“Holocausto: 6 millones de víctimas. Esta es mi foto que representa la felicidad total que sentía yo cuando terminó la guerra. Esa soy yo, la niña que veis en la foto. Esta es mi historia personal. Solamente, si puedes pensar en esto y hacer cualquier cosa para que la gente siga siendo gente y estas cosas nunca más pasen. Para que todos podamos vivir en paz. Y eso os deseo con todo mi corazón. Para que siempre tengan ustedes cosas para comer, donde pudieran dormir. Para que tengan ustedes buenos amigos y familiares. Y para que vivan en democracia y libertad. Porque no puedo desearles más”. Ha sido el legado final emotivo, impresionante, de Michaela Vidláková, presidenta de la Iniciativa Terezin para la superación del Holocausto, cuya conferencia ha abierto el "I Foro Internacional Democracia y Totalitarismos: el Holocausto como advertencia" en la sede de la Diputación Provincial.
Ofer Laszewicki, corresponsal en Israel y Palestina para La Vanguardia y La Razón, y a la sazón responsable de Comunicación del Instituto Europeo para el Conocimiento del Holocausto y los Totalitarismos, ha servido en bandeja a un salón abarrotado el contexto. Sin ir más lejos, él debiera haber nacido en Polonia, pero sus antepasados hubieron de huir ante la inminencia de la persecución a los judíos en la Europa convulsa y vio la primeera luz en la ciudad israelí de Haifa. Antes de dar paso a la inauguración, ha denunciado que el antisemitismo y el odio populista van al alza, por lo que "hay que reivindicar la memoria histórica alejada del uso partidista".
Berta Fernández, diputada de Innovación, ha manifestado en el acto inaugural la trascendencia e importancia del conocimiento y concienciación del Holocausto, y hay que incidir en defender a las víctimas y su dignidad. Ha criticado los populismos radicales ante los que es precisa una Unión Europea fuerte y unida, además de exponer el apoyo de la corporación provincial a la Memoria Histórica como el homenaje a 26 asesinados en Angüés que permanecían en fosas comunes y cuyos restos, tras ser extraídos, fueron analizados genéticamente. O las trincheras de los Monegros en la ruta Orwell. Ha lamentado la concurrencia de populistas, negacionistas y radicales. "Los demócratas debemos luchar por nuestros valores".
El alcalde de Huesca, Luis Felipe, ha recalcado la labor pedagógica en la Sociedad del Foro y del Instituto Europeo para el Conocimiento de los Totalitarismos y el Holocauso que contribuyen a alejarnos de los fanatismos. Inquietudes que "afloran en la vida cotidiana y democrática... Los Estados Nación van a ser importantes en la defensa de la democracia y en la paralización de los totalitarismos". Ha recordado su experiencia personal con el testimonio de Cesáreo Casabona y su hermano Antonio y su padre Julio que padecieron el encierro en Mauthausen y la experiencia del progenitor les salvó la vida por su condición de veterinario. De su testimonio, ha afirmado que los totalitarismos se combaten actuando con la lucha contra la sinrazón y la deshumanización y no olvidando lo que una sociedad enferma y fanatizada es capaz de hacer. "La libertad y la democracia no están nunca totalmente garantizadas".
Jesús Inglada Atarés, director del Instituto Europeo para el Conocimiento del Holocausto y los Totalitarismos, ha incidido en la trascendencia de testimonios como el de Michaela Vidláková, que ha hecho de su vida un "imperativo categórico para actuar para que horrores como el de Auschwitz o las atrocidades de Mengele no vuelvan a suceder. Y lo más sorprendente es que no guarda nada de rencor".
El profesor ha recordado el origen del IECHT, con los programas didácticos para que los alumnos visitaran los espacios del Holocausto como aprendizaje. Ha añadido que la misión tiene tres partes: la historia como conocimiento científico, la memoria y la visita a los lugares".
Ha incidido en que el Instituto es una asociación sin ánimo de lucro, y ha mostrado su satisfacción por este Foro Internacional como refuerzo para los valores democráticos. La presencia de autoridades como Avraham Milgram se une al concepto de los embajadores que van a acudir como representantes de estados modernos, y en este sentido ha parafraseado a Timothy Snyder: "Sin Estado no hay ciudadanía y sin ella no hay dignidad de las víctimas".
