Carlos Molina, un viejo rockero del Bada Huesca, regresa once años después de su primera experiencia oscense, las temporadas 2013-14 y 2014-15, para reforzar al equipo de José Nolasco.
En su primera campaña, el equipo consiguió su mayor gesta desde su fundación y es que fue capaz de obtener una plaza europea para la temporada siguiente. El rival fue el Eskilstuna sueco, pero desafortunadamente el gol average no favoreció a los oscenses para continuar en la competición. Una bonita experiencia.
El lateral izquierdo, de 33 años, 2,01 metros de altura y 105 kg de peso, llega procedente del SC Pick Szeged (Hungría), después de una trayectoria sobresaliente que pondrá al servicio de un grupo joven al que su veteranía y calidad aportará buenos rendimientos.