La tradicional cita que supone desde hace 44 años la Carrera de Navidad ha reunido a 190 corredores que a las once de la mañana se han dado cita en el aparcamiento del camping San Jorge para disfrutar recorriendo los 15 kilómetros de la antigua ‘vuelta larga’ que los pioneros Armisén, Martín y Arellano realizaron desde entonces como un simple y divertido entrenamiento. Dos aspectos que se han mantenido inalterables a lo largo de los años, pese al crecimiento continuo y la consolidación de la carrera en el ‘calendario’ de los seguidores de esta especial iniciativa.
El buen tiempo –más bien calor y un sol brillante- ha hecho que la participación sobrepasara los doscientos corredores, porque ha habido algunos que se incorporaban fuera de control, cuando el conteo manual ya había cesado, y otros, los cuatro nostálgicos (Tresaco y señora, Viñuales y Yimi) aprovechaban para realizar el trayecto andando desde el IES Pirámide hasta Huesca.
Además, en la presente edición se observaba un nutrido y acelerado relevo generacional con la presencia de muchos jóvenes que están dispuestos a no dejar que esta maravillosa iniciativa se jubile nunca. Ellos, junto a los tradicionales y más veteranos, han sido los animadores desde el primer momento con sus indumentarias navideñas, todo tipo de camisetas y buen humor a lo largo de todo el trayecto, que esta ocasión sufría numerosas variaciones.
Tras la foto inicial de familiar, de la mano del Club Atletismo Zoiti, con su presidente Roberto Dieste al frente, y la Policía Local, el variopinto y ameno grupo tomaba la salida en la calle Fuente del Ibón con dirección hacia la carretera de Huerrios y Banariés, por donde se circulaba por el andador recientemente colocado para mayor seguridad de los corredores; así como desde Cuarte hasta la rotonda del IES Pirámide.
En este último trayecto aprovechan los más rápidos para medir sus fuerzas y en esta ocasión saltaba la sorpresa porque el eterno campeón (Dani Cremades) perdía su trono a manos de Alejandro Beired, mientras que la primera fémina en llegar al avituallamiento ubicado junto al convento de las Teresas (frente a la ITV) ha sido la árbitro de fútbol Carmela Capistrós.
En este punto se aprovechaba para reponer fuerzas por gentileza del Grupo Correas (agua, plátanos y naranjas) y esperar a los más rezagados para entrar en compacto pelotón por el laberinto que en esta ocasión suponía el paso por las calles de Huesca.
Escoltados por la Policía Local, los participantes enfilaban hacia la capital, pasando por el cuartel de la Guardia Civil, Hospital San Jorge y los célebres villancicos para los pacientes y profesionales, Martínez de Velasco, Calle Alcoraz, Plaza de Navarra, Porches de Galicia y Coso Alto, donde las obras de peatonalización obligaban a torcer por la Calle Miguel Servet y, como no se podía entrar por el Parque Miguel Servet por estar todavía cerrado, se subía la calle del Parque en dirección contraria para volver a la calle San Jorge, con dos vueltas a la rotonda, y acabar el recorrido tradicional con la pequeña variante de cruzar por el ‘camino verde’ –antigua vía férrea-, evitar las obras de la calle Ingeniero Pano y regresar de nuevo al camping San Jorge.
Con sus 44 años en las piernas, la Carrera de Navidad sigue siendo un punto de reencuentro cada edición y un motivo de satisfacción para todos los corredores que se sienten partícipes de una ilusión que nació como un paseo entre amigos, ha mantenido esa filosofía y ha trascendido en el tiempo. De hecho, el grupo encargado de gestionar estas últimas ediciones ya está trabajando par ver si se puede ‘hacer algo especial’ para el 45 aniversario.