Como humo se va, o cómo la solución local permite la supervivencia del Huesca tras salvar un campo de minas

La dificultad de este tortuoso camino ha dado paso a un horizonte de esperanza en el que la cultura de la austeridad ha de tomar el relevo a la del despilfarro sin límites

28 de Julio de 2024
El Alcoraz, preparado para una nueva temporada

Que algunos de los expulsados del confortable cosmos del Huesca despilfarrador se hayan organizado como trols sin identidad en redes sociales demuestra dos cuestiones: la primera, que nunca quisieron al club, sino a sí mismos y sus voluminosas retribuciones adquiridas "porque yo lo valgo"; la segunda, que la solución -interina por la magnitud del desaguisado- de los grupos Costa -a quien bombardearon y que en su haber tiene un informe que haría las delicias de periodistas y quizás algún leguleyo- y Pini ha sentado como un tiro entre quienes prefieren la destrucción a la pérdida de su estatus y de su sinrazón del "cuanto peor, mejor". Como si hubieran hecho poco ya por derribar la fortaleza de Alcoraz.

A la espera de que la Fundación y el club expliciten las condiciones alcanzadas para la financiación a cargo de los dos grupos oscenses, el final de este fatigoso proceso constata algunas conclusiones que deseamos compartir con los aficionados, y que obviamente están sometidas a la condición de opinables.

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1.- El Huesca, al borde de la quiebra. Ha quedado el club, en una visión generosa, asomado al precipicio de la desaparición. Negarlo es ponerse una venda en los ojos. Tras una gestión, como mínimo, nefasta, después de haber manejado en un lustro más de centenar y medio de millones de euros (marea trasladarlo a pesetas, pero lo hago: 2.500 millones), con unas pérdidas de 12,5 millones atribuibles al dueto Callizo-Ortas y sus (abundantes y remunerados sin límites) adláteres, toda operación de compraventa, préstamo y/o ampliación de capital se antojaba casi imposible. Asomarse a la cuenta de resultados provocaba desmayos a cualquier interesado. Y todavía quedan sorpresas.

2.- El compromiso, en casa. Ha sido un proceso largo y difícil, el largo y sinuoso camino como la canción de The Beatles, absolutamente calculador y protagonizado por dos grupos con arraigo territorial incitados por un equipo tenaz: los abogados y, justo es reconocerlo, el Gobierno de Aragón de Jorge Azcón y Roberto Bermúdez de Castro, respaldados por las instituciones provincial y local. La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Y este respaldo no ha de ser para politizar, sino para despolitizar definitivamente un club que libó de las peores prácticas palaciegas.

3.- "Como humo se va". Los dos posibles compradores, adherido uno a los intereses particulares de los mismos que han capitaneado la ruina del club y el otro a ciertas ensoñaciones con aparencia de veracidad, ya que sin dinero los sueños, sueños son, han volado igual que se volaban Cheech y Chong en su carrera musical y su película del mismo nombre, casualmente fumándose la vida en autopistas entre México y Estados Unidos. Los mariachis no pasaron de dos kilos en su apuesta por el Huesca (eso sí, con alguna contraprestación más que presunta a agentes varios).

4.- Ollé o la gota malaya del petonismo. Podrán debatirse los plazos, la velocidad o la lentitud, pero Manuel Ollé ha sido como esos presidentes de partidos o de gobierno que paladean las reestructuraciones con pausa, como una partida de ajedrez en la poco a poco van cayendo las piezas. Que si el peón incordiante, que si la torre incólume, que si el caballo veloz, el alfil diagonal y la reina. El rey se quedó solo y exiliado.

5.- La herencia, entre lo nuclear y lo extravagante. El remozado Alcoraz es el legado de los años buenos y correctamente gestionados desde la época de Armando Borraz. Pero el testamento deja también algunas ocurrencias periféricas como el museo o el restaurante, sobre los que solo una actitud voluntarista puede atribuir perspectivas de beneficios que justifiquen su carga económica. El fruto de tiempos faraónicos cuando el faraón, en la distancia, perdió el sentido de la realidad. Más posibilidades se aprecian en la Base Aragonesa de Fútbol, aunque lejos de aquellas promesas del "Villarreal de Huesca". El tiempo dará y quitará razones, pero hay visos de sostenibilidad en el futuro.

