Pablo Cuevas, contra el "olvido enorme" de la Sertoriana a la que "no se conoce o reconoce"

El presidente de Studiosi abre el curso de Antiguos Alumnos de la Universidad de la Experiencia con un alegato por la identidad de la ciudad a través de cinco siglos virtuosos

04 de Octubre de 2023
Guardar
Pablo Cuevas abre el curso de antiguos alumnos de la Universidad de la Experiencia

El profesor Pablo Cuevas Subías, del IES Ramón y Cajal y presidente de Studiosi pro Universitate Sertoriana, ha pronunciado la conferencia de apertura de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad de la Experiencia, en la que ha expuesto ante una sala abarrotada en la Facultad de Empresa el valor de la Universidad Sertoriana en la edificación del relato histórico que explica la identidad de Huesca.

El profesor Cuevas, que ha sido presentado por Fernando Galán, presidente de la Asociación, ha adelantado que del 12 al 14 de diciembre protagonizará "excursiones peripatéticas" visitando el antiguo edificio de la Universidad, el Instituto Ramón y Cajal con el claustro de la Sertoriana y otra sobre la influencia de la Universidad en Santiago Ramón y Cajal.

Pablo Cuevas sostiene que una de las cuestiones chocantes es que en 1840 llegaron prácticamente empatadas con la de Zaragoza, pero el Estado liberal dejó sin medios suficientes para sostener las dos, por lo que la decisión fue suprimir la de Huesca. "A partir de entonces, ha habido un olvido enorme de la Universidad. No se conoce o reconoce. A ver si se puede recordar la memoria de aquella universidad. Es un misterio".

Tras aquel fatal 1845 de la desaparición de la Sertoriana con el infausto nombre del rector Sichar, "una serie de PNN -profesores no numerarios, lo que ahora serían en prácticas- pasaron al instituto. Santiago Ramón y Cajal, que llegó en 1860-65, tuvo profesores de la Universidad Sertoriana. En 1905 escribió sus memorias y habló del Instituto y de Huesca. El profesor que más le benefició fue Vicente Ventura, cuya familia acabó poseyendo la que es Torre de los Capuchinos. Estamos recuperando la memoria de la Sertoriana y la vida de Ramón y Cajal. Todo está sin estudiar, muy olvidado".

Ha mencionado a Macario Olivera, recientemente fallecido y que formó parte de la Asociación Studiosi pro Universitate Sertoriana, para explicar que en 1836, en la corriente centralizadora que había en España, se llevaron la Complutense de Alcalá de Henares a Madrid. Tenía aquella la mitad de Huesca, 3.000 habitantes, y decidieron comprar y guardar los edificios para cuando volviera la universidad de Alcalá. "Y la Universidad ha vuelto. En Huesca se destruyeron los edificios... y se perdió la memoria".

LOS ORÍGENES

Ha narrado el profesor Cuevas los orígenes de la Sertoriana, desde antes de 1354 cuando se funda la Universidad de Huesca por el rey Pedro IV de Aragón en acta fundacional en las Cortes de Alcañiz. Huesca tenía una tradición cultural riquísima. Os sonará Pedro Alfonso, tuvo unos obispos de una enorme calidad intelectual como Vidal de Canellas, aquí se recopiló el Derecho aragonés. Pedro IV habla de la zona, que es rica, que es sana. Es un momento de una peste terrible que empieza en 1347 y mermó a la mitad la población. Y habla de la fidelidad de Huesca. Esa fidelidad a los reyes siempre estuvo presente y eso hizo que fuera muy favorecida por los reyes aragoneses, por los Austrias y los Borbones".

El autor de "La Universidad de Huesca. Quinientos años de historia" ha recordado un párrafo escrito en catalán por Josep Lladonosa y Pujol sobre el Estudio General de Lérida de 1430 a 1524 en el que se dimensiona la importancia de la Sertoriana, cuyo catálogo de estudios fue completo desde los orígenes. Padeció sus vicisitudes, como el papel de los obispos como Juan de Aragón y Navarra, hijo del Príncipe de Viana, que fue decisivo en momentos en los que el Ayuntamiento no podía mantener los estudios.

Los Estatutos de 1560 señalan que "a nadie le está mal la cultura, porque el estudio de las letras nos lleva al conocimiento de Dios". Tal es el origen de la "inmortalidad del saber". Otros personajes como el deán Puivecino, en 1580, abundaban en que los alumnos "vienen con la leche de la doctrina y el conocimiento y la convierten en prudencia y sabiduría".

