Compositora heterogénea, vocalista y multi instrumentista, la gallega Mercedes Peón bebió de niña de la tradición musical de la Costa da Morte. Desde su primer álbum (Isué, 2000) se ha mostrado como una artista contemporánea, comprometida y explosiva que ha mezclado eclecticismo y raíz. Ella será la encargada de inaugurar la quinta edición del Festival Sonidos en la Naturaleza, Sonna Huesca este sábado a las 22:00 horas, en el CDAN de Huesca con la presentación de Deixaas, su último trabajo. En el escenario, donde la acompañan Ana Fernández y Mónica de Nut, se mezclan la artesanía y la vanguardia para crear una atmósfera evocadora próxima al trance. La danza contemporánea concebida por Janet Novas específicamente para Déixaas, visible a través de proyecciones, convierten el espectáculo en una aproximación transmedia irrepetible.
La recordamos de su paso por Pirineos Sur en 2011. ¿Recuerda aquel concierto?
Maravilloso, estuve con la banda que había diseñado para S.O.S, el disco editado ese mismo año.
¿Ha vuelto por Huesca sin nosotros saberlo?
Creo que no.
¿Qué pasa en Galicia? A la quinta edición del Sonna Huesca viene usted, viene Uxía, y también Caldo y Xoel López. Y todos tienen a la música de raíz en sus fundamentos
Eso es porque tenéis muy buen gusto (ríe). La segunda cuestión es muy difícil de contestar, entender qué se quiere decir con música de raíz con Xoel López / Caldo. Los genéricos en Galicia no se crea que sirven para definir la explosión creativa que surge de realidades muy diferentes e incluso antagónicas.
Vuelve la música de raíz, el folk o folklore reinterpretado. ¿Usted cree que ha vuelto para quedarse?
Es que nunca se fueron, hay un mundo fuera del mundo, un pueblo fuera del pueblo y eso es lo que nos hace libres. Luego están las comercializaciones o interpretaciones, etc. Hablamos del mundo comercial y ahí está la moda, la conveniencia económica, los aparatos que verifican, que marcan los tiempos, lo que vale y lo que no vale. También hay fisuras que en un momento dado, de manera inesperada, impregnan lo global pero son estados que no suelen durar mucho en esa globalidad. Lo bueno es ese mundo fuera del mundo que sigue, por lo menos en mi tierra, latiendo y creando verdaderos movimientos sociales y culturales.
Usted misma vive en una aldea cerca de Betanzos, como Rodrigo Cuevas, que se me viene a la mente. Pero usted nació en un barrio obrero de A Coruña
Sí, así es, llevo viviendo en la tierra de mi madre, Oza dos Ríos, desde hace 25 anos. Conozco cómo se llama la tierra que piso, cada 5 ó 10 pasos estoy en un lugar con nombre diferente, conozco a mis vecinos, que de pequeña jugaba con sus hijos o somos directamente primos. En Os Castros, donde nací, que es un barrio de Coruña, desde el puerto, que está enfrente de la que fue la casa de mis padres, pasaban y pasan oleoductos por debajo de la ciudad y también están a la vista cruzando toda la ciudad hasta la refinería. Crecí andando en bicicleta entre los coches sin carril bici, y en la aldea intentando hablar como mi familia querida entre vacas y huertas.
Entre sus muchos galardones ¿Qué supuso para usted ser la primera mujer en recibir el trofeo Macallan (actualmente MacCrimmon) de gaita, que se otorga en el Festival Intercéltico de Lorient, en plena Bretaña francesa?
Era muy joven, acababa de sacarme el carné de conducir y me fui con mi amiga de la infancia Guada atravesando todo el norte desde Galicia hasta llegar a Lorient; fue uno de mis primeros viajes mas aventureros. Desde luego no contaba con llevarme el premio Macallan. Todo lo que tocaba en la gaita lo había aprendido de gaiteiros de la tradición de las aldeas, directamente, sin profesores, sin solfeo, intentando repetir exactamente sus digitaciones, una digitación por cada gaiteiro, modificando posiciones, semi pechado, pechado, en abierto, improvisando como Poso, tocando el lenguaje del gaiteiro de la aldea de Paradela, etc. Nunca me imaginé que partiendo de un lugar tan radical para el momento me llevaría ese reconocimiento.
