Más que una exposición, "La Década Prodigiosa (1953-1963)" constituye un homenaje a la valentía, la pasión y el legado de los escaladores aragoneses. Cada imagen, cada texto , y cada objeto expuesto se combinan para narrar una historia que sigue viva en las rocas de Riglos y en el corazón de aquellos que aman la montaña.
El Centro Ibercaja Huesca, Palacio de Villahermosa se ha vestido con la esencia de una época dorada en la historia del alpinismo español, plasmada en una exposición comisariada por el realizador Jesús Bosque, en el marco del Festival de Cine de Montaña de los Pirineos, que refleja la evolución que ha experimentado este deporte desde mediados del siglo pasado.
Este periodo de relumbrón se inicia con la primera ascensión del Puro en Riglos y daría paso a diversas gestas nacionales lideradas por el alpinismo aragonés, especialmente las pioneras rutas de Rabadá y Navarro, que marcaron un hito en la historia de la escalada española.
Un grupo de escaladores zaragozanos, entre ellos Pepe Díaz, Manuel y José Antonio Bescós, Rafael Montaner, Julián Vicente "Nanín" y Ángel López Cintero, se convirtieron en protagonistas de esta década. Su valentía y destreza dejaron huella en las montañas, trascendiendo los límites de Riglos para conquistar Ordesa y el Naranjo de Bulnes.
El clímax llegó con el desafío de la cara norte del Eiger, apodada la "montaña asesina". La tragedia golpeó con fuerza cuando Alberto Rabadá y Ernesto Navarro perecieron en un intento épico en 1963, un suceso que marcó el final de una era.
La visión de los cuerpos colgando durante meses de aquella pared conmovió a la nación. La exposición refleja este dramático episodio y resalta la determinación y el sacrificio que caracterizaron a aquellos audaces montañeros.
Ángel López Cintero, el último superviviente de la Década Prodigiosa, recibió un premio especial en el Pirineos Mountain Film Festival. A sus 88 años, sigue siendo un icono del alpinismo español, un testimonio vivo de la valentía que definió aquella época.
La exposición no solo se sumerge en las gestas de la escalada, sino que también contextualiza la época en la España de posguerra. Jesús Bosque observa que con escasos recursos y una mentalidad de sacrificio, los montañeros desafiaban las adversidades políticas y sociales de la época.
Aquellos pioneros utilizaban desde cuerdas de esparto hasta clavijas de hierro forjadas por los herreros, unos elementos rudimentarios que nos les hacían desistir de sus empeños.
Una sección especial destaca la conexión entre la Escuela Militar de Montaña y los escaladores civiles. Aunque operaban en mundos separados, ambos grupos compartían hazañas y tragedias similares, pero nunca se encontraron.
Entre los diversos materiales fotográficos, montañeros y recortes de prensa que se muestran, Jesús Bosque destaca el libro de Riglos, un tesoro histórico depositado en la casa de Justo Garasa, testimonio de los acontecimientos de la época.
La exposición se desarrolla del 22 de febrero al 23 de marzo, y se puede visitar de lunes a viernes, de 10:00 a 13:30 horas y de 16:00 a 20:30 horas, y los sábados de 10:00 a 13:00 horas. Jesús Bosque ha realizado ya diversas visitas guiadas a colectivos que han mostrado su interés, como usuarios de Arcadia o de Aspace Huesca.