Irene Sánchez-Escribano y Marta Pérez: la doble sonrisa olímpica en Huesca

Las dos atletas internacionales, después de su gran experiencia en los Juegos de París, han pasado unos días en la capital oscense en los primeros compases de la temporada

Miguel Ángel Blasco
03 de Octubre de 2024
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Irene Sánchez-Escribano, Fernando Esperanza y Marta Pérez, este jueves en las pistas de Huesca.
Irene Sánchez-Escribano, Fernando Esperanza y Marta Pérez, este jueves en las pistas de Huesca.

Las pistas de atletismo de la Ciudad Deportiva “José María Escriche” han contado estos últimos días con dos referentes olímpicos de auténtico lujo. Ya es conocido el vínculo afectivo de Irene Sánchez-Escribano con Huesca -su pareja es de aquí- y en esta ocasión se ha sumado su gran amiga Marta Pérez. Su sonrisa olímpica ha inundado el pavimento sintético hasta este mismo jueves en los primeros compases de la nueva temporada.

Son muchas cosas las que tienen en común la toledana y la soriana. Ya desde cadetes, recordaba Irene, empezaron a verse-enfrentarse en competiciones, y desde el año 2011 han compartido en Madrid entrenamientos, entrenador (Antonio Serrano), club (Adidas) e incluso carrera universitaria (Medicina), además de la cercanía que tienen con la doctora Anna Carceller, de la clínica de Fernando Sarasa. Y en común tienen un palmarés deportivo envidiable, adornado por la cantidad de títulos de campeonas de España en sus disciplinas de referencia (3.000 obstáculos Irene y 1.500 Marta), así como sus participaciones internacionales en campeonatos de Europa, Mundiales y Juegos Olímpicos.

Durante las sesiones de entrenamiento en Huesca han estado acompañadas por el atleta zoitista y profesor-entrenador Fernando Esperanza, encargado de supervisar el trabajo que tenían encomendado.

Irene Sánchez-Escribano pudo hacer realidad su sueño olímpico en París. Un sueño que en 2021, cuando ya tenía la plaza para ir a los Juegos de Tokio, se quebró justo dos semanas antes por una lesión al romperse el segundo metatarsiano del pie izquierdo. “Son cosas que pasan en la vida de un deportista, lo que sucede es que fue muy inoportuno y en el momento menos indicado. Unos Juegos Olímpicos es algo que llevas esperando mucho tiempo de tu vida deportiva, fue un poco traumático, también por la forma en que me pasó porque no había tenido ningún aviso, ni molestia alguna hasta el día que se me rompió el hueso, pero dentro de la tristeza que tuve ese verano y cómo lo viví, lo superé bien  y cuando pude volver a entrenar lo hice con las mismas ganas de siempre”, afirma la atleta toledana.

De aquel 13 de julio de 2021 al 4 y 6 de agosto de 2024 en París. En ese intervalo, y sobre la bocina, se hizo con la marca exigida por la RFEA para poder vivir los Juegos Olímpicos. Lo consiguió en La Nucía, en la final del Campeonato de España. “Es verdad que tenía la mínima de la World Athletics desde el verano pasado, pero este año la Federación Española pedía unas mínimas de competitividad que no había conseguido, me había quedado a las puertas un par de veces,  y me la tuve que jugar en la última oportunidad, que era el Campeonato de España. Menos mal que mis compañeras Carolina Robles y Marta Serrano, me ayudaron.

Puede decirse que una pequeña parte, por mínima que sea, de ese estado de felicidad que tuvo en París tiene también le relaciona con su preparación en Huesca gracias a que su pareja es oscense. “Ultimamente vengo más y seguiré viniendo, estoy encantada de estar entrenando aquí con Fernando. La semana antes del Campeonato de España la hice aquí porque tenía mucha presión y quería salir de la burbuja de Madrid, de encontrarme con todo el mundo, y Huesca fue una vía de escape. A veces, cuando necesitas estar más a tu aire, está bien venir a sitios en los que no hay tanta gente”.

París fue el momento “explosivo” de Irene Sánchez-Escribano. Por dos veces, en la semifinal y en la final, hizo su mejor marca en el 3.000 obstáculos (9.10.53). “Sabía que tenía opciones de bajar de 9.20, que era mi marca personal del año anterior, y sabía que se tenía que correr por debajo de eso para poder entrar en la final porque cada vez es más exigente el nivel. Salí muy concentrada, con los nervios propios del momento, pero tranquila y confiada en el trabajo que había hecho y cuando vi que nos escapábamos cinco a falta de 500 metros -que éramos las que entrábamos por puestos en la final-, dije ‘Irene, mantente aquí y aguanta’. Y luego la final, aunque la disfruté muchísimo y estaba super tranquila y empapándome de todo lo que me rodeaba, del ambiente del estadio… Ya no me jugaba nada y si podía hacer marca, mejor, pero ya estaba en la final, que era el objetivo que tenía. La semifinal fue super emocionante porque fue haber conseguido el objetivo de volver a correr dos días más tarde, de tener allí a mi familia y amigos… fue muy bonito poder compartir todo eso con ellos”, recuerda con una amplia sonrisa que delata su felicidad.

