El Temple, el primer pueblo oscense de colonización: "Muy orgullosos de ser colonos"

Una veintena de vecinos acuden a la exposición de la Diputación Provincial, reviven momentos pasados y celebran el futuro de un lugar muy vivo

23 de Junio de 2024
Vecinos de El Temple visitan la exposición sobre los pueblos de colonización en la DPH

Fueron los primeros colonizadores de la provincia de Huesca: El Temple, proyectado en 1943, habitado a partir de 1946. Un pueblo bonito, ordenado, limpio y muy dinámico, con plenitud de servicios. El orgullo -la palabra que más emplean- rural en su esencia. Este sábado, una veintena de sus moradores, junto con un par de San Jorge, han visitado la exposición Pueblos de colonización. Miradas a un paisaje inventado.

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Desde el momento en el que Silvia, la guía habilitada por la Diputación, ha iniciado su lúcida explicación en el hito redondo del Instituto Nacional de Colonización de 1939, la actitud no ha podido ser más participativa. Hasta tal punto que, por momentos, ha habido que abreviar el intercambio de pareceres para que no se eternizara, ya además con presencia de visitantes espontáneos al final.

Es un beneficio común. Silvia ha explicado con todo lujo de detalles sus conocimientos históricos y su especialización sobre la colonización, mientras el grupo pausadamente recorría la muestra de 300 fotografías, dibujos, planos y documentos. Por otro lado, la historiadora acumula para su bagaje de contenidos las vivencias directas de los colonos de antaño que son los ciudadanos de hogaño.

Los paneles frente a la entrada trasladan la idea cierta de la diversidad en un programa que preparó miles y miles de tierras de toda España para la optimización productiva con la transformación en regadío y, por tanto, en fertilidad. Fue, como refleja la exposición comisariada por los arquitectos Ana Amada y Andrés Patiño, la más vasta operación urbanística en el medio rural entre los años cuarenta y los 70 del siglo pasado, protagonizada además por equipos multidisciplinares donde arquitectos y artistas daban su toque creativo a pueblos que movilizaron a 60.000 familias rurales y donde todo se proyectaba al detalle, incluidos los comerciales o las iglesias, con excepción de los cementerios por la consideración de que los colonos querrían reencontrarse con la tierra en sus lugares de origen.

Los vecinos de El Temple se abrazan con sus recuerdos en las palabras de Silvia que explica la trayectoria de estos programas que acabarían en el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (Iryda) cuando la fórmula de obligaciones y préstamos se traslada al nuevo organismo constituido en 1971, el Instituto de Crédito Oficial.

Como si fuera la línea de la vida, una pared recoge la leyenda de la creación de pueblos desde los primeros años cuarenta, y ahí aparece El Temple en cabeza cronológica de la provincia de Huesca. Le sucederían paulatinamente Artasona del Llano, San Jorge, Valsalada, Frula, Montesusín, Sodeto, Curbe, San Lorenzo del Flumen, Valfonda de Santa Ana, Cantalobos, Vencillón, Orillena, Cartuja de Monegros y San Juan del Flumen.

En el túnel del tiempo, se comentan las aportaciones de vecinos que han participado con sus testimonios en la exposición, como Alizia Sambia, Ana Bergua, Carlos Paúles, Carolina Cajo, Claudia Espinosa, Fernando Santacruz, Luis Soriano, Manuel Cepedo, María del Caso y Vanesa Lázaro, todos templarios de vanguardia.

En el itinerario de esta iniciativa de la Fundación ICO, la planta sótano de la sala de exposiciones llama la atención en los paneles donde se recogen planos de los pueblos, que constatan las diferencias constructivas de unos a otros, con las especificidades del norte o del sur, de Aragón o de Cataluña, de El Temple diseñado por José Borobio (el gran arquitecto de la colonización en Huesca) o de Gimenells, en todos los casos con aires racionalistas, modernos. Es "la ingeniería y la naturaleza ordenada por el ser humano".

Admira la capacidad artística que arranca con la hermosa virgen de la iglesia de San Jorge. El arte contemporáneo es una de las señas de identidad singulares, defendidas por José Luis Fernández del Amo, director del Museo de Arte Contemporáneo entre 1952 y 1958, y que no escabulló su audacia pese a algunas presiones eclesiales. Artistas jóvenes como Pablo Serrano o Hernández Mompó dejan su huella, como Juana Francés o Teresa Eguíbar.

Después de la explicación sistemática, llega el tiempo de dejar la libertad para ver la parte final de la exposición, donde se hallan visiones duales como la revista Life que estigmatizó el programa al entender que se trataba de propaganda franquista en un tiempo de acercamiento con la administración estadounidense u otras publicaciones como los famosos Nodos donde se reflejaban las excelencias. ¡A los de El Temple les van a decir cuánto de bueno tuvo aquello y cuáles fueron las servidumbres!

EL TESTIMONIO DE CARMEN

Si el director de la Fundación ICO sostenía que esta exposición tiene cinco virtudes que empiezan por "e" (excelente, esclarecedora, entretenida, emocionante y estimulante), lo refrenda una de las visitantes, Carmen Bagüés, toda una vida en El Temple.

Carmen ha acudido acompañada por su marido, Luis, y su hija, Gemma, que acaba también expresando su testimonio. Llegó en 1953, "la Primera Comunión ya la hice en El Temple. No había luz, no teníamos agua, recuerdo ir a la fuente con dos pozales y traernos el agua a casa".

Llegaron colonos de distintas procedencias, "entonces no nos conocíamos, pero íbamos a la fuente a por agua y allí hacíamos amistades. Allí pasamos nuestra juventud, nos casamos, tuvimos la hija... Y ahora estamos muy orgullosos. Aunque hayamos nacido en otra parte, El Temple es nuestro pueblo, y estamos muy orgullosos de nuestro pueblo".

El Temple tiene una vida muy activa. "Hay asociación de mayores, asociación de amas de casa, hay una coral, un equipo de fútbol... Tenemos de todo". También está "orgullosísima" de su hija, Gemma, que vive en Zaragoza.

En la capital aragonesa, presume Gemma ante sus compañeros de la Caixa de "ser de El Temple. Siempre lo digo. Todos mis compañeros tienen claro de dónde soy. Vengo todos los fines de semana, a mi hijo también le gusta el pueblo -"le encanta", redobla el verbo la abuela-. Muy felices y orgullosos de todo lo que se ha hecho con un trabajo duro cuando vinieron los abuelos y mis padres de niños y han dedicado toda su vida a El Temple, como todos los colonos".

Y la mejor prenda para el final: "¡Uy, las fiestas de El Temple!". Las mejores, claro. "Yo tengo vacaciones en el mes de agosto pero no me voy de viaje hasta que pasan las fiestas". Y es que en El Temple son muy de festejar, porque detrás de cada uno de ellos está una gran obra de todos.

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