La sala Bendita Ruina va acoger este jueves, a partir de las 20:00 horas, la “tarde de laterales” de la SD Huesca. Un encuentro organizado por la peña Fenómenos Oscenses, en el marco de las fiestas del barrio de Santo Domingo y San Martín. Ya es el cuarto que se celebra. Anteriormente pasaron los “nueves” (Porta, Palacino, Mendiara y Chimy Ávila), los extremos (Sabalete, Borbón, Polo y Camacho padre) y el año pasado los centrocampistas (Peralta, Ortega, Manu Rico y Juanjo Camacho).
Y esta tarde, también con leyendas vivas de la historia de la SD Huesca, se subirán al estrado Julián Corvinos, Luis Ausaberri, Víctor Orúe y Manolo Pastor. Junto a ellos Miguel Loureiro, miembro de la acual plantilla azulgrana. Como conductor de la charla actuará nuestro compañero José María Pardina, colaborador de EL DIARIO DE HUESCA. No se descarta que a última hora se produzca alguna incorporación sorpresa. Inicialmente estaba prevista la presencia de un histórico como Alfredo Marín "Galbis", el querido "Veneno", pero a última hora y por circunstancias familiares le resulta imposible acudir. De ahí que su puesto lo ocupe otro de los históricos, el laluecino Julián Corvinos.
Luis Ausaberri fue el “gran capitán”. Llegó a Huesca con 26 años. Venía ya del fútbol profesional porque estuvo una temporada en el Logroñés y tres en el Oviedo, en Segunda División. Aterrizó en el campo de San Jorge en la temporada 70-71 y se despidió en la 79-80. Es otro legendario lateral diestro, que se caracterizaba por su carácter ofensivo y por su poderío en el lanzamiento de faltas y penaltis, que le valieron no pocos goles y puntos al Huesca. En total vistió de azulgrana en 417 partidos, de los cuales 359 fueron de liga, 43 de Copa, 7 del Campeonato de Aficionados y 8 de promoción, entre ellos la llorada eliminatoria con el Guadalajara que supuso el descenso del equipo a Preferente. Su mejor recuerdo se produjo un año después, en la 73-74, cuando levantó la copa de campeón de España de Aficionados. Ganó multitud de trofeos a la regularidad y destacó también como goleador. Pasó del campo al banquillo, iniciándose en el filial, Huesca B, y también a los mandos del primer equipo. Compatibilizó su devoción por el fútbol con su trabajo en la impresión y se jubiló en la banca. Hizo de Huesca su vida y su patria.
Víctor Orúe llegó al Huesca de la mano de Juan Mari Lasa en la campaña 79-80. Era una etapa de “apretarse el cinturón” y el Huesca apostó por el fútbol de rompe y rasga que quería el técnico, amoldado a las circunstancias del momento y con varios jugadores que venían de Euskadi. Orúe fue uno de ellos. La mili le llevó a Granada en la temporada 80-81 y completó su trayectoria azulgrana en la 85-86 después de siete temporadas como azulgrana. Jugó 190 partidos en total, de los cuales 167 de liga, 5 de Copa del Rey, 13 del Campeonato de Aficionados y 5 de fases de ascenso. Se caracterizaba por su polivalencia y capacidad de adaptación a cualquiera de los dos laterales, según las necesidades. Aguerrido y muy competitivo. Como el resto de los mencionados, echó raíces en Huesca.
Zurdo nato. Así era Manolo Pastor, el más joven el “póker de ases” del pasado azulgrana que estarán en el Bendita Ruina. Formado en la Peña Los 30, José Mari Pardina y Antonio Trallero lo captaron para el Huesca juvenil. Estuvo un año en el Monzón y regresó al Huesca, donde completó cinco temporadas entre Segunda B y Tercera División, en la categoría de bronce con 68 partidos. Fue duro en defensa y un puñal subiendo por la banda izquierda, con continuas llegadas y asistencias.
Julián Corvinos defendió durante un buen puñado de años la camiseta del Huesca. El futbolista laluecino era un todoterreno. Más centrocampista que defensa, aparecía por todas partes del campo y sus llegadas en muchas ocasiones terminaban en gol. Tipo de brega, honesto, infatigable, no exento de calidad, y entregado en cuerpo y alma. Siempre era un fijo en las alineaciones de todos los entrenadores que tuvo a sus órdenes. Y muy querido por los aficionados. Comenzó en el Deportivo Aragón, jugó con el Zaragoza un partido contra el Barcelona (84-85) y se vino al Huesca, donde permaneció desde la temporada 86-87, donde jugó nueve campañas, con 252 partidos en su haber entre la Tercera y Segunda B.
La nómina de invitados la completa el presente, con Miguel Loureiro. Tras pasar por Pontevedra, Córdoba, Andorra, Racing de Ferrol y Lugo, ha “caído de pie” en el Huesca esta temporada. Ya se le ha visto jugar de lateral derecho (su posición natural), de central y de lateral izquierdo en las últimas jornadas. En la estrategia se ha mostrado letal con sus remates de cabeza con los que ha aportado dos goles. Todos coinciden en que es el mejor fichaje del Huesca esta temporada.
FIELES FENÓMENOS OSCENSES
“Nos reunimos una vez al año y están invitados los vecinos del barrio y todos los aficionados del Huesca. Queremos con estas charlas que la gente vea cómo se jugaba en aquellas épocas del pasado y la evolución hasta nuestros días. En los próximos años haremos tardes de porteros, centrales y entrenadores”, señala Fernando Lobera, presidente de la peña Fenómenos Oscenses.
Considera que estas charlas “son un buen momento para enterarse cómo es el fútbol por dentro y también vivir el sentimiento del Huesca y ese acercamiento con las viejas glorias y un jugador del presente como Loureiro, que pensamos es el mejor fichaje del Huesca este año”. Por eso, remata Lobera, “estamos muy orgullosos y es muy especial poder disfrutar de este buen rato”.
La Peña Fenómenos Oscenses nació antes del ascenso de Écija y es la más numerosa del Huesca, con 190 socios en la actualidad. “Ha habido bajón, se ha perdido un poco el espíritu que vivimos en los primeros años, no hacemos tantos desplazamientos y la mayoría de nuestros afiliados son veteranos, entre ellos el socio número 2, Antonio Lacasta. Pero somos fieles”, asegura Lobera, que también admite la difícil situación económica y deportiva actual del club a la espera de que entre el empresario Jorge Costa “nos de un impulso y podamos fichar para sumar los puntos que vamos a necesitar para la permanencia”.