Xoel López es uno de los artistas más solventes y representativos de la escena independiente iberoamericana actual. Cada disco es un ejercicio de libertad creativa y a la vez un capítulo biográfico. Desde el joven que cantaba en inglés en la Elephant Band o luego como Deluxe, hasta ser reconocido como Mejor Artista Nacional en los Premios de la Música Independiente de 2013. Ese fue el colofón de sus años recorriendo Latinoamérica. Su último álbum, Caldo Espírito (2023), que es el que presenta este viernes en el Sonna Huesca, es el decimosexto de su carrera y el quinto como Xoel López
Viene a presentarnos su último álbum Caldo Espírito, que según dicen, fue grabado en una aldea de Orense de apenas cuatro casas. En el Sonna Huesca quizá se encuentre a gusto. Este es un territorio muy despoblado. Con Elephant Band como Deluxe, ahora con su nombre... ¿Había tocado en Huesca?.
Tuve la suerte de conocer Huesca gracias a las giras y a la música y estuve tocando un acústico en el 21, así como en el Matadero Club con Lovely Luna, proyecto más folk que tuve hace años y también en Colofonia de la TV de Aragón, visitando las cuencas mineras y actuando en este programa.
¿Deluxe y Xoel López son dos artistas distintos? López por ejemplo canta también en galego y usted empezó haciéndolo en inglés, antes incluso de ser Deluxe. Parece que fue clave en su evolución su viaje y estancia en Argentina.
Mi estancia en Argentina fue importante por muchos motivos: por el hecho de vivir en otro lugar, a tantos kilómetros de mi hogar, y lo que eso supone. Es una circunstancia muy distinta a la que te enfrentas: todo es nuevo, estás más solo, más ávido de conocer nuevas gentes, nuevas cosas, de adaptarte, y al mismo tiempo, es curioso, porque frente a la fascinación por lo nuevo aparece también una reivindicación de tu raíz, de tu esencia, de lo que tú eras, y creo que en un equilibrio entre ambas sensaciones sucede todo en un viaje como este: casi cinco años viviendo fundamentalmente en Buenos Aires pero viajado por toda América Latina y EEUU, así que sí, fue fundamental y cambió mi forma de entender mi propia música para siempre, y bueno, de esos polvos estos lodos, creo que es algo que se me nota bastante.
Le he leído que ha llegado a un momento dulce en su carrera musical y en su vida. Que ya está bien como está y que no tiene claro si quiere tener el triple de espectadores. ¿Esa idea forma parte de esa reivindicación suya de una vida más espiritual y menos superficial?
Sí creo que hay algo de buscar más lo espiritual, la verdad…. Yo trazo mi propio camino, no me valen los modelos a seguir o lo que se supone que es el éxito para la sociedad. Encuentro mi propio criterio, mi propia forma de éxito, y para mí tiene que ver con lo que estoy viviendo ahora mismo. Siempre creo que es importante estar en movimiento, tampoco siento que sea un lugar donde quedarme estancado, pero sí más o menos en esta línea o en este lugar más o menos cómodo donde creo que se puede vivir bien, con una calidad de vida. Si fuera famoso como algunos o algunas quizás perdería demasiado a cambio de algo que no sé si quiero realmente, por eso alguna vez dije que había llegado a ese lugar de equilibrio. Pero el movimiento no tiene por qué ser hacia ese lugar, puede ser algo artístico y sí que es algo a lo que no renuncio: a seguir explorando, a seguir siendo alguien inquieto a pesar de eso.
Dice que escucha a más mujeres que a hombres, desde Janis Joplin a Violeta Parra.
Bueno, es cierto que sea probable… no lo cuento, en el sentido de que no llevo un recuento, pero si hago balance sí es cierto que escucho a más artistas femeninas, pero vaya, no es premeditado, simplemente sucede así. Quizás conecte mejor con una forma femenina de entender la música. No sé, habría que explorar un poco más el porqué, pero vaya, tampoco le doy mucha más importancia. Pero sí, es un hecho.
También dice que compone canciones viscerales que luego arregla con la cabeza. ¿Ha llegado al sonido que buscaba después de 20 años de carrera?
Es verdad que cuando compongo sale de un lugar muy primario, casi inevitable, algo que me sucede a nivel casi inconsciente, y una vez que digamos, lo echo fuera, le puedo poner algo más de cabeza, de profesión, para lo que es, digamos, el proceso final: rematarlo, llevarlo a un lugar diferente, ser un poquito más estético o friki incluso: jugar, ser un poco más experimental. Pero la base de mis canciones es algo mucho más emocional, más visceral, que casi no controlo. Esa es mi materia prima. Luego me lo paso bien y juego.
El sonido que buscaba… es relativo. Está en continuo movimiento y es una zanahoria que siempre está a un metro de distancia. Lo que me gusta es el camino, por lo que no tengo la sensación de llegar a un lugar definitivo.
Su último disco es más explícito, con letras más duras.
Parece que sí me ha salido algo más crudo, más visceral, y las letras no son tan críticas ni se esconden tanto, creo que me he atrevido a ser un poco más directo. No sé si he ganado algo en el proceso, pero sí he reflejado mi realidad del momento, que creo es importante hacerlo con cada disco. La clave es ser sincero y auténtico con lo que va surgiendo.
Lodo y Tierra fueron dos bombazos. Ahora ha llegado Eco, creada para la película Amigos hasta la muerte de Javier Veiga, que ha sido nominada a Mejor Canción de los Premios Goya 2024. ¿De verdad ya no quiere más?
Lo que decía antes: claro que quiero más: más canciones, más giras, más búsqueda de la belleza y seguir practicando mi oficio, que es mi pasión: la música. Y eso va acompañado de canciones necesariamente. Pero digamos que no quiero más a lo alto, aunque no renuncio a crecer en muchos otros sentidos: repertorio, experiencias y vivencias, que en mi caso se convierten en canciones.
¿Qué nos promete para el viernes en la Cartuja de las Fuentes?
Prometo un concierto vivo, único, como todos. En el sentido de que creo que cada concierto es algo exclusivo, que sucede una vez en la vida, a diferencia de un disco o grabación en general, Es algo vivo, así que prometo poner todo de mi parte y estar receptivo a lo que la gente quiera aportar. Creo que los conciertos al final los termina el público; se cierra el círculo cuando el público pone también su parte, su granito de arena. Así que bueno, con muchas ganas de ir a un sitio al que es difícil ir, y por eso me hace especial ilusión.