Ha combatido la pretensión de interpretaciones sectarias por su efecto pernicioso, con citas de la realidad histórica que rodeó la conflagración. "En este Foro, queremos analizar los totalitarismos sin orejeras, de izquierda y de derecha, que han sembrado de muerte el mundo. Durante 12 años, en la llamadas tierras de sangre, que son Estonia, Letonia, Lituania, la parte oriental de Polonia, Bielorrusia y Ucrania, murieron por los dos totalitarismos, el soviético y el nacionalsocialismo14 millones de personas. Pero no bajas de guerra, no, fueron asesinados vilmente. De ahí la importancia de reflexionar sobre los Estados. Y aquí hemos pensado en el grupo de Visegrado, que son Polonia, Chequia, Eslovaquia y Hungría, porque esa zona es la que más ha sufrido los dos totalitarismos. Primero el nazi, pero después 40 años del soviético, como se encargan de recordar las víctimas. De ahí la importancia de poner el énfasis en ese espacio. Y nuestro proyecto quiere abrir una ventana a Europa y otra a América, y quién mejor que la figura de Alfonsín. Vamos a tener la suerte de asistir a la conferencia que va a impartir el embajador de Argentina en España, Ricardo Alfonsín, en la que va a hablar de la transición argentina, conferencia para la que está dotado por todo, por formación, por historia y por genética. Es hijo de don Raúl Alfonsín, el que tuvo el coraje de abordar la transición democrática después de las juntas militares de la dictadura de Videla, de Viola, de Galtieri. Él puede darnos una información clara de esas otras víctimas, las del totalitarismo en este caso golpista, militarista, antidemocrático".
EVITAR LA FATAL SOLUCIÓN
Michaela Vidláková, 86 años, tuvo la suerte "de evitar la final solución". Su intención es didáctica: enseñar al mundo el contexto de la II Guerra Mundial y "recordar la historia para no repetirla. Hacer algo para que nunca vuelva a suceder". El motivo por el que sigue remembrando su terrible peripecia infantil, desde que Hitler estableciera una ley de pérdida de los derechos de los judíos que dio forma a su persecución inmediata, los asaltos a tiendas y viviendas, la horrible "Noche de los cristales" del 9 de noviembre de 1938, para acabar con el traslado a los campos de concentración. Todo aderezado por errores internacionales como el tratado con el inglés Chamberlain, el francés Daladier y el italiano Mussolini que abrió la puerta al tirano alemán para apropiarse de una parte importante de Checoslovaquia, en la que estableció el Protectorado de Moravia y Bohemia.
Todo el proceso se aceleraba. Las exclusiones de la sociedad por vía de la privación de derechos cívicos, las confiscaciones de bienes (hasta las mascotas), la pérdida de empleo (muchos cualificados como médicos, abogados, maestros o científicos), las restricciones discriminatorias y el racionamiento de productos elementales, desde la alimentación a la higiene o el vestir. Su familia hubo de cambiar, con toda arbitrariedad, de una vivienda moderna y con todas las comodidades a una antigua compartida con otras familias sin calefacción o agua. Desde junio de 1942, no pudo ir a la escuela.
"Aprendí a no llorar. Los profesores nos decían que teníamos que pensar en lo positivo, y lo bello de la vida"
Era el preludio de las deportaciones a Polonia (Lodz) o a Terezín (1941), con un traslado pleno de penalidades, de crueldades a una auténtica fortaleza en la que llegó a haber 141.000 judíos. Allí murieron 32.000 personas, un 23 % de la totalidad). El rosario de enfermedades, estrés y trabajos forzados encontraban una cierta regulación en el Consejo de los Mayores judíos. La cualificación de su padre para el trabajo de la madera les salvó la vida y evitó a la postre un viaje fatal a Auschwitz. El campo estaba saturado de personas, con camas estrechas, colchones llenos de pulgas "que nos mordían", gente viviendo en buhardillas... Ella fue alojada con otros en casas de niños, donde, de manera clandestina, les enseñaban algunas materias y les daban un poco más de comida "a costa de los mayores". "Aprendí a no llorar". "Los rabinos nos decían que somos una nación con una alta cultura. Que Dios nos ha dado muchas cosas y que tenemos que estar orgullosos de ser judíos".
Ha mostrado dibujos que realizaban los niños, "bonitos. Nos decían que teníamos que pensar en lo positivo, y lo bello de la vida". Eran los profesores, que en realidad se jugaban la vida. Ella mismo plasmó en un papel dos conceptos: la ciudad en la palma de la mano, con todo lo que alcanzaba su imaginación, y una casa en la que coincidía con su padre.
