"Pido que se inicien los trámites para suprimir el nombre de la calle rector Sichar" en Huesca

El profesor Macario Olivera plantea esta medida en la presentación de Studiosi pro Universitate Sertoriana que conmemoraba la clausura de la universidad de Huesca

26 de Octubre de 2022
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Público en la conmemoración de la Clausura de la Universidad de Huesca

"Pienso elevar una solicitud formal a la asociación Studiosi Pro Universitate Sertoriana, que tiene personalidad y jurídica y puede actuar como tal, para que inicie los trámites legales con el fin de suprimir el rótulo de la calle con el nombre del rector Sichar", "el enterrador de la universidad de Huesca". El profesor Macario Olivera ha concluido de esta forma su intervención en el acto conmemorativo de la Clausura de la Universidad de Huesca en octubre de 1845 organizado por Studiosi en la Antigua Capilla de la Universidad de Huesca, con el que se presentaba la citada entidad y, de paso, se reivindicaba la memoria y la transmisión de los saberes y la cultura hasta el día de hoy.

El presidente de Studiosi Pro Universitate Sertoriana, Pablo Cuevas Subías, que ha arrancado su intervención con la transparencia "La Salamanca de Aragón", ha recordado aquella "funesta" fecha del 9 de octubre de 1845, cuando el rector Sichar cerraba las puertas de la Universidad de Huesca y comenzaba la destrucción de un patrimonio excepcional, ya que en torno a la Sertoriana fluyeron hasta dieciséis colegios, tres de ellos mayores, y la vida cultural fue exuberante. Ha recordado, sin ir más lejos, que el colegio de La Merced era el más importante de cuantos poseían los mercedarios en el Reino de Aragón. Cuatro objetivos tiene la asociación que quiere acoger al mayor número de oscenses: dar a conocer la relevancia de la universidad, promover estudios para conocerla mejor, acrecentar su proyección y honrar la memoria de quienes le han apoyado. Investigación, didáctica, difusión, patronazgo, apoyo humano y material son las maneras con las que se puede colaborar con Studiosi.

Francisco Bartol y Pablo Cuevas
Francisco Bartol y Pablo Cuevas

El secretario de la asociación, Francisco Bartol, ha leído y comentado fragmentos selectos del Privilegio de Pedro IV (1354) para la fundación de la cuarta universidad de la Corona de Aragón tras Montpellier, Lérida y Perpignán. Entremezclando el latín y el español, Bartol ha recordado la devoción del rey por Santa María de Salas y San Martín de la Val d'Onsera ("nuestro protector en la conquista de los reinos"). En la parte declarativa-dispositiva, el monarca afirma que, "ante la humilde súplica de nuestros súbditos de la ciudad de Huesca para la recuperación de su Universidad hemos decidido establecer una Universidad en esta ciudad, que es paraíso de felicidad y con purísimo aire, y famosa por sus delicados alimentos". Un alumbramiento "para que esta ciudad sea elogiada con tanta diligencia y singularidad cuanta le corresponde a ella y a sus honorables ciudadanos".

Tras elogiar "la nobleza de sus gentes, su fidelidad y observancia de la legalidad, así como los servicios prestados, tan gratos y bien apreciados por nuestros predecesores, no menos que por nosotros", el rey ordena por su autoridad que "esta ciudad por delante de los demás lugares y ciudades de nuestro Reino de Aragón sea honrada con el establecimiento de la Universidad". "Nosotros, con voluntad y firmeza, ordenamos que de ahora en adelante nadie tenga la osadía ni se vanaglorie de enseñar o estudiar en este reino de Aragón Teología, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina, Filosofía o Artes en otra Universidad que no sea la de Huesca. Si alguno, profesor o estudiante, no respetase este estatuto o privilegio, sepa que será sancionado con la ira e indignación real, así como con una multa de mil florines de oro".

Pedro IV concede a doctores, maestros y estudiantes "las mismas libertades, gracias y beneficios cualesquiera que sean, que hayan sido concedidos por la Santa Sede a las Universidades de Toulouse, de Montpellier y de Lérida y estas gracias y beneficios se prolonguen a generaciones futuras". Su Majestad suscribe con su sello este mandado el 12 de marzo de 1354 en la villa de Alcañiz.

LA HUESCA DEL SIGLO XIX

Laura Alins Rami, autora de la tesis doctoral La Universidad de Huesca en el siglo XIX, ha contextualizado el nacimiento de la Sertoriana con las facultades de Teología, Derecho Canónico, Derecho Civil, Medicina y Filosofía y Artes, en exclusiva hasta 1583 en la que emerge la de Zaragoza fundada por el foncense Pedro Cerbuna contra el dictamen jurídico de un tribunal erigido por el rey. Tras enumerar los cinco colegios mayores (Santiago, San Vicente, Santa Orosia, San Bernardo y Santa Cruz-Seminario Conciliar), Alins explica la situación económica desahogada en el siglo XVIII con 132.281 reales de vellón de renta, 28 cátedras en propiedad, unos 450 alumnos.

