Hasta el año que viene

Seguramente el de mañana sea uno de los partidos más relevantes de las últimas campañas

Ignacio Alastruey, Ingeniero del Año en Aragón
Aficionado del Huesca
03 de Febrero de 2023
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Gerard Valentín con un jugador del Mirandés. Partido de los que gusta decir "hasta el año que viene"
Gerard Valentín con un jugador del Mirandés. Partido de los que gusta decir "hasta el año que viene"

“Hasta el año que viene, Mirandés”, espetó un anciano aficionado rompiendo el sepulcral silencio en que quedó el Alcoraz tras el postrero gol de los jabatos que dejaba al Huesca un año más sin opciones de ascender a Segunda B. Eran otros tiempos, sí. Esos 90 de acumulación de efectivos en el Bar de General, de movimiento de aficionados hacia el campo de ataque y de jugadores sujetando el balón con la mano a sus compañeros en los días que sacudía el cierzo.

Cierto es que ha llovido mucho desde entonces pero créanme si les digo que firmo esa sentencia con la que arranca el artículo si ello significa que ambos equipos mantenemos la categoría.

Seguramente el de mañana sea uno de los partidos más relevantes de las últimas campañas. Y es que si nos ceñimos a la frialdad de los números, los guarismos de las últimas jornadas son claramente indicativos de descenso.

Si la temporada pasada achacábamos a la falta de solidez defensiva la nefasta temporada realizada, en la actual son las cifras ofensivas las que arrojan indicadores alarmantes más allá del sopor que estamos experimentando los cada vez menos fieles sin reblar del Alcoraz.

En cualquier caso, no me parece justo achacar la responsabilidad del fiasco a la parcela deportiva. En mi opinión la evidente desafección que está experimentando la parroquia azulgrana va bastante más allá.

La cuestión clave es reflexionar en qué momento esa misma afición que atronó el Alcoraz tras un descenso o lo llenó tras el sobresalto policial de la Operación Oikos dejó de sentirse plenamente identificada con su club. El tan manido como cierto argumento del caviar y la mortadela no me parece suficiente explicación y quienes están al timón deberían reflexionar al respecto porque sólo ellos (recordemos que el club es una Sociedad Anónima Deportiva) pueden recuperar el rumbo.

En un tema tan absolutamente pasional como este del fútbol, la indiferencia es el peor de los síntomas. Urge cambiar esa tendencia porque lo que sí no tendría vuelta atrás es un descenso de categoría y esa posibilidad ahora mismo no es ni mucho menos remota.

Al final esto del balompié se basa en que la pelotica entre, sí. Insisto en la importancia de los próximos tres puntos en litigio y desde aquí hago un llamamiento para volver a llenar las gradas del Alcoraz y, apoyando al equipo a voz en grito, poner nuestro granito de arena para recuperar la senda de una comunión indispensable para volver a estar entre los mejores. 

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