“Los mejores años de nuestra vida montañera”. Con estas palabras y visiblemente emocionado ha cerrado Lorenzo Ortas el acto de presentación de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”, en la que el veterano montañero, junto con Peri Azar, son los comisarios. Una muestra que es toda una lección de vida y de historia del montañismo y del himalayismo oscense y que puede disfrutarse en la Fundación Ibercaja del Palacio de Villahermosa hasta el próximo 27 de febrero.
El acto, pistoletazo de salida del Pirineos Mountain Film Festival, ha contado con algunos de los miembros de ese equipo que ha dejado una huella imborrable, así como familiares y amigos, entre ellos Maribel y Marta, viuda e hija de ese gran capitán que fue Javier Escartín. Junto a Lorenzo Ortas, hemos podido ver a Toño Ubieto, Ignacio Cinto, Manuel Ansón o Teo Palacín, entre otros.
La exposición cuenta, ha explicado Peri Azar, con 87 fotografías y 35 códigos QR en los que se pueden escuchar entrevistas y audios originales con los protagonistas. “No deja de sorprenderme esta ciudad”, ha indicado Azar, que ha comprobado al apreciar el material que ha ido recibiendo que “esta historia fue un desafío, la historia de un grupo de amigos, la dinámica de un equipo”. Ha explicado la comisaria que “no queríamos hablar de la tragedia -en alusión al K2- sino poner el foco en el trabajo que supuso abrir una huella, lo importante que es el trabajo del que sube el oxígeno y los que acompañan y ayudan a subir al equipo. Para mí ha sido un privilegio hacer este trabajo con Lorenzo Ortas”, ha subrayado.
Ha sido Ortas el que ha guiado a los asistentes por esa trayectoria que se inició en 1977 de la mano de Montañeros de Aragón de Zaragoza -con Peña Guara, los dos clubes fueron siempre unidos en las expediciones himalayistas que recoge la exposición-. Ha recordado que faltan muchos viajes pero que han optado por elegir “los hitos del largo camino que nos llevaron hacia el K2”.
![Lorenzo Ortas, durante su emotiva intervención. Foto Myriam Martínez Iriarte Lorenzo Ortas, durante su emotiva intervención. Foto Myriam Martínez Iriarte](/uploads/s1/25/79/94/8/espiritu-de-equipo-una-generacion-irrepetible-foto-myriam-martinez-iriarte-10_5_659x371.webp)
En aquel año de 1977, el primer paso fue la ascensión al Ausangate, en Perú, donde participaron el propio Lorenzo Ortas y Javier Escartín. Poco después llegó el Himalaya, con el Baruntse y el apetito que había despertado en los montañeros oscenses acudir a la cordillera más alta de la tierra. En realidad, Lorenzo y Javier estaban preparando una travesía por Groenlandia. Pero Pepe Díaz (Montañeros de Aragón) invitó a Javier Escartín y éste a su vez a Lorenzo Ortas. El Baruntse contaba solo con una ascensión y por añadidura los nuestros abrieron una nueva vía.
Al lado del Baruntse estaba el Makalu “y se nos pusieron ganas”. Con motivo del 50 aniversario de Peña Guara, se trazó el objetivo de un primer ochomil en 1982. Pero hasta un año más tarde, en el 83, se retrasó la aventura por problemas económicos. El plan trazado les llevó al Hidden Peak (Gasherbrum I), que fue el primer ochomil aragonés. “Formamos un grupo en el que entraron Víctor Arnal, Ignacio Cinto y Toño Ubieto, todos ellos con experiencia en altura. Allí nació el equipo, en torno a la figura de Javier Escartín, siempre líder y capaz de unirnos a todos”, ha explicado Ortas.
Una cosa lleva a la otra. El siguiente objetivo fue el Everest. Fue en 1989, gracias a un permiso del navarro Mari Abrego y al empeño que puso Marcelino Iglesias, entonces presidente de la DPH. El equipo subió hasta la cota de los 8.450 metros. “Quedó pendiente”.
Y dos años después, el 6 de octubre de 1991, gracias un permiso compartido con el Centro Excursionista de Valencia, el núcleo del grupo (Escartín, Ortas, Ubieto, Arnal y Pepe Garcés, que ya había participado dos años antes, además de Pepe Rebollo en el campo base), Peña Guara coronó la cima más alta de la tierra. “Trabajamos como un equipo compacto. Aquel año solo otra expedición, justo al día siguiente que nosotros, subió al Everest. Nos demostramos a nosotros mismos que podíamos enfrentarnos a las grandes montañas”, ha indicado Lorenzo Ortas.
![Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte](/uploads/s1/25/80/26/2/20250207-182622-0_5_659x371.webp)
Fue un argumento de peso ante la hermosa vecina del Everest, el K2. “El cuerpo nos pedía el K2. La pirámide perfecta, preciosa”. Apostaron por la ruta Cessen, inaccesible hasta entonces, aunque Juanito Oiarzabal la “pisó” un poco antes que los oscenses.
Y formaron el equipo con el que aspiraban al majestuoso reto. Javier Escartín, Lorenzo Ortas, Pepe Garcés, Lorenzo Ortiz, Javier Olivar, Manuel Ansón y el doctor Manuel Avellanas en el campo base. Este último ya había estado un año antes, en 1994, en el Nanga Parbat, que fue el “bautismo ochomilista” del joven escalador Lorenzo Ortiz (un gigante en las grandes paredes) en una expedición en la que en el descenso falleció Toño López.
