada por guerras y por tanto pues hay que esperar que pasen cosas: dramas, tragedias, hambre, frío muerte... No porque los maltrataran sino porque todo el país estaba así. Los recibieron y les dieron todo lo que tenían, pero cuando no había, no habia".
Sostiene María Sánchez Puig, sobre la personalidad de aquel pais, que "el ruso es un pueblo muy sufrido, sabe sufrir, ha sufrido mucho. Ha sufrido con los zares, con la Primera Guerra Mundial, con la Segunda Guerra Mundial con 20 millones de muertos y algo así como 5 o 6 millones de mutilados, que es tremendo. Ha sido su historia, un pueblo acostumbrado a sufrir, a aguantar, un pueblo sumiso, diría yo, no son 'sublevadizos' y no son rencorosos, no tienen rencor. No hay maldad".
Ejemplifica este carácter como pueblo en una escena de su niñez. "Recuerdo cuando tenía cinco años y vivíamos a las afueras de Moscú, jugando en la calle con los niños rusos, y veo que todo el mundo corre hacia la carretera, nosotros también corrimos, y pasaba una columna de alemanes presos, avanzaban y la gente estaba mirándolos a ambos lados. Absoluto silencio. La gente ni les gritó, ni les insultó, ni les tiró nada. Mirando simplemente, callados, no había ambiente de hostilidad. Incluso había como compasión, porque aquellos soldados iban hechos trizas. No son rencorosos".
GORBACHOV, UN PIONERO INSUFICIENTEMENTE CONSIDERADO
Rusia ha padecido y disfrutado unas transformaciones brutales desde la revolución bolchevique tras los zares, hasta el comunismo (leninismo, stalinismo) y la irrupción de Gorbachov con la perestroika (apertura) y la glasnost (transparencia). "Yo también creo que Gorbachov fue un pionero, uno de los primeros que se atrevió, y, como suele pasar con los primeros, lo pagan caro, y no se les considera todo el bien que han hecho".
Gorbachov, agrega María Sánchez Puig, fue para ella "el primero que le dio a la gente del país la posibilidad de hablar y decir libremente lo que querían, y no lo supieron aprovechar".
El régimen comunista se había ido deteriorando, "sobre todo en la parte económica. La economía no funcionaba de manera que pudieran abastecer a la gente de productos, de calzado, de ropa, había escasez no por que el país fuera pobre, sino porque la economía estaba orientada a la Defensa, a los militares y, tal vez es una opinión particular porque no soy economista, pero se hundió por no tener una base económica que avanzara con el tiempo, se había estancado".
Trabajó con Gorbachov, "fue el primer hombre que quería presentar una Rusia amistosa, que quería tender la mano a Occidente en vez de oponerse. Yo creo que no ha sido valorado lo que hizo este hombre. Cambió el país e intentó cambiar la mentalidad". La falta de seguimiento condujo hacia una máxima que expresa María Sánchez: "Todo lo que no cambia se deteriora. No tuvo seguimiento y hoy día es difícil que vuelta el régimen de antes, pero hay una sensación de intranquilidad, desasosiego en la población".
Aclara un concepto fundamental para entender el país: "Cuando hablo de población, me refiero a las grandes ciudades, porque el ambiente es muy distinto de Moscú a una aldea perdida a siete mil kilómetros en Siberia. La gente tiene su vida y sus problemas. Todo se cuece en las grandes capitales, y hay gente a la que no gusta lo que está pasando, y otra gente sí porque es una manera de protegerse. En fin, no es un país fácil".
"NO ES YA UN PAÍS COMUNISTA"
Lamenta la filóloga el "absoluto desconocimiento" de Rusia en Occidente. "Son cuatro o cinco temas ya manidos, envejecidos y siempre lo mismo. No se interesan por la cultura, por el ambiente que hay ahora. No se conoce Rusia".
La pregunta es si el país no explota de cara a su imagen, a su reputación, sus grandes creadores en el arte y la literatura. "También es verdad. Siempre digo que sale cualquier cantante en occidente y llena las salas con miles de personas. En Rusia hay magníficos cantantes, con mucha mayor cultura musical, y no sé por qué no se proyecta. No sé si es porque no tienen un buen manager... Lo mismo pasa con pintores, con autores actuales, no sé si es que no saben promocionarse".
Defiende con convicción que "Rusia no es ya un país comunista, claro que no. Absolutamente no".
También ha traducido al actual presidente, Vladimir Putin. "Es un hombre frío, muy contenido, pero siempre correcto. Con él, es fácil trabajar".
Como intérprete jurado del Ministerio, se debe a una estricta confidencialidad que aplica con una discreción absoluta. No se plantea ni las memorias ni otra obra posible que no tenga que ver con la lingüística y la literatura, que, al igual que sucede en España, "últimamente se descuida un poco. Antes, en la televisión, se cuidaba el lenguaje y se cuidaba mucho la pronunciación. Ahora, no, hablan de manera más descuidada. Son fruto del tiempo".
Tiene claras las ideas sobre la Inteligencia Artificial que puede incidir en la traducción. "Podrá afectar parcialmente, pero sustituir a los traductores no. Creo que no se puede sustituir la inteligencia natural".
Final. ¿En qué concurren el carácter español y el ruso? "No es que se parezcan, es que encajan. España está en un extremo de Europa y Rusia en otro. España protegió a la civilización europea de los árabes. Rusia protegió a la civilización europea de los tártaros. Y mientras estos dos países hacían de barrera para que no vinieran las hordas tártaras a destruirlo todo, florecía Europa. A los españoles nos dicen que somos inferiores, que África empieza en los Pirineos y que en Rusia andan los osos por las calles... Es un mito. Creo que encajamos bien. No es que seamos iguales, pero encajamos. En Rusia, además, somos quijotescos".