David Cregenzán ha sido el hombre-milagro del Ontiñena. El presidente hasta hace nada -el actual es Hugo Lax- tomó las riendas del club de su pueblo en 2019, en Segunda Regional y prácticamente sin un céntimo. Para ser exactos, 80 euros de tesorería. No tenía ni CIF. Descenso deportivo y administrativo.
El presidente, con formación económica, decició trazar su propio plan. Tres años hasta el ascenso a Preferente y luego el salto a la Copa del Rey. Puso dos mil euros de su bolsillo para los fichajes y comenzó a buscar patrocinios y habilitar la cuota para los socios. Hoy, algunos jugadores le recuerdan su optimismo visionario.
Afirma que la clave es encontrar un buen equipo directivo, aunque reconoce que que ha sentido el aliento en la nuca de la soledad del directivo. Sin embargo, pronto empezó a reclutar patrocinadores, cuatro o cinco del pueblo y la inmensa mayoría de alrededor.
El Ontineña tiene actualmente cerca de 250 socios, que para un pueblo de 520 habitantes es una barbaridad. "Hemos trabajado con ahínco e ilusión y