Las altas temperaturas de la semana precedente y la lluvia, que cayó en cotas bajas y medias, ha provocado que en la montaña pirenaica asomen más rocas de lo habitual en febrero ya que se ha purgado con algunas coladas recientes y no hay continuidad en las partes bajas para salir con los esquís calzados.
En la segunda actividad promocional de esquí de montaña del club Peña Guara se reunió un numeroso grupo de 25 participantes dirigiéndose por los valles occidentales al refugio de Lizara que a 1.515 metros de altitud constituye un buen punto de partida para ascender los más de mil cien metros que le separan del Bisaurín, la gran montaña del entorno entre otras que también son buenos objetivos de esquí de montaña, como el Bernera que se ha ascendido en otras ocasiones y alguna de las esbeltas cumbres del macizo del Aspe.
Todos preparados y con las comprobaciones del Arva en funcionamiento se parte porteando los esquís durante una media hora hasta que la nieve adquiere continuidad pasada la fuente de Fuenfría. Desde allí en múltiples zetas muchos esquiadores recorremos las laderas del collado Foratón que van inclinándose progresivamente. En lo alto una brisa refrescante se agradece después de haber pasado calor a pleno sol en la vertiente, ya que el día también es caluroso aunque hay anunciadas algunas rachas de viento.
En la cresta del gran collado se observa de cerca la gran vertiente sur de la montaña, que impone al ver que la parte alta tiene mucha inclinación en torno a unas rocas que afloran. Son más de seiscientos metros de desnivel que a base de amplias zetas se van salvando. La mayoría, al comienzo de la zona de más inclinación, pasamos a crampones cargando los esquís, otros continúan con cuchillas ya que la huella de ascenso está bien trazada.
Bien pasado el mediodía, en menos de cuatro horas nos reunimos en la cumbre donde sí que sopla un frío viento como estaba previsto, los acompañantes del club deciden que la ladera está en buenas condiciones y se puede bajar por ella, ya que la otra opción era dar la vuelta por la cara norte hacia el collado Basté, hacia el refugio de Fetas, en el caso frecuente de que estuviera la ladera sur muy labrada por el paso de muchos montañeros, lo que dificulta mucho el esquí de descenso.
Las condiciones de la nieve fueron muy buenas, incluso cuando la pendiente adquiere fuerte inclinación no se observa peligro en caso de caída porque se ha transformado una capa suficiente para parar cualquier caída y la última pendiente antes del collado es un lujo de esquí en nieve perfecta que hace disfrutar a todo el grupo. Desde el collado Foratón donde el calor ha hecho lo suyo las condiciones ya no son tan buenas, hay que salvar algún paso entre rocas a base de destrezas de esquiador de montaña y pronto se pasa de nuevo la fuente apurando en el camino los últimos rastros de nieve para llegar sin novedad al refugio de Lizara desde donde se han ascendido 1.162 metros de desnivel según el GPS con otros tantos de descenso. Nos despedimos hasta la próxima actividad promocional, pensando también en las altas rutas que están previstas para los meses de marzo y abril, esperando que caiga una nueva nevada que tapice mejor la montaña.