Huesca, fuera de las subsedes: ¿Error, cura de humildad o acicate?

19 de Julio de 2024

Escribió el francés François de La Rochefoucauld la paradoja de que todo el mundo se queja de no tener memoria y nadie se queja de no tener criterio. Hay que tenerlos y, en la medida de lo posible, bien arraigados, aunque la flexibilidad también es virtud. Es el tránsito de la rigidez a la capacidad adaptativa. Epícteto de Frigia lo resumía admirablemente: Filosofar es examinar y afinar los crierios.

La Real Federación Española de Fútbol ha decidido prescindir de Huesca y del Huesca como subsede del Mundial de 2030. Lo ha hecho en virtud de unos criterios que, al final, son los de la FIFA, que paradójicamente le hacen renunciar a unas condiciones infinitamente mejores que las 45 seleccionadas en lo que se refiere a las instalaciones deportivas. Es curiosa la priorización a aspectos que, siendo relevantes, no son en absoluto insalvables. Es una frivolidad estimar que en la oferta hostelera de la ciudad de Huesca los futbolistas, sus séquitos o los medios de comunicación no vayan a encontrar un lugar confortable y acomodo para disfrutar, por otro lado, de un escenario urbano muy abarcable y practicable como es el oscense. Y, sin embargo, si es la federación internacional la que establece los estándares, la posibilidad de rectificación se antoja más que compleja.

Bienvenidas sean, pues, las gestiones anunciadas por Ayuntamiento de Huesca y Gobierno de Aragón, en connivencia con el Huesca, para tratar de revertir una oportunidad que, en todo caso, no quedaría cerrada porque se podría dar la circunstancia de que algun selección eligiera Huesca exactamente igual que la española no se adecuó a la residencia en las subsedes marcadas en la triunfal Eurocopa reciente.

Y, sin embargo, probablemente nos pueda resultar de utilidad este cierto correctivo respecto a nuestra fateza que, desde hace algún tiempo, nos hace proclamar de manera insistente y estructuralmente irreflexiva que la hostelería de Huesca, al igual que otros gremios, está aposentada en una perpetua poltrona de excelencia. Que la inspección de la RFEF haya desestimado a nuestra ciudad por la inadecuación a las exigencias federativas es una ventana a la realidad. Esto es, que sus hoteles de mayor calificación no cumplen con las condiciones requeridas sea por espacios comunes o por otras circunstancias.

Al llegar a esta segunda parte de la ecuación (del presunto error federativo a la cura de humildad), conviene detenerse en una necesidad de la ciudad de Huesca si pretende tener un rol turístico referente y no anodino: es imperativo un hotel de cinco estrellas que aglutine el alojamiento preferido por un público más que interesante atraído por los encantos turísticos, por la posibilidad de organizar congresos y convenciones en una ciudad donde el tiempo es de goma por la proximidad y porque, además, sería un bastión de un turismo más relevante.

Y con absoluta certeza resultaría imposible encontrar un emplazamiento más adecuado, emblemático y magnético para grandes cadenas como el Seminario, que obviamente no será Parador Nacional por -entre otras cuestiones pero fundamental- imposible voluntad política con los actuales inquilinos de la administración central, pero puede ser alguna de las grandes compañías encantadas de abrir nuevos caminos.

Esta oportunidad, y la recuperación de la humildad para entender que la oferta hostelera de Huesca es meritoria pero difícilmente puede ser catalogada como excelente o diferencial, ha de suponer un acicate para evitar que, en el futuro, cualquier gran acontecimiento como es un Mundial pase de largo bordeando la ciudad por la insuficiencia de la calidad turística adecuada, que requiere mucho pico y pala, grandes dosis de talento y, parafraseando nuevamente a la Princesa Leonor, pensar en alto y mirar lejos. Tener un objetivo y meter en su cesta todos los recursos. Esa es la rentabilidad del turismo.

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