Irene Sánchez-Escribano.
Irene Sánchez-Escribano.

Una final en la que acabó undécima y que contó también con el impulso emocional de familiares y amigos en la misma pista francesa. Y ya, por fin, con el colgante que llevaba los aros olímpicos, que su pareja le había regalado hace tres años, y que estaba guardado como un tesoro desde antes de Tokio. No pudo viajar a Japón pero tres años después se lo pudo poner. “Fue una experiencia muy emocionante, salió todo bien, lo viví con muchísima intensidad y es un recuerdo para toda la vida”.

Ahora se pone en marcha una temporada que se presume muy larga porque el gran objetivo, el Mundial, será en septiembre de 2025 (en Japón) y por delante está el cross en invierno y luego los diferentes campeonatos de España y competiciones de primer nivel a los que tenga que acudir. A más largo plazo, Los Ángeles 2028. “Me gustaría llegar y tengo ilusión por estar allí. Aunque estoy en un buen momento, ya voy cumpliendo años (tengo 32) y hay que ir año a año, viendo cómo te encuentras -yo estoy muy bien y sin ningún achaque- y pelearemos por llegar”.

Y mientras tanto, visitas esporádicas a Huesca. “Es un sitio muy tranquilo, tiene un montón de caminos para hacer kilómetros, que es lo que busco yo como fondista, y una pista de atletismo muy buena para hacer entrenamientos más específicos”.

Y también para encontrarse con la doctora Anna Carceller, con la que ha hecho “buenas migas”. “La conocí hace un par de años a través de las redes sociales y como vengo por aquí hemos establecido una relación más personal. A nivel profesional es enriquecedor estar a su lado porque sabe muchísimo de lo suyo, es una gran profesional, le encanta lo que hace, es una loca de la ciencia y todo eso se transmite porque estar a su lado te hace bien”.

Irene y Marta, momentos antes del entrenamiento.
Irene y Marta, momentos antes del entrenamiento.

EL RÉCORD DE MARTA PÉREZ Y EL MURO DERRIBADO 

Marta Pérez ha vivido en París su segunda experiencia olímpica (ya había estado en Tokio), donde se quedó sin la final pero con un récord de España de 1.500 que era un muro infranqueable desde que Natalia Rodríguez lo fijó hace 19 años. La soriana corrió la final parisina en un tiempo de 3.57.75. Era la primera vez que bajaba de los cuatro minutos y pulverizaba el registro de la catalana casi dos décadas después.

Pero no fue suficiente para entrar en la final, de ahí ese sabor un tanto agridulce que vivió a bote pronto. “En ese momento sí, porque quieres volver a competir, estás en forma, quieres disfrutar de nuevo de ese estadio y luchando por el mejor puesto. Pero ya se ha pasado la competición, hice lo mejor que pude, había entrenado muy bien y me llevo un récord de España y marca personal por mucho, que valoro mucho”, ha comentado Marta Pérez.

Marta Pérez.
Marta Pérez.

Y se queda con todo lo bueno que supone haber derribado semejante muro. “Muchísima felicidad y alegría, pero al ver que no has entrado en la final es como una mezcla de sensaciones. Si lo haces en otra competición, solo es alegría. Aquí existe esa alegría pero ves que no estás en la final… Pero dos minutos después ya lo estaba celebrando con un montón de gente a la que tengo mucho cariño, todos estaban felices y yo lo disfruté”.

La experiencia, como la veteranía, es un grado, y Marta Pérez está perfectamente capacitada con la trayectoria que lleva para dar a los jóvenes deportistas los consejos que contribuyan a su felicidad. “Que disfruten mucho del día a día, de entrenar de la mejor manera, que saquen muchas cosas positivas del deporte y que vayan más allá del resultado. Irene y yo estamos muy felices con los Juegos, pero igual si a Irene le preguntas después de Roma o a mí después de romperme el cuadríceps no estaríamos tan felices. En el día a día, de cualquier persona y en mi caso del deportista, hay muchos momentos felices y otros que no lo son. Y hay también muchas frustraciones. Con lo que te tienes que quedar es con el día a día y con el disfrutar del proceso y que en su conjunto eso te parezca maravilloso porque te dará muchos aprendizajes”.

En Soria hay dos grandes referentes del atletismo como Fermín Cacho, todo un campeón olímpico, y Abel Antón, doble campeón del mundo de maratón. Marta Pérez los recuerda, lo mismo que a Enrique Pascual, Adolfo, Ramón… “gente que ha estado sacando adelante el atletismo en nuestra ciudad, son fundamentales como referentes para que gente como Dani Mateo o yo hayamos estado detrás y hayamos llegado donde hemos llegado. La cultura deportiva o atlética que se respira en tu ciudad es muy importante para que tú tomes la decisión de hacer eso”.

Coincide con Irene en que Los Ángeles queda todavía lejos pero no pierde la ilusión ni la motivación por llegar. Antes, ese “día a día” con el trabajo que le debe llevar a las competiciones de pista cubierta -no le gusta mucho el cross-, luego el aire libre y el gran objetivo del Mundial de 2025.

Y cuando la etapa deportiva se acabe, el futuro estará vinculado a la medicina para ambas.

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