Una centuria después, en el XIX, se produce un proceso centralizador con los planes de Caballero, Calomarde y, definitivamente, Pidal que supone la supresión de la universidad oscense, pese a que curiosamente se estaba recuperando briosamente de la crisis económica derivada de las malas cosechas, las guerras carlistas y la pérdida del diezmo. Alins ha estudiado todas las estadísticas sobre profesores, alumnado, grados otorgados y matrículas por facultades, así como el método académico plenamente actual e incluso innovador de la Universidad Sertoriana. En conclusión, había un volumen apreciable de alumnos, catedráticos y grados, había modernizado los órganos de gobierno y los métodos y se recuperaba de las dificultades económicas coyunturales. Contrapesos a las causas de la supresión aludidas, la pérdida de rentas, la disminución por centralización de las universidades y la implantación del Estado liberal.

Macario Olivera y Laura Alins
Macario Olivera y Laura Alins

El Decreto de Supresión de 17 de septiembre de 1845 incluyó la creación del nuevo Instituto Literario Oscense o colegio de segunda enseñanza, y el 9 de octubre a las 12 de la mañana dejó de existir la Universidad Sertoriana. Pasaron a manos del Estado los bienes y rentas, así como los Colegios Mayores de Santiago, San Vicente y Santa Orosia. "En Huesca quedó un gran vacío". La vida cultural sufrió un daño irreparable. Muchos estudiantes de Barbastro, Jaca, Cinco Villas y otros lugares no pudieron continuar sus estudios universitarios y la ciudad perdió una gran fuente de ingresos. Algunos catedráticos como el propio Sichar, Falces y Claver pasaron a la Universidad de Zaragoza y otros como Pascual Gonzalvo al Instituto.

El profesor Macario Olivera, autor de "La Universidad de Huesca entre la memoria y el futuro", ha comenzado su exposición con el pretérito próximo, el del intento de Antonio Serrano y José Luis Pomar de recuperar una universidad propia para el Alto Aragón en 1998. "Una obra tan importante como rehacer una universidad es algo que sin apoyo general de una parte de una nación es muy difícil". También ha remembrado la "revuelta" de 1954.

A partir de ahí, ha iniciado una sutil diatriba sobre el rector Jorge Sichar Loscertales. "Era un político, a pesar de que debiera depender del claustro si éste existe y funciona". Trasladándose en los tiempos, ha puesto como ejemplo a Juan José Badiola, que cuando se presentó como candidato al rectorado de la Universidad de Zaragoza, espetó: "Cuidado con que la política entre en la universidad, porque estamos perdidos". La universidad, ha apostillado el profesor Olivera, "no puede vivir con el ansia de poder y de tener". Por otro lado, ha proseguido, "se encuentra en medio del clericalismo". Ha asumido que la Iglesia ha cometido errores y Sichar estuvo rodeado de presbíteros,  frailes, jerarquías eclesiásticas y aprendió que ellos siempre tienen razón. Sin respeto al claustro, no le pidió que votara. Incluso quiso ser el que portó la llave con la que se cerró definitivamente la puerta de la Universidad Sertoriana. De ahí que él le defina como "el enterrador. En su sentido más estricto, de abrir la tierra y echar paladas encima del cadáver".

La Universidad de Huesca se desvaneció 9 de octubre de 1845. La situación era mala, pero podía haber sido peor. "El rector firmó decreto de supresión.  Se reservó la mejor plaza y fue el primero en irse", además a un buen puesto. Macario Olivera, con el auditorio entregado en la Antigua Capilla, ha apelado entonces a las consideraciones del etnólogo Manuel Benito Moliner, que asegura que "los oscenses, haciendo honor a ese apelativo de fatos que nos ha acompañado desde tiempos de Noé, le dedicamos al rector Sichar una calle. Ojalá ese estigma de fatos que nos persigue desaparezca, y no haya más calles para los que nos venden en propio beneficio, siguiendo el caminar de un pueblo digno que debería corregir los signos negativos de su fateza".

A rey muerto, rey puesto, el profesor Olivera ha propuesto que esa calle sea dedicada a Andrés Pie Jordá, responsable de que el Grado de Medicina en su primer ciclo de tres años fuera implantado en Huesca, y que Macario estima con acumulación suficiente de méritos como para extraerlo de la desmemoria histórica.

 

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