Alex Txikon, como un ciclón en Huesca: "La verdadera cumbre es cuando estás de vuelta a casa"

El alpinista vasco relata sus expediciones invernales en el Himalaya y pone el acento en que "no hay nada más importante que la vida del ser humano"

Adrián Mora
Periodista
20 de Diciembre de 2024
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Alex Txikon, en las jornadas de San Úrbez de Peña Guara
Alex Txikon, en las jornadas de San Úrbez de Peña Guara

Alex Txikon ha pasado como un ciclón por Huesca. Era el plato fuerte de la semana de proyecciones de San Úrbez de Peña Guara y se pudo comprobar con la presencia de aficionados que llenaban el patio de butacas del Teatro Olimpia este jueves.

No es moco de pavo lo que ha presentado el alpinista vasco, que cuenta con once ochomiles en su palmarés -doce si se tiene en cuenta que subió en dos ocasiones al Shisha Pangma-, pero lo que le traía a Huesca era la doble hazaña que ha protagonizado con sus ascensiones invernales en el Nanga Parbat -que fue la primera mundial en el año 2016- y en el Manaslu en 2023. Lo ha intentado también en el Everest, en el Annapurna y en el K-2. A este último escenario acudió hace dos años como invitado Lorenzo Ortas, que todavía tiene vivo el recuerdo de los 23 grados que había dentro de la tienda de campaña y la experiencia que apreció del himalayismo invernal, “del alpinismo duro, las ganas de sufrir, el exponerse a unas condiciones inhumanas y huir de la masificación”.

Ortas agradeció a Txikon el gran esfuerzo por venir, si bien el alpinista replicó que la gratitud era suya hacia Peña Guara porque “venir a Huesca no es un esfuerzo, sino un placer y un honor”.

Alex Txikon ha estado haciendo aclimatación en el Ama Dablam, llegó a Huesca recién aterrizado desde Nepal -el miércoles- y el próximo martes día 24 emprende el viaje de vuelta al Himalaya porque el día 25 tiene que estar en Katmandú y el 26 en el Campo Base del Annapurna para volver “a jugar”.

Pero el alpinista no quería perderse por nada del mundo la cita que había concertado con Lorenzo Ortas para participar en la semana montañera de Peña Guara. “En Huesca hay mucha afición, mucho escalador y mucha cultura de montaña. Estamos en las puertas del Pirineo. Después de estar los últimos doce días por encima de los seis mil metros, estoy mucho más tranquilo, tenía ganas de venir

En la primera parte de la proyección, combinada con fotografías y videos, Alex Txikon hizo una pequeña introducción de las expediciones invernales. Después de doce días de actividad por encima de los seis mil metros, “ahora estoy mucho más tranquilo, con ganas de venir a Huesca y contar con imágenes, la película. Lo bonito es que llegas aquí ahora, te circula la sangre por todas partes, voy como una moto y no me cuesta hacer las cosas. Es cierto que cuesta aclimatar, cada vez puede costar un poco más o, mejor dicho, sabes cuándo tienes tu punto óptimo en el cuerpo. Huesca es una plaza muy importante de España y el público tiene un nivel de cultura de montaña mucho mayor que en otros lugares”.

El invierno, dijo Alex Txikon, “exige más audacia, más físico y más fortaleza mental”. De hecho, y con las imágenes que mostró, “cuando sacas un pie de la tienda en el campo base, te juegas la vida”. Pero sostiene que “es mucho más enriquecedor y atractivo, te atrapa de una manera increíble”.

Hizo tres intentos para hollar el Manaslu, el primero coincidiendo con la pandemia, hasta que consumaron el objetivo el 6 de enero de 2023. “No hay más misterio que currelar, currelar  y currelar, y el trabajo en equipo. El viento golpea con mucha dureza”.

Fuera de las estadísticas -los números son tan fríos como terribles- que rodean las expediciones invernales, Alex Txikon hizo esta reflexión, consecuencia de la tragedia que vivió en la expedición al Gasherbrum en 2012: “No hay montañas asesinas sino que somos nosotros los que tenemos el ego y más de una vez tenemos que saber leer entre líneas para saber dónde están los peligros y los límites. El año pasado intentamos el Annapurna, ahora volvemos a intentarlo, pero vamos sin ninguna presión. Con tensión sí, pero sin presión”.

Porque esa presión fue la que, en su opinión, segó la vida de sus tres compañeros, que habían firmado un patrocinio y se sintieron obligados a subir. “Respeto, empatía y regresar sanos y salvos. La verdadera cumbre es cuando estás de vuelta a casa. Más de una vez nos ha tocado ver la muerte. Pero no hay nada más importante que la vida del ser humano”.

En el tercer intento al Manaslu, el que terminó con éxito, reconoce que no hubo nada diferente a los dos anteriores. Ante eso, otra reflexión que fue clave en lograrlo: “Nunca jamás perdáis la esperanza, ni dejéis de creer en el equipo”.

Incluso apuntó que “nos encontramos con un diamante gigante con mucho hielo, con una sensación térmica de 73 grados bajo cero, al punto que el Nanga Parbat fue un juego de niños comparado con el Manaslu”.

Y recordó momentos antes de proyectar en la pantalla las imágenes de sus hazañas que “vengo a contar desde mi humilde opinión, desde el descaro, desde el desenfado, desde el desconocimiento, desde ese niño que llevamos todos dentro”.

El Himalayismo y por extensión toda la montaña es un mundo que, dijo Txikon, “me apasiona, es donde aflora la mejor versión de Alex”.

El Annapurna es un nuevo desafío después de un año de escasa escalada porque, como el propio Txikon recordó, ha estado “con la paleta currando” en Azpeitia, donde se ha hecho una asociación y se ha construido un museo de montaña y ha regresado estos días para cerrar algún fleco pendiente al respecto. Vuelve la aventura, la dificultad y las condiciones extremas en quien las conoce de primera mano.

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