Hasta que el 13 de agosto, después de hacer cima, un golpe de viento se llevó a Lorenzo Ortiz, Javier Olivar y Javier Escartín. Les esperaban un poco más abajo Lorenzo Ortas y Pepe Garcés. La comunicación se perdió con ellos y con el campo base. Fue una tragedia, aumentada por la angustia que supuso hasta casi una semana después desconocer la identidad de los tres montañeros fallecidos cuando sí se conocían las de otros que habían caído en la misma fatalidad. “Fue el final de la trayectoria del grupo, de veinte años disfrutando de la montaña, de trabajo y de ilusiones. Hemos vivido los mejores momentos de nuestra vida montañera. Allí se nos acabaron las excusas para volver al Himalaya”, ha comentado Ortas con la voz entrecortada y sin poder contener la emoción.
Aún volvió el mismo Ortas al K2, invitado por Alex Txikon, al campo base en el año 2019. “Pensé que el K2 era un asunto cerrado, pero no. Fue una alegría, como una visita a los viejos amigos”.
![Manolo Avellanas, Lorenzo Ortas y Manolo Bara. Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte Manolo Avellanas, Lorenzo Ortas y Manolo Bara. Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte](/uploads/s1/25/80/64/0/whatsapp-image-2025-02-07-at-14-37-14-2_5_659x371.webp)
UN GRAN HOMENAJE
El responsable de la Fundación Ibercaja, Roberto Cerdán, ha incidido en que el Palacio de Villahermosa ha recogido más de 300 eventos con exposiciones y actos de todo tipo, científicos y culturales, pero ha advertido que esta muestra es una lección de solidaridad y que transmite emoción. “Es todo un homenaje a todo lo que hizo este equipo”, ha indicado para pedir un aplauso a los responsables del montaje de la exposición, “de las mejores que hemos tenido y con recuerdos sobrecogedores”.
El director del Pirineos Mountain Festival, David Asensio, ha recalcado que la muestra ha supuesto “un esfuerzo muy grande, muchas horas de trabajo para buscar en el pasado. Es como haber subido otro ochomil”.
Ha intervenido la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, que ha expresado la “profunda emoción” que ha sentido al acceder a la sala de exposiciones. Ha comentado los recuerdos de su niñez en los años 80 y 90, cuando ella misma participaba en las actividades de Peña Guara y ese referente que todos tenían en la figura de Javier Escartín y todo su equipo, “nuestros ídolos”, sin olvidar la tragedia del K2 “que paralizó Huesca” en aquellas fiestas laurentinas de 1995.
El presidente de Peña Guara, Manolo Bara, ha mostrado su agradecimiento hacia el Festival y ha incidido en que “en la exposición, cada frase destila humanidad, compañerismo, esa semilla y ese germen de una generación irrepetible”.
También Manuel Avellanas, que participó en las expediciones del Nanga Parbat y el K2, ha apuntado que la muestra ha sacado a la luz 30 años de documentos (fotos, audios, videos…) que estaban encerrados. “Sabíamos lo que había, pero no lo habíamos abierto”. Para añadir, “es un día de grandes emociones”.
El propio Avellanas ha anunciado que el próximo día 21 habrá una visita guiada por los montañeros a la exposición y ha mostrado su agradecimiento también al Gobierno de Aragón y a la DPH, cuyo diputado de Cultura y Deportes, Carlos Sampériz, estaba presente en el acto. Igualmente ha indicado que han entregado material inédito a Aragón Televisión para la elaboración de un documental con todo lo que se filmó en el K2.
Cerca de dos décadas de logros y ascensiones lideradas por Javier Escartín junto con Pepe Garcés, Ignacio Cinto, Toño Ubieto, Víctor Arnal, Lorenzo Ortas, Jerónimo López, Carlos Buhler, Manuel Ansón, Javier Olivar, Lorenzo Ortiz y Manuel Avellanas, pero también Teo Palacín, José Murciano, Julio Benedé, Miguel Lausín, Jesús Gómez, Patxi Senosiain, Toño López, Joaquín Castillón y José Ramón Agraz entre otros; todo ello gracias al apoyo de Peña Guara y Montañeros de Aragón de Zaragoza.
![Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte Inauguración de la exposición “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Foto Myriam Martínez Iriarte](/uploads/s1/25/80/49/6/20250207-125119_5_659x371.webp)
EL ESPÍRITU DE UN EQUIPO
Quienes visiten la exposición, se encontrarán en el núcleo central el título que da nombre a la exposición: “Espíritu de equipo, una generación irrepetible”. Y la siguiente leyenda: “¿Una generación irrepetible? ¿Una época de oro? Cualquier denominación puede resultar pretenciosa y excesiva pero también puede definir una época en la que se conjugaron una serie de circunstancias difícilmente repetiblemente que dieron lugar a una generación que consiguió escribir algunos de los más brillantes renglones en la historia del alpinismo aragonés.
Entre los años 1977 y 1995, un grupo de amigos, liderado por Javier Escartín y amparados por sus clubs, Peña Guara y Montañeros de Aragón, lograron alcanzar las cumbres de las montañas más altas de la tierra, algo que en aquella época parecía un sueño imposible, algo fuera del alcance de sus posibilidades. Juntos formaron uno de los equipos más sólidos, fuertes y reconocidos de esa época”.