El Huesca se ha quedado como líder en solitario de Segunda División después de su victoria el viernes en Granada, la derrota del Albacete el sábado en Málaga (penalti in extremis) y el empate de un paupérrimo Zaragoza en Miranda (0-0) este domingo.
El equipo azulgrana, el pasado 6 de agosto, fue salvado sobre la campana con la inyección económica de los grupos Costa y Arqa, y está siendo la sorpresa del campeonato. Las comparaciones siempre son odiosas, pero hay algunos datos que son significativos. La temporada pasada, después de las tres primeras jornadas, el Huesca solo había sido capaz de sumar 2 puntos (empates en Burgos y Santander y derrota en casa con el Tenerife). El primer triunfo no llegó hasta la jornada 7 en Alcorcón (0-2) y alcanzó los 9 puntos de ahora en la jornada 13, después de empatar en Albacete y ya con Antonio Hidalgo en el banquillo.
Hay que rebobinar, y mucho, para encontrar rachas tan favorables del Huesca en Segunda División. Todas las encontramos en la histórica temporada del ascenso a Primera División, la 17-18, con Rubi a los mandos. En aquella campaña, hubo una primera serie de tres triunfos seguidos en las jornadas 6, 7 y 8 frente a Valladolid, Rayo Vallecano y Almería. Los azulgranas volvieron a encadenar tres victorias en las jornadas 13, 14 y 15 ante Zaragoza, Barça B y Tenerife. Pero la siguiente racha fue más espectacular, ¡5 VICTORIAS SEGUIDAS!, en las jornadas 22, 23, 24, 25 y 26, ante Numancia, Lorca, Osasuna, Sevilla Atlético y Leonesa. Y camino ya del ascenso directo llegó el remate con 4 victorias seguidas en las jornadas 35, 36, 37 y 38 ante Barça B, Tenerife, Granada y Córdoba. Hasta que en la jornada 40, el inolvidable 21 de mayo, llegó la guinda del ascenso a Primera en Lugo con el 0-2.
Por tanto, el próximo sábado (18:30), el Huesca tiene la oportunidad de encadenar su cuarta victoria seguida ante un Burgos que este domingo ha sido claramente superado en El Plantío por el Castellón (0-2). Con la máxima ilusión y al mismo tiempo ambición. Y con los pies en el suelo. Manda el discurso de la humildad y el trabajo. Entre ceja y ceja, como prioridad, llegar a los 50 puntos.