A Mari Carmen Berdún le apasiona Nino Bravo. Las canciones del valenciano y su capacidad de emocionar la llevan a tiempos felices. Por su parte, Ana Lasaosa encuentra en la voz de María Dolores Pradera su intérprete ideal y le viene a la memoria “La flor de la canela”. Ambas, usuarias de la Residencia Misioneras de Nuestra Señora del Pilar de Huesca, se lo pasan en grande con las actividades que organiza el centro, y la música es, sin duda, una de sus favoritas.
Este miércoles, 22 de enero, festividad de San Vicente, tuvieron la oportunidad de disfrutar de un concierto a cargo del Coro Popular de la Universidad Ciudadana, dirigido por Isabel Arilla, que se mostró muy cercana y cariñosa con los residentes. El repertorio incluyó una cuidada selección de temas de distintos estilos y procedencias.
Entre las canciones interpretadas destacaron el vals criollo “Alma, corazón y vida” de Adrián Flores Albán, la tradicional “No se va la paloma, no”, de origen ashkiano, y la brasileña “Balaio”, de Heitor Villa-Lobos. También se escucharon piezas locales como “Olvidar”, una canción en patués del grupo And'Asti, y el canon “Dona Nobis” de W. A. Mozart. Desde Argentina llegó “Zamba de mi esperanza”, de Luis Profili, mientras que la poesía de Mario Benedetti cobró vida en “Te quiero”, con música de Nacha Guevara y arreglos de Liliana Cangiano. Finalmente, el pasodoble popular “Días de albahaca”, de la Ronda de Boltaña, cerró la actuación dejando un grato recuerdo en todos los presentes, que fueron obsequiados con varios "bises".

Tanto Mari Carmen como Ana coincidieron en destacar la calidad del repertorio y la ejecución de las voces: “Estupenda la actuación, muy fina, las voces muy conjuntadas, las bajas con las altas, muy buena conexión”, comentaron.
Uno de los momentos más emotivos para ellas fue cuando sonó “Alma, corazón y vida”. Muchas de las personas presentes, incluida Mari Carmen, reconocieron el tema y dejaron escapar algunas notas acompañando al coro. “Si hubiéramos tenido las letras, seguro que cantábamos todos”, aseguraron con una sonrisa. “La música es un aliciente en la vida, sirve para cuando estás alegre y para cuando estás triste, vale para todo”, reflexionó Mari Carmen.

La directora del centro, Conchita Lázaro, destacó lo importante que es para los residentes cambiar la rutina y recibir visitas como la del coro. “Les encanta ver gente nueva y sentir que quienes están fuera se acuerdan de ellos”. A pesar de lo bien que lo pasaron, algunos confesaron que les habría gustado que la actuación durara un poco más o incluso haber bailado alguna de las piezas.
La tarde concluyó con sonrisas y un ambiente de gratitud. El Coro Popular se marchó satisfecho por la cálida acogida, mientras que los residentes disfrutaron de una jornada diferente, marcada por la conexión que solo la música puede lograr. Porque, en cualquier etapa de la vida, las canciones no solo entretienen, también unen y enriquecen.