Las espantosas cuentas del Huesca ralentizan el préstamo o la compra... pero habrá equipo

Labor de zapa y orfebrería para convencer al dueto Costa-Pini y a los potenciales compradores, porque 12,5 millones de pérdidas en dos años asustan

02 de Julio de 2024
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Un partido del Huesca de la pasada temporada.
Un partido del Huesca de la pasada temporada.

La solución societaria de la Sociedad Deportiva Huesca se está dilatando en medio de una atmósfera compleja cuya raíz fundamental se halla en el pasado: 12,5 millones de euros de pérdidas en dos años, 4,7 que van a ser (cien mil arriba, cien mil abajo) en el último ejercicio constituyen un cuadro económico que dificulta sobremanera el apetito inversor de cualquier empresa.

El Huesca y la Fundación Alcoraz se mueven en medio de una sensación de salvación nacional (si admitimos el carácter identitario del club), pendientes de la voluntad del Grupo Costa otrora (cuando había tiempo) vetado de facto por maniobras orquestales en la oscuridad, y de Pini. La nueva presidencia y dirección del Huesca han tomado las riendas de un rocín famélico, exhausto, obligado a la austeridad extrema y ya con apenas reservas después de años de banquetes pantagruélicos (en sentido estricto y metafórico). Una nueva etapa épica con la que, con certeza absoluta y fe encomiable, se aferrará a través de los viejos valores a la supervivencia en el fútbol profesional. El objetivo, del que están convencidos, es claro: No sirve fichar por fichar, la ambición camina pareja a la exigencia de rigor.

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Más allá de anuncios voluntaristas, que si inminencia, que si fechas concretas, todo tendente al humo que desconoce tanto la discreción como la solidez que requiere cualquier transacción empresarial, la verdad es que la Fundación Alcoraz y la Sociedad Deportiva Huesca están sometidos a una doble técnica de zapa y de orfebrería cuyo origen no es otro que el descomunal descalabro económico de los dos últimos ejercicios, que se han sumado al despilfarro sin límites del reciente lustro, en el que perfectamente se han podido gastar más de ciento cincuenta millones de euros. Una actitud propia de nuevos ricos que creen que pueden poner en marcha la máquina de hacer dinero... Cuando ésta ya estaba gravemente averiada.

En este panorama, ha llegado el relevo después de sucesivas (y negadas) crisis institucionales en el que definitivamente ha sido el peor año institucional de la Sociedad Deportiva Huesca, un camino tortuoso hasta el retorno del presidente Agustín Lasaosa y un Consejo de Administración que habrá de estrenar la época Huesca 5.0. El tiempo de la reinvención de los pretenciosos burgueses hacia los viejos valores que condujeron al club a lo más elevado, con la humildad, la austeridad, la sana ambición, el talento, la empatía y la apertura. Se puede aducir demagogia, pero al presidente le fue bien con la fórmula de ingresar 5 y gastar 4 alejada de los días de vino y rosas desde su ausencia. O la de fútbol frente a corbatas, o gente del deporte frente a políticos asaltantes del palco. Ahí podemos confluir en la triple fórmula: "Ilusión, ilusión, ilusión".

La realidad es que, a 2 de julio, frente a anuncios desencaminados, no se ha consumado el préstamo de los grupos Costa y Pini. En el cierre de las cuentas, se halla una de las causas tanto para la prevención de las dos compañías, que por algo son empresas y pretenden garantías que no ofrecen dos ejercicios con 7,825.000 euros y 4,7 respectivamente, todo en medio de proclamas de planificaciones estratégicas y dispendios insoportables. Como si se cumpliera aquel dicho de que tu mano derecha no se entere de lo que hace tu mano izquierda, y así todos encantados de habernos conocido.

Esos 12,5 millones que colocan al Huesca en patrimonio neto negativo con el bálsamo del dinero de CVC pesan como una losa no sólo para los prestamistas (uno de ellos fue la solución hace poco más de medio año y por espurias intenciones se quedó en nada) y también para los presumibles compradores, alguno de los cuales ha perdido pujanza en su interés.

Que habrá equipo es evidente, once contra once en Elche. Que tendrá todas las garantías que puede dar el fútbol, también. Que una u otra solución van a salir adelante en el tiempo que sea menester, sin prisas por más que algunos medios se empeñen en una premura que no es del mundo empresarial, es obvio. Y que habrá fichajes para seguir a Dani Jiménez o el presumible de Toni Abad -no algunos otros de los anunciados en la ruleta de la fortuna periodística de cada verano- es una verdad incontrovertible.

Pero lo que es meridianamente claro es que la afición debe conocer la realidad del Huesca que se arreglará a golpe de negociaciones en despachos discretos y que, al final, se manifestará en una fumata blanca que ha costado encender una barbaridad. Con estos mimbres, nadie debe esperar que se pase página, esto es, que los responsables de este desatino indignante en el que se ha jugado con la ilusión de una afición, una ciudad y una provincia, salgan indemnes cuanto menos del señalamiento de la justicia, en mayúsculas o en minúsculas. Porque han dejado esta casa hecha una ruina.

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