Alrededor de 260 atletas (120 en el turno de los mayores, de 4º a 6º de Primaria, y 140 en el de los pequeños, de 1º a 3º) han celebrado este sábado la fiesta final de curso del Atletismo Divertido. Como es habitual, y con la compañía de un sol radiante y una temperatura casi estival, la chiquillería ha estado acompañada de un gran ambiente.
En esta ocasión primaba el tono festivo de la jornada y el sentido participativo más que el competitivo. Los mayores se iban quedando con las marcas pensando más en cómo mejorar el curso próximo y para los pequeños no había cronómetros ni registros que tomar.
Tal como viene siendo habitual, la sesión ha comenzado con el reparto de funciones, a cargo del responsable de la actividad, Dani Durán, que ha distribuido zonas entre los monitores-entrenadores y los voluntarios -en total unos 40-, muchos de ellos forjados también en este sano ambiente del Atletismo Divertido que les ha hecho crecer en el atletismo y en valores. Algunos y algunas estarán en las próximas peleas en las fases de ascenso de los equipos femenino y masculino.
Todo ha ido sobre ruedas y en menos de tres horas se ha completado la jornada. Los mayores han tenido una decena de pruebas que iban realizando a su libre albedrío. Saltos de longitud, triple y altura, 60 lisos y 60 vallas, lanzamientos de peso, martillo, vortex, disco y jabalina de gomaespuma.
Y luego los pequeños han visto la instalación dividida en varias zonas multisaltos y lanzamientos. La novedad, muy divertida por cierto, ha sido el lanzamiento de vortex a una diana. El asunto consistía en poner una gran caja en el centro rodeada de varios puntos de lanzamiento para que los chavales apuntaran e introdujeran el artefacto como si de una canasta de baloncesto se tratara. Pero cuando se ha metido en la caja Izarbe Lafontana primero y Jaime Cardiel después, ambos se han convertido en el saco de todos los golpes porque los tiradores se han desatado.
Concluye así un curso que hace el 16 “como todas las temporadas, con buen sabor de boca”, en palabras de Dani Durán, que dibujaba una amplia sonrisa. “Casi se nos ha hecho corto el curso y con ganas de empezar ya el siguiente. Viendo las pistas cómo están hoy, que a pesar de muchas comuniones y otros eventos, verlas así de llenas y que los niños y las niñas disfrutan es una satisfacción total. Al fin y al cabo, el objetivo es que se lo pasen bien”.
Disfrutan los atletas, los monitores y profesores “y hasta los padres y madres que están aquí viendo a sus hijos”, ha añadido Durán, que ha puesto en valor el trabajo que desarrollan los monitores y los voluntarios. “Entre profesores y voluntarios han venido unos 40, señal de que se lo pasan bien. Si no estuvieran a gusto, no vendrían. Y estas jornadas, si no hay gente en la organización, es imposible de sacarlas”.
Y que se mantenga casi el medio millar de participantes entre los diferentes colegios en los que se hace es, en opinión de Dani Durán, “el mejor síntoma de que la actividad gusta, tanto a las familias como a los niños y niñas que vienen. Muchos se apuntan al atletismo por el boca a boca. A nosotros nos preguntan qué se hace en el atletismo y les decimos que lo cuenten los que lo practican. Si hay ese número es porque la gente se lo pasa bien y aprende un deporte”.