Alejado como estoy del mundanal ruido de la SD Huesca -asisto a los partidos a mi asiento de Preferencia en El Alcoraz como el abonado número 28 para disfrutar y sufrir como uno más-, he de confesar el estado de shock que me produjo este martes la noticia que me envió mi amigo y compañero de fatigas Javier García Antón acerca del ERE que va a hacer el club azulgrana.
Más de uno (y no los que estaban en el palco, por supuesto), pienso, le tendrá que agradecer a Javier el espíritu crítico de sus comentarios en EL DIARIO DE HUESCA que ha servido para destapar la escandalosa deriva financiera de la entidad, a la que he seguido de cerca desde mi niñez y como periodista en los 42 años y 282 días de mi vida laboral.
No había visto jamás un comunicado tan demoledor del Huesca ni de ningún otro club de la ciudad en los términos de transparencia que ha emitido el club. Es más, y por si tenía dudas, esta misma mañana le preguntaba a un amigo, veterano socio, ex directivo, septuagenario, si él recordaba algo igual. Su respuesta ha sido tajante: “No”.
“¿Dónde está el dinero, el dinero dónde está?”. Es la pregunta-canción que hemos oído en la grada de El Alcoraz estos dos últimos años. Molestaba en el palco ese ataque de ira de una hinchada que no encontraba respuesta a ese ejercicio de dilapidación económica.
Se me antoja absolutamente incomprensible -imagino que es un pensamiento compartido con los seis mil y pico socios- que un club como el Huesca, que ha debido manejar más de 150 millones en este periodo de desastrosa gestión, y seguro que me quedo corto- presente pérdidas de 15,4 millones de euros, además de 1,6 de la Fundación Alcoraz, que se haya despatrimonializado (siempre nos quedará El Alcoraz), que tenía una proyección de pérdidas para el actual curso de 4,5 millones y que la previsión era gastar 3 de cada 2 euros ingresados cuando el sainete que nos llevó al fútbol profesional era ingresar 5 y gastar 4.
El renovado Consejo de Administración del Huesca ha dado un paso al frente en materia de transparencia y, como dice en su comunicado, en aras a poner el punto final a la deriva económica del club que pueda contribuir a fortalecer su recrecimiento deportivo, social y económico.
Recuerdan los nuevos mandatarios que el ERE que viene es “el balance último de la gestión anterior”. No salen nombres y apellidos de la gestión anterior. Están en la mente de todos pero no estaría de más recordarlos porque todavía hay quienes se sienten víctimas, heridos y agraviados pese al enorme socavón que han hecho y que se asemeja más a una administración desleal que a una simple “desastrosa gestión”. Va más allá.
Mientras unos se han ido con los bolsillos llenos, otros sí que van a ser víctimas reales de ese anunciado ERE, que llevará lágrimas y paro seguramente a los más vulnerables. Vaya desde aquí mi cariño hacia los que puedan resultar damnificados de esta dolorosa situación.
Estamos, en fin, ante “el Alvise” que anuncia el Huesca, pero en sentido inverso al que proclama este político de dudosa reputación. Es decir, un “se acabó la fiesta”. Pan y circo, como en los espectáculos de la época de los gladiadores romanos en los que al final el emperador ponía el pulgar hacia abajo. Que no se vayan de rositas y dejen al Huesca con su fiesta en paz.
P.D.: Y, por favor, no se les ocurra amenazar ni esparcir mierda, que bastante ha salido ya.