Mariano Gavín Suñén, conocido como Cucaracha, (Alcubierre, 1838 - Lanaja, 28 de febrero de 1875), fue un famoso bandolero aragonés que actuó en Los Monegros durante la segunda mitad del siglo XIX. Creció en Alcubierre, una zona extremadamente árida y pobre en aquella época. Se casó el 26 de marzo de 1861 con Jobita Amador.
Es realmente poco lo que se sabe con certeza de este personaje. Para algunos, fue el Robin Hood aragonés, que robó a los ricos para dárselo a los pobres; para otros, no fue más que un asaltante de caminos y extorsionador. Se dedicó al asalto, robo, extorsión y secuestro. Consiguió su fama al escapar durante muchos años de la persecución de la Guardia Civil. Su apodo provino de su forma de vestir, siempre de negro de los pies a la cabeza.
El Cucaracha encabezó una banda junto a los también bandoleros Antonio Sampériz "el Cerrudo", José Bernad "el Herrero de Osso", Melchor Colomer "el Molinero de Belver" y José Solanilla "el Guarnicionero de Alcolea". Todos murieron el 28 de febrero de 1875 en una paridera de Lanaja, donde la Guardia Civil los emboscó y acribilló a tiros. El cuerpo del Cucaracha, en cuyos bolsillos encontraron una petición de indulto al rey, fue expuesto en Lanaja para público escarmiento.
150 AÑOS DE SU MUERTE
Este 28 de febrero, en el 150 aniversario de la emboscada que acabó con la vida de la banda de Cucaracha, se organizó una mesa redonda en el edificio municipal de Lanaja, en la misma plaza donde su cadáver fue expuesto en 1875. Bajo el título "150 años de la muerte de Cucaracha. Reflexiones en torno al bandolero y su proyección en el tiempo", el evento reunió a diversas figuras del saber. José Antonio Adell moderó la mesa y excusó la asistencia del escritor Celedonio García por causa de fuerza mayor.
Luis Casaus inauguró las intervenciones con anécdotas familiares y su reflexión sobre una obra de teatro definitiva sobre Cucaracha, donde este se encontraría en el más allá con una de sus víctimas y uno de sus victimarios.
El dramaturgo Paco Paricio, acompañado por Pilar Amorós, presentó una interpretación al "modo romance de ciego", en la que relató un suceso con un niño que llevaba monedas al molino y que, al ser interceptado por Cucaracha, recibió dinero en vez de ser robado. La frase "Dile a tu madre que Cucaracha no roba a los pobres" resonó en la sala.

Héctor Pisa, coautor de "El bandido Cucaracha, la película", mencionó los desafíos económicos de la filmación y recordó el estreno en el Teatro Olimpia de Huesca. También relató la visita al set de grabación de una monja de 102 años, descendiente de una de las víctimas del bandolero.
Los investigadores Jesús Gazol y Macario Andreu expusieron las duras condiciones de vida en Los Monegros en el siglo XIX: altas tasas de mortalidad infantil, analfabetismo y esperanza de vida reducida. Sus datos ilustraron la miseria en la que muchos vivieron en aquella época.
Alberto Lasheras, experto en historia y tradiciones de Alcubierre, describió los espacios físicos de las andanzas de Cucaracha. Especialmente impactante fue la narración del enfrentamiento entre el bandolero y Santiago Ardid, su enemigo, quien acabó muerto tras ser sorprendido en la era donde acudía a hacer sus necesidades.
José Antonio Adell cerró la jornada con un repaso a la influencia de Cucaracha en la cultura actual, incluyendo su impacto en el marketing y el folclore. En un momento dado, unos golpes en la puerta interrumpieron su presentación. Se trató de Roberto Nistal, actor que, ataviado como el bandolero y con una pistola de avancarga, saludó a los presentes, tras haber realizado una función teatral en el Corral de Comedias de Robres.
La tarde culminó con la intervención del editor Salvador Trallero, quien expresó su deseo de que la figura de Cucaracha pueda convertirse en un motor cultural y de desarrollo económico para la comarca de Los Monegros.