La trayectoria internacional de la jota es desconocida para muchos y, posiblemente, les pueda resultar sorprendente saber que, en el siglo XIX, la jota triunfó por todo el mundo, esencialmente en Europa, Rusia, América del Norte y América Latina.
A Marta Vela, pianista, escritora y docente universitaria, le pareció importante dar a conocer esta realidad y escribió La jota, aragonesa y cosmopolita: de San Petersburgo a Nueva York (Pregunta Ediciones), que este martes, 20 de junio, ha presentado en el Instituto de Estudios Altoaragoneses.
"La jota era en el siglo XIX una marca de la música popular española, de la cultura cosmopolita que mandaba en Europa junto con la ópera italiana. Después, en el siglo XX hemos hecho escarnio de nosotros mismos, de los baturros, de la cultura rural y del folclore", se ha lamentado.
"Además, a la jota, como a otras manifestaciones populares de éxito, se la apropió el franquismo y la dictadura, y eso es un resquemor que en muchos sitios todavía escuece", apunta.
El acto, que ha contado con la colaboración de la librería Másdelibros y se ha celebrado a las 22:00, ha incluido interpretaciones musicales en directo de Marta Vela, que ha estado acompañada por Carmelo Artiaga (presidente de la Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón), José María Matesanz (Fundación ECUUP) y Carlos Bonal (Asociación Patrimonio Sonoro).
"Es evidente que todas las jotas son de una misma madre, sobre todo las del norte, la aragonesa, la navarra, la riojana e incluso la catalana, pero la marca era la jota aragonesa -ha asegurado- y los grandes compositores del siglo XIX, Glinka, Liszt o Mahler, escribieron jotas aragonesas dentro de diversas obras, sinfonías, suites, música de piano, sonatas. -enumera-. Determinadas manifestaciones incluían una jota para que se lucieran los cantantes, los instrumentistas y los bailarines, eso daba relevancia a los artistas que participaban en la obra".
La idea de lo español como algo exótico, salvaje y legendario surgió en París y esa moda duró cien años, hasta el inicio de la primera Guerra Mundial. "Después de cantar en Nueva York El barbero de Sevilla y demás, a grandes líricos españoles como Miguel Fleta o María Barrientos, les pedían jotas".
Marta Vela subraya que lo que hace atractiva a la musica española es su alegría, su diversidad y sus ritmos tan vivos y característicos, que invitan a cantar y a bailar.
La autora insiste en que este género "tiene diversas vertientes, unas son más tradicionales y otras menos, pero en la jota caben todas", ha sostenido, para agregar que la candidatura a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco obedece a que "no se trata sólo de una raíz ni se puede encuadrar únicamente en el mundo rural, muchas jotas tienen esa dimensión internacional".
Por último, ha considerado que en las últimas décadas se ha recuperado la estima por la jota, porque ahora se lleva muy a gala la vinculación con el mundo rural y confía en que, con el expediente de Patrimonio Cultural Inmaterial, "la jota ocupe el lugar que merece, igual que otras manifestaciones como el flamenco o el tango, y que todo el mundo que se dedica a ella tenga una financiación mucho más segura de la que existe hoy en día".