Esa cierta permisividad tenía su explicación: una misión de la Cruz Roja Internacional iba a realizar una inspección y eligieron Terezín. "Embellecieron las calles e incluso montaron una habitación ideal. Hasta imprimieron billetes de Terezín. Vieron lo que querían enseñarles. la comisión estaba encantada. Los judíos estaban muy bien en Terezín". Padeció escarlatina, difteria y fiebre, la llevaron a un hospital con niños con enfermedades infecciosas. Apenas les auscultaban y colocaban paños húmedos, no había medicación. Estuvo un año entero porque se complicó con hepatitis y soplo al corazón.
Llegaba el otoño de 1944 y ya se hablaba de que los rusos estaban en Polonia. Iban a ser encaminados a Auschwitz, con lo que representaba, cuando un tejado se desplomó y hubo que arreglarlo. Ahí radicó la salvación, su padre hubo de repararlo. Ha recordado cómo eran las ejecuciones en las cámaras de gas de Birkenau. Tan engañosas, tan "dulces". Era ya enero de 1945 y se les obligaba a recorrer 45 kilómetros con unos zapatos horrorosos sin calcetines. El que no podía, era fusilado.
Punto y final: 6 millones de judíos muertos. Y "felicidad total cuando acabó la guerra".
RADOVAN KRHOVSKÝ Y LOS ROMANÍS
Radovan Krhovský, director del Memorial de Hodonín, ha ofrecido una conferencia muy ilustrativa titulada "El genocidio Romaní y Sintí: los campos de Hodonín y Lety en el Protectorado de Bohemia y Moravia". Ha comenzado explicando las circunstancias del nazismo al poder, con las tempranas identificaciones de los gitanos como asociales, la ley de prevención de la descendencia hereditaria enferma (para personas con discapacidad) y las de Nuremberg que afirman que "un ciudadano del Reich es un súbdito del Estado de sangre alemana o afín... Se prohíben los matrimonios entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o afín". Una Orden de Interior declara que además de los judíos sólo los gitanos pertenecen a las razas extranjeras en Europa.
Ya en 1938, hay en Alemania un decreto de lucha "contra la plaga gitana" y otra de prohibición del nomadismo. En 1940 se inician las deportaciones de gitanos a Polonia, que tres años más tarde se extienden a Auschwitz. En 1942, una ley contra la delincuencia nombra explícitamente a los gitanos entre las personas que amenazan a la sociedad con su comportamiento antisocial. El Decreto de Lucha contra la Plaga Gitana de 1942 copia del alemán establece dos "campos de gitanos", Lety en Bohemia y Hodonín en Moravia. Se inscriben en registro de gitanos y mestizos a 6.500 personas, un tercio enviado a los campos y dos tercios libres con circulación restringida. El transporte se realizaría por ferrocarril y en algunos casos habían de ser los romaníes los que fueran en sus carromatos.
A la llegada al campo, se les confiscaban bienes y documentos de identidad, se les afeitaba la cabeza y se les uniformaba con prendas del ejército teñidos de negro. En un campo para 200-300 personas, fueron colocados más de mil prisioneros, sin canalización, con agua del pozo del campo y fregaderos de hiero, una dieta insuficiente y trabajos duros, los hombres en la construcción de carreteras y lasa canteras. Para las mujeres quedaban cocina, enfermería y talleres.
Los niños fueron un 30 % del total de presos, al principio alojados con sus padres y luego separados. Desde los diez años, trabajaban con los adultos y hasta entonces con faenas más sencillas en el campo. Nacieron en este lugar 35 niños, de los que sólo dos sobrevivieron.
Desde el 7 de diciembre de 1942, comenzaron los traslados a Auschwitz. Era el principio del fin. El 27 de enero de 1944, cerró el campo de gitanos de Hodonín. Desde entonces, con la llegada de los soviéticos, fue espacio para internamiento de alemanes y para "enemigos del régimen comunista", en el que murieron condes, pintores, arquitectos o empresarios.
La segunda jornada, este miércoles desde las 19:00, estará protagonizada por Avraham Milgram, historiador emérito del Yad Vashem, y las conferencias "Judíos salvando a judíos", "Tipología de actitudes de diplomáticos frente a la persecución judía".