6.- Bahía. La agencia de representación está en el centro de las sospechas (más o menos fundamentadas) de muchos, porque ciertamente ha sido la preferencial hasta para configurar las plantillas. Para lo bueno y para lo malo en un devenir decadente. Los balances con el Huesca, si se conocen, hablarán en uno u otro sentido. Pero, de momento, ya ha pasado a ser una agencia más y, si ofrecen buenos futbolistas a precio adecuado, harán transacciones con el club. Los tiempos de la Bahía-dependencia han concluido. Y en manos de la transparencia queda conocer su rol en los últimos ejercicios.

7.- La guerra de los cien días. Como la campaña de Waterloo, no ha habido tregua para la nueva dirigencia de la Sociedad Deportiva Huesca. Hasta en la política se presuponen los cien días de cortesía. Y, a partir de ahí, exigencia máxima. Entre intereses y superficialidad, ha habido quien no ha querido dar un segundo de respiro. ¡Que son nuevos! Algunos se han lanzado a sostener que los nuevos son viejos, y eso más allá de un imposible metafísico es una inexactitud. Del Consejo de hace un año (aquel que presumía de una boyante realidad económica), no queda nadie. El presidente Lasaosa llevaba sin serlo desde mayo de 2019, Javier Cruz, Fernando Rivas y José Luis Bandrés son recién incorporados y Camarero fue secretario del Consejo.

8.- El futuro NO está garantizado. Los nuevos rectores, con el respaldo social, habrán de ganarlo. El socavón es tan imponente que no queda tapado por la aportación de los nuevos financiadores. Hace falta rigor e ir avanzando en opciones de futuro sostenibles, conociendo las fortalezas y debilidades para aprehender todas las oportunidades. Ninguna causa que merezca la pena se ha conquistado fácil.

9.- Un margen para fichar y un examen. Con la operación financiera, el Huesca tendrá margen para fichar los anhelados jugadores, dos delanteros y un par de centrocampistas, obviamente de perfil económico medio. Ahí tiene Ángel Martín González recursos para rectificar su más que discutible -siendo muy generosos- gestión deportiva, que en tiempos de más bonanza ha fijado como franquicias futbolistas de evidente insuficiencia para tal condición. Hidalgo habrá de tener los mejores mimbres para empezar su segundo examen tras completar el anterior con nota. 

10.- El aficionado. Se le ha respetado poco, con opacidad absoluta, con incomunicación hasta que el ogro ya asomaba a la puerta, con falta de información y otorgándole una escuálida capacidad de decisión, más allá de adquirir el abono o de ir al campo. De la "Petónomnipresencia" se ha pasado al vacío total en estos cinco años. El desencanto ha sido patente. Ahora, el respetable ha de ser considerado, y la afición tiene en su voluntad el futuro del club (en el fútbol, sin el socio, nada es). Sí, empezando por la campaña de abonados, que es la primera parte para que, como el poemario de Blas de Otero, pida la paz y la palabra. Y mención especial en este mismo sentido a los pequeños accionistas, a los que se ha ninguneado y, por tanto, se ha perdido un capital plenamente comprometido. 

CONCLUSIÓN FINAL: Después de meses tortuosos, de años de insensatos vinos y rosas, hay que abrir las ventanas y limpiar la casa. Conscientes de que, en los rincones ocultos, todavía hay sorpresas de suciedad y que, precisamente aprovechando esa lobreguez, se han efectuado maniobras orquestales en la oscuridad que ha pagado la Sociedad Deportiva Huesca, la afición, la ciudad y la provincia. Existen dos opciones: abandonarse o regenerar para reconstruir. Lo dijo Obama (parafraseando a Kennedy): no pienses en lo que América puede hacer por ti, sino en lo que tú puedes hacer por América. Con exigencia, con responsabilidad, con valor, decidamos si merece la pena nuestra doctrina: Fieles Siempre Sin Reblar. Yo tengo ya mi respuesta. Y es afirmativa.

P.D.: La segunda película de la saga de Cheech y Chong se titulaba "Cómo flotas, tío". Veremos. Pero hay una certeza, es punto menos que imposible empeorar lo reciente.

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