Queralt Lahoz deja en San Úrbez una estela de música total, desenfado, feminidad contemporánea y buen rollo

El público del Sonna Huesca pudo disfrutar de un concierto vibrante y emotivo que quedará para el recuerdo

DH
19 de Agosto de 2024
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Queralt Lahoz durante su actuación en el Sonna.
Queralt Lahoz durante su actuación en el Sonna.

Un tornado llamado Queralt Lahoz dejó ayer en el Santuario de San Úrbez de Nocito una estela de música total, desenfado, feminidad contemporánea y buen rollo. Junto al Roble de San Úrbez, con más de 400 años y casi 9 metros de perímetro de tronco, el público del Sonna Huesca pudo disfrutar de un concierto vibrante y emotivo que quedará para el recuerdo.  

La quinta edición del Festival Sonidos en la Naturaleza, Sonna Huesca, que organiza la DPH, vivió ayer un concierto para el recuerdo en los prados anexos al Santuario de San Úrbez de Nocito gracias a una catalana con acento granadino que no solo es un vendaval sobre el escenario, sino que ofrece una propuesta musical total, redonda y sin aristas. Todo sonó a la vez: tecno, rap, hip-hop, flamenco, bolero y copla, y todo sonó como si se hubiera compuesto para compartir una sola canción.

Apareció en escena cuando parte del numeroso público –más de las trescientas personas- todavía se estaba acomodando bajo la imponente mole del Tozal de Guara. Vestía camiseta blanca, unos bombachos enormes y zapatillas a juego (en tamaño). Con ese atuendo de rapera suburbana comenzó repasando temas de su primer disco (1917), acompañada de tres músicos cómplices, capaces de seguirla al fin del mundo: Línea 18, Como puñalá, Tan rico...

Y de repente, cuando aún casi no se había presentado, paró la música. “Dos cositas os voy a decir. La primera, que aquí se viene a bailar; a ver cómo os organizáis para no molestar a los que se queden sentados. Y la otra, que los cigarritos se fuman en un rincón y sin tirar la colilla. La basura nos la llevamos a casa, que para eso nos han traído a tocar aquí, en medio del monte”. El público la siguió como al flautista de Hamelin y se puso a bailar, sin remedio, hasta el final. Cuando acabó, no se veía una colilla.

Poco después hubo algún problema con el sonido que la obligó a cortar una canción. Fue un desajuste de potencia –a la Queralt le gusta tocar fuerte- que se solucionó en un par de minutos. En ese impas, Queralt Lahoz se arrancó a capela –la corriente no había saltado y los micros funcionaban- con un bolero histórico Historia de un amor, que cantó a su manera brillante de cantar: con esa voz preciosa y esa garra intransferible.

VESTUARIO IMPROVISADO JUNTO AL ROBLE DE SAN ÚRBEZ

Antes de llegar al tramo central del concierto, centrado en su penúltimo trabajo Pureza (El tiroteo, De la cueva a los olivos, Con poco...) Queralt Lahoz se había cambiado de ropa y lucía botas negras altas y un precioso vestido blanco e insinuante. Mientras sus músicos se arrancaban en modo jam, Queralt se bajó del escenario y se fue al roble centenario de San Úrbez, donde dos personas de la organización sujetaron una tela durante dos o tres minutos, el tiempo que le costó cambiarse.

Y cambió de gestos, de forma de moverse. Del rap al flamenco y a la copla. Ya no era la de Santa Coloma de Gramanet; era la de Granada. La nieta de su abuela y la hija de su madre, a las que nombró y reivindicó en varias ocasiones. También nombró la emigración, los exilios, los caciques y la clase obrera.

Queralt Lahoz en la San Úrbez
Queralt Lahoz en el concierto junto al Santuario de San Úrbez.

El concierto ya no bajó de ritmo y el público lo agradeció porque no hacía calor. La tarde era espléndida, el viento había amainado y el Santuario de San Úrbez había recibido más visitantes casi que el día de la romería. Las puertas del Santuario estuvieron abiertas y las del albergue también. Para buena parte del público, incluido el oscense, era la primera vez que se acercaban a San Úrbez de Nocito y que veían el Tozal tan cerca. Y quien consiguió llevarlos hasta allí –ahora seguro que volverán porque el lugar es mágico e imponente- fue Queralt Lahoz, la nieta de María la molinera, a la que le robaron su molino. “Yo me dedico a cantar en alto lo que mi abuela me contaba muy bajito”, dijo Queralt en una de sus últimas proclamas.   

El Sonna Huesca cierra con este fin de semana el formato de programa triple (viernes, sábado y domingo) que ha ofrecido en el mes de agosto y regresa a las citas dobles (sábado y domingo) durante las próximas fechas. El próximo fin de semana, el Festival Sonidos en la Naturaleza regresa a la comarca de La Litera para visitar la ermita de San Isidro en San Esteban de Litera y el Museo Milano Real-Cometa Roja de Binaced. Los catalanes Magalí Sare y Manel Fortià actuarán en San Esteban y la aragonesa Ester Vallejo lo hará en Binaced.

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