La actriz Victoria Abril, leyenda viva del cine español e internacional, ha recogido esta noche el Premio Luis Buñuel del 52ª Festival Internacional de Cine de Huesca, en una gala en la que ha reivindicado la cultura, el cine de autor, se ha mostrado locuaz y cercana y ha expresado su agradecimiento a los espectadores: "El cine no me ha salvado la vida: habéis sido vosotros, el público".
La ceremonia, celebrada en un Teatro Olimpia abarrotado, ha seguido un esquema similar a la del Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, que recogió el realizador Isaki Lacuesta el pasado 7 de junio. Dirigida por Elena Gómez, ha contado con Manuel López-Vigo y Minerva Arbués, que han llevado el peso de la gala, y con la participación de Alfonso Palomares y Kike Lera.
"¡Estás preciosa, Victoria!", le ha espetado el presentador, a lo que ella ha respondido de inmediato: "¡Gracias, tesoro!". Y lo estaba. Abril, que llevaba el pelo recogido con un lazo con la bandera francesa, lucía un vestido de alta costura española, de la marca catalana TOT-HOM, con un cuerpo negro, falda larga blanca, pedrería en la cintura, guantes negros hasta el codo y con plumas. Como ha indicado después, un poco al estilo Audrey Hepburn, "que sé que a Luis Alegre le gusta mucho".
Los presentadores "se han disputado la nacionalidad" de la actriz, que ha repartido su residencia entre España (20 años) y Francia (45, como le ha rectificado a López-Vigo, cuando éste ha dicho 30). También han citado los numerosos galardones que le han otorgado a lo largo de su carrera, a ambos lados del Pirineo, para dar paso después a una intervención del escritor, docente y especialista en cine Luis Alegre, que por la mañana ha acompañado también a la homenajeada, en una sesión de los llamados "vermú con...".
"Es una lástima que cuando cuando tú empezabas en el cine, Luis Buñuel se estuviera retirando, porque estoy completamente seguro que hubiera sido feliz dirigiendo a un ser tan genial, tan libre, tan especial y tan de verdad como tú", le ha dicho.
Seguidamente, ha comentado la importancia que Agustín Díaz Yanes tiene para ella, "una persona esencial" en su vida, y que hubiera acudido a esta gala para demostrarle lo que le quiere, de no ser porque está rodando una película en Bilbao. No obstante, Alegre ha leído un texto que le ha enviado para esta ocasión: "Victoria Abril no sólo es la española que mejor conoce su oficio, también es, en mi opinión, la mejor actriz española de todos los tiempos, protagonista de varias películas míticas y capaz de hacer bueno todo lo que le toca en suerte. Tiene, como todo el mundo sabe, una personalidad apabullante y un talento desmedido".
Cómo ya se había dicho por la mañana, a ella le debe haber dado el salto de guionista a director de cine. "Mi agradecimiento es ilimitado e infinito. Siento mucho no poder estar en este homenaje tan merecido, así que terminaré con las palabras de alguien mucho más sabio que yo. ¿Se puede hacer mejor? Yo no lo he visto; pero más bonito, imposible. Enhorabuena, victoria".
Se han proyectado unas imágenes que han recorrido su trayectoria profesional y, finalmente, se ha subido al escenario para recoger el premio, que le han entregado el presidente de la Fundación Festival Internacional de Cine de Huesca, Manuel Avellanas, y la directora del certamen, Estela Rasal. El trofeo es una hormiga que hace un par de año diseñó Isidro Ferrer, para actualizar esta imagen.
"Me lo llevaré en el corazón y mañana estará en El Hormiguero", ha señalado en referencia al programa de Pablo Motos que se emite en Antena 3 y al que ha sido invitada. "La vida está bien hecha y lo que sucede, conviene", ha añadido.
Victoria Abril ha agradecido a Luis Alegre que le haya insistido muchas veces para que acudiera a recoger el galardón. "Siempre he dicho que no, pero me llamó ahora, que he cumplido 50 años (en el cine), sin morir en el intento, dando por culo y lo que me queda", ha señalado.
Ha manifestado, como hiciera también por la mañana, que después de 45 años regresa en Mérida a un teatro español, para tumbarse después sobre el escenario y besar sus tablas. "Aquí (refiriéndose al Teatro Olimpia) tenemos que venir, con la versión corta de Medusa, el año que viene: sí o sí".
Ha defendido el cine de autor, el que busca cumplir un sueño; ha asegurado que está hasta de que se manipulen y tergiversen los hechos; se ha mostrado encantada de poder llevar al programa de Pablo Motos la hormiga que representa el premio Luis Buñuel -diseñado por Isidro Ferrer- y ha tenido palabras para Carlos Saura, el director "más fértil" que ha conocido. Ha recordado, que trabajó sólo tres jornadas con él en la película "El séptimo día" y la Unión de Actores le otorgó a ella el premio anual que concede. "Si me da el papel protagonista, nos llevamos el Óscar".
Pero, como siempre, se ha mostrado leal a Vicente Aranda, por quien siente devoción. Con él hizo 13 películas en 30 años, "a todas las edades", y no rodó más porque el director falleció. "Eso no se olvida nunca".
Los presentadores le han pedido que diera un consejo a quienes quieran dedicarse a esta profesión. "Si tienen claro que les gusta, "tira millas", y que sepan que "el éxito no es no caerse, es el arte de levantarse y seguir".
Tras estas palabras, Victoria Abril ha brindado con champán con los presentadores, en lo que parecía ya el broche final de la gala, pero ha sorprendido a todos con una historia íntima, que tenía el tono de confidencia. "El cine no sólo me salvó de no ser secretaria; como espectadora, me salvó cuando tenía seis o siete años. Éramos hijas naturales y vivíamos en un internado de cielos cuadrados, no sabíamos lo que había fuera -ha relatado-. Lo que había dentro no eran monjas, eran pingüinos con dos dedos para tirarnos de las orejas; no daban educación ni cariño. Mi madre nos sacó un día a ver Oliver Twist con Mark Lester y me enamoré de él platónicamente hasta las trancas".
Ha añadido que "el amor permite soportarlo todo mejor", el hambre y el frío y, además, da esperanza. Su hermana y otras niñas del internado le escribieron una carta en la que se hacían pasar por el actor. "No hay guion que haya leído, aprendido y amado como eso. Luego me enteré de que la carta era mentira", ha relatado. Pero. a los 30 años, le invitaron en París a un programa de televisión, "El fabuloso destino de...", en el que se habían compinchado con su hermana. "Me lo trajeron y me besó y me abrazó. ¿No es bonita la vida? Est belle la vie".
La fantástica actriz ha concluido recordando las palabras de Lorca que decían que "la cultura, el teatro, es el alimento del alma", y ha agregado que, asimismo, es "el último templo que nos queda para ser sinceros y libres".
"Así que, aprovechadlo", le ha instado al público, que le ha correspondido poniéndose en pie y rompiendo a aplaudir. Aún le ha dado tiempo a Victoria Abril, para lanzar su último mensaje de la noche: "El cine no me ha salvado la vida, habéis sido vosotros: el público".