No fueron fáciles los caminos de la Universidad de Huesca, que en 1583 hubo de pleitear por la pretensión de crear una émula en Zaragoza a pesar de que el privilegio del Ceremonioso de 1354 explicitaba que la Sertoriana había de ser la única de Aragón.

Sin embargo, el prestigio no se detenía, como explica José Antonio Ferrer Benimelli en El Colegio de la Compañía de Jesús en Huesca, que abunda en que en 1683 "la ciudad de Huesca es una de las buenas de Aragón por su territorio, y por los puestos y gremios que en ella hay superior a las demás, y no inferior a la de Zaragoza. Ilústrala primeramente una Iglesia Catedral numerosa de Prebendados muy doctos. En segundo lugar, una Universidad muy antigua en que se lee Latinidad, Philosophia, Theología, Cánones y Leyes; en estas florece mucho y la frecuentan gran número de Estudiantes, no solo deste sino de otros Reinos, por el gran crédito que tiene, y especialmente en las Leyes ha dado y da sujetos eminentes, que ocupan en los demás Catedrales Prebendas ganadas con oposiciones públicas; puestos en las Audiencias Reales en este y otros Reinos y en el Supremo de Aragón. En tercer lugar la ilustran los Colegios donde se crían y van a estudiar facultades mayores a la Universidad jóvenes ilustres, y especialmente en el famoso colegio de Santiago que ha dado y da grandes sujetos a los puestos dichos". Da a conocer Ferrer Benimelli en este párrafo un texto interno de los jesuitas de ese año sobre las características de la Universidad de Huesca porque los ignacioanos pretendían encargarse de la enseñanza de las Humanidades en Huesca.

Esa reputación se extendía en el comienzo de la ilustración, como expone José María Ajo en la Historia de las universidades hispánicas. Orígenes y desarrollo desde su aparición a nuestros días, que recoge las normativas de Felipe V para San Lorenzo del Escorial que demandan que los exámenes sean conforme a las órdenes de las constituciones de Salamanca, Valladolid, Alcalá y Huesca. Otra orden de 1720 del mismo monarca concede a la Universidad de Gandía los mismos privilegios que gozaban las de París, Salamana y Huesca.

De 1781 a 1790, la Sertoriana juega un papel "catalizador en el proceso de reforma en Aragón", ya que confluyeron ilustrados aragoneses y catalanes que aplicaron sus traducciones a la apertura de la cultura española hacia doctrinas como el cameralismo alemán, el mercantilismo liberal y la fisiocracia. Consta que en 1798 la de Huesca tiene "mayor prestigio que la cesaraugustana".

El profesor Cuevas Subías ha apelado, como una de las claves del éxito de la Sertoriana, al método "pedagógico secular, exitoso y eficaz", con una severa disciplina entre los escolares, y el esmero y asiduidad con que los sabios profesores prodigaban la enseñanza, además de la repetición de academias, ejercicios literarios y la solemnidad de actos públicos, además del respetado claustro de profesores que el Conde de Aranda comparaba con "lo más precioso de todas las universidades", tal y como recoge Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar.

Tal era el reconocimiento de la Sertoriana que familias de distinguidos juristas de Zaragoza mandaban a sus hijos a Huesca porque "en aquellos momentos era una universidad de mayor prestigio que la cesaraugustana", como sucedió con el celebérrimo Victorián de Villava.

Ha rechazado Pablo Cuevas, por tanto, la interpretación que aduce decadencia de la Universidad Sertoriana desde1583, en el momento del conflicto de Zaragoza resuelto de manera discutible, y que en determinados ámbitos ha querido justificar el desenlace fatal de 1845. En "Huesca siglo XIX: La ciudad vivida, la ciudad soñada", de 2004, se indica que "la supresión de 1845 fue, para Huesca, una reforma de planes de estudio que incorporaba lo que quedaba de la Universidad a las nuevas ideas educativas del siglo XIX. Lo que perdió la ciudad fue el flujo de estudiantes foráneos que venían a obtener los títulos universitarios, especialmente en la facultad de Leyes que había llegado a adquirir cierto prestigio entre las de su categoría".

En las investigaciones de los Studiosi pro Universitate Sertoriana, desde luego esta interpretación no deja de ser una tibia resignación que no hace justicia a los cinco siglos de "la Salamanca de Aragón", como fue conocida la Universidad de Huesca.

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante