Cincuenta años del primer título en la historia de la Sociedad Deportiva Huesca

06 de Julio de 2024
Alineación de la SD Huesca del primer título histórico

El Huesca ha vivido varias etapas cruciales a lo largo de toda su dilatada historia, pero hay una que se recuerda con gran cariño y emoción, fue la que puso el broche de oro al estreno de El Alcoraz. El 16 de enero de 1972 se inauguraba con indisimulado orgullo el nuevo estadio con césped natural y el sábado 6 de julio de 1974, se cumplen ahora 50 años, los azulgranas, por medio de su capitán Luis Ausaberri, levantaban el primer trofeo nacional, la copa de campeones de España de Aficionados.

La temporada 1972/73, con una mezcla de infortunio y la maldición del nuevo estadio, los azulgranas perdieron su puesto en la Tercera División de entonces (con categoría nacional y sólo cuatro grupos) en la tan llorada y recordada eliminatoria ante el Guadalajara. Al Huesca le tocó curar sus heridas en Preferente y lo hizo a lo grande porque fue campeón, firmó los mejores números de su historia, logró retornar a Tercera División en una campaña y se proclamó brillante campeón de España de la Copa de Aficionados. Vamos, como dirían ahora, firmó un ‘triplete’.

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Fue una temporada gloriosa marcada por una delantera espectacular que pulverizó todos los registros hasta superar los 200 goles en los 57 partidos que disputó en las dos competiciones: 125 en Liga y 76 en la Copa. En aquel equipo que los aficionados de entonces recitaban de memoria -Pedro Aróstegui apenas utilizó 14 jugadores- los laureles se los llevaron jugadores como Palacino (46 goles), Mariano Ferrer (33), Valentín Arrayet I (22), Ignacio Calvo (21), Serafín Ortega (20) o Emilio Cruz (19), y el juego del equipo era una maquina perfectamente engrasada en la que marcaban goles hasta los defensas y ante la que a los rivales no les quedaba más remedio que claudicar.

Luis Ausaberri recibe el trofeo de campeones.

CAMPEÓN DE AFICIONADOS

El título de Aficionados fue el primero de carácter Nacional que fue a parar a las vitrinas del Huesca, que ganó la final Regional y Nacional al mismo rival, el Deportivo Aragón en el que ya despuntaba Camacho, padre del jugador del Huesca que es historia viva del club.

En la fase territorial, el Huesca se impuso en la final por 3-0 y después eliminó en la nacional al Constancia (11-0 y 2-1), Villena (8-0 y 3-1), Extremadura (2-0 y 1-0) y Manresa (3-1 y 1-1), aunque los honores de partido histórico se los llevó el duelo contra un Barcelona Amateur (5-2 y 1-0) en el que jugaban Fuster y Paco Fortes, autor de los goles blaugrana.

El Huesca afrontó esta competición sin Peralta y Sabalete, los dos jugadores con licencia profesional, y tiró de algunos jóvenes como Ricardo Constante, que debutó con 16 años, Obiols y Mendiara.

Luis Ausaberri levanta la Copa

La final nacional repitió protagonistas, con arbitraje de Emilio Guruceta Muro en La Romareda (0-0) y de Urrestarazu el 6 de julio de 1974 en El Alcoraz (3-0), donde se resolvió el título con los goles de Palacino, Arrayet I y Cruz. La taquilla fue de 508.000 pesetas y el Huesca recibió el Escudo de la Ciudad esa misma tarde de manos del alcalde Antonio Lacleta, a quien José María Mur ‘afeó’ en su discurso de agradecimiento la conducta del Ayuntamiento por no haber aportado ni una peseta para la construcción de El Alcoraz. El choque fue ofrecido por TVE dos días después y el Huesca regresó por la puerta grande a Tercera, aunque con muchos agobios económicos que no empañaron la gesta de los azulgranas.

El once azulgrana fue el mismo en los dos partidos: Delgado, Ausaberri, Calvo, Pepín, Royo, Pedro, Mariano Ferrer, Ortega, Cruz, Palacino y Arrayet I. Los suplentes, con el meta Arnal y Arrayet II que no participaron, fueron José Luis y Galbis, porque sólo se podían hacer dos cambios, y fueron los mismos en los dos partidos.

CAMPEÓN Y REGRESO A TERCERA

Los ecos del ascenso, recordado todavía hoy cuando se han cumplido los 50 años de existencia de aquel maravilloso equipo del 74, siguen intactos en el imaginario oscense.

El Huesca logró el ascenso con 66 puntos y 28 positivos en 38 jornadas, producto de 31 victorias, 4 empates y sólo 3 derrotas, en las que se marcaron 125 goles y se encajaron 18. Con la actual puntuación de tres puntos por victoria, los oscenses habrían llegado a los 97 puntos, y dejaron por detrás al Aragón (60) y Atlético de Monzón (55). Los azulgranas estuvieron 29 jornadas sin perder desde que cayeron en el segundo partido en Fraga (3-2) hasta la jornada 32 en La Romareda ante el Aragón (2-0). Una fase en la que encadenaron 11 triunfos consecutivos que les permitió entonar el alirón con mucho adelanto.

Pero la liga no fue un camino de rosas y José María Mur, que presidía el club, tuvo que solicitar árbitros neutrales para los partidos, tanto en los desplazamientos como en casa, porque desde los primeros encuentros el Huesca era el equipo a batir y los errores arbitrales de aquella época eran tan sangrantes que el conjunto oscense salí casi a gol anulado por encuentro.

El preciado y apreciado trofeo

Las goleadas más desatacadas en el campeonato liguero fueron las obtenidas ante el Tauste (9-0), Caspe (10-0), Numancia (7-0), Oliver (7-1) y los vecinos del Lamusa (6-0). Unos registros que se superaron en la fase regional de la Copa de Aficionados ante La Almunia (15-1), Independiente (7-1) y Santa Isabel (7-0) y que tuvieron su continuación en la fase nacional ante el Constancia (11-0), Villena (8-0) y Barcelona (5-2).

EL GOL 100

Tanto derroche goleador acaparó el interés de los aficionados que cada quince días se agolpaban en El Alcoraz y seguían al equipo en los cómodos desplazamientos. Además, por iniciativa de la Nueva España, se realizó una colecta entre los seguidores para dar una prima de 10.300 pesetas al jugador del Huesca que marcase el gol número 100 en la Liga. Ese tanto llegó en la jornada 31 ante el Mequinenza (4-0), pero su autor fue un futbolista rival, Serrano en propia meta, por lo que al final se le concedió a Ortega que había sido el último azulgrana en tocar el balón.

El título de ‘pichichi’ se lo adjudicó Palazino (así escrito en las primeras crónicas de Fernando), que le marcó 6 goles al Tauste en la primera jornada y después metió 7 en dos ocasiones ante La Almunia y Constancia. Calvo, que jugaba habitualmente de líbero, marcó 5 goles ante el Caspe en un choque en el que tuvo que hacer de improvisado ariete por la expulsión de Toni Palacino, a quien su carácter y las patadas de sus marcadores le jugaron alguna mala pasada durante el campeonato.

Los árbitros, con Miguel Avellanas

Otros defensas como Luis Ausaberri  (6) o Pedro Ibaibarriaga (4) también se sumaron al festival goleador, al que también contribuyeron centrocampistas de clase como Agustín Peralta, Mariano Ferrer, Ortega y José Luis y dos extremos antagónicos como Cruz por la banda derecha y Sabalete por la izquierda.

Después los designios del fútbol han llevado al Huesca a saborear los mejores éxitos de su historia con los más recientes ascensos a Segunda y Primera División, algo impensable entonces, cuando el club se debatía entre los agobios de Tercera y Segunda B, pero los seguidores más veteranos todavía tienen un hueco imborrable en su memoria para aquellos héroes de leyenda de hace 50 años.

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