Por otro lado, el tema “mujer” no lo tenía en mente hasta que me empezaron a hacer entrevistas, yo era la segunda “mujer” que se había presentado al concurso; en resumen, el tema “primera mujer “lo que hizo en su momento fue incomodarme y actualmente, sabiendo lo que sé, me da la oportunidad de contaros lo siguiente: Pasado el tiempo encontré grandes gaiteiras como Felisa de Bendilló, o Áurea Rodríguez, que no fueron solamente gaiteiras a principios del siglo XX sino que fueron famosas. Por tanto, el prejuicio de mujer gaiteira es contemporáneo.
Enseña usted en las escuelas o en universidades, como las de Porto, País de Gales o la Sorbona un concepto que llama “creación colectiva de michohábitats”. ¿Qué es exactamente?
En los lugares pre-capitalistas, los que aún no están atravesados por las lógicas del capital, la supervivencia se consigue/conseguía a través de la creatividad radical de todos los que la componen, solo permanece lo que sirve al conjunto de esa comunidad, que no está compuesta tan solo por personas. Esos lugares los denomino microhábitats, lugares donde la labor es el día a día, sin la proyección de la acumulación desmedida. Esto de lo que os hablo es común, no os hablo de las formas que surgen porque pueden ser miles y diversas, pero las que perduran en el tiempo, décadas, siglos, deberíamos de atenderlas con mucha atención porque significa que son perfectas. Perfectas porque les han valido a esa comunidad, a esos microhábitats, porque si no hubieran valido habrían desaparecido. Llegado a este punto, cuando se pretende dejar algo estático entramos en el mundo del tradicionalismo, pero eso es otro tema.
También habla de la, y cito, “música de autoestima cultural”
Este concepto explica desde dónde hago música, la hago desde un lugar no hegemónico, y partiendo desde ahí no estoy haciendo nada diferente a una compositora que haga música anglosajona. Solo que mi centro está en otra parte.
En su último trabajo, Deixaas, ha incluido sonidos de los astilleros de Ferrol o de una simple azada.
Déixaas pide que “las dejemos”, a ellas en concreto, a las mujeres, dejar de usar y también significa “ya di alas” alas para volar, tenemos alas y las puertas siempre han estado abiertas.
Con respecto al disco, en su contenido lo llevé a los astilleros de Ferrol. El portaaviones en el que me permitieron grabar, es el continente, el lugar donde ocurre todo y es tan inmenso que no tenemos ni por qué saber de su existencia. En ese lugar ocurre todo, mi relación con los movimientos feministas de Galicia, con los movimientos sindicales, con la artesanía, con la física cuántica, etc. Es una gran metáfora del mundo.
La crítica define Déixaas como un trabajo de alquimista musical, de laboratorio sonoro. ¿Eso explica que le haya costado cuatro años de trabajo?
Creo que me lo tomo con calma porque sigo componiendo entre medias para danza o para películas. De hecho, toda mi relación con los astilleros fue totalmente necesaria para poder hacer composiciones diferentes, entender qué pasaba a mi alrededor y mezclarme con otras vivencias y realidades.
Llevaba varios años alejada de grabaciones y centrada en trabajos de danza contemporánea y en busca de nuevas posibilidades en el arte sonoro. ¿Esas experiencias le han influido para el montaje del espectáculo Déixaas
Hay un camino escénico, una hibridación de todas mis experiencias y recursos adquiridos. El gusto por el ruido, por lo no afinado, lo no reglado, la danza, el trabajar con sonido envolvente en 5.1, en ambisónico etc. Déixaas tiene algo de transversal; a día de hoy mis compañeras son las propietarias de esta banda tan emocionante: Mónica de Nut y Ana Fernández adquieren el centro como la pantalla en el cine o la arquitectura lumínica en la pieza ensayística “osmose.gal” que os invito a cotillear en las redes. Osmose.gal es la última pieza que he hecho dialogando con la película “Nación” de Margarita Ledo y en medio la película “O corpo aberto” de Ángeles Huerta, que podéis ver en Filmin.
Dice usted que en el escenario entra en trance
Eso siempre hay que buscarlo, la presencia absoluta. ¡Ojalá la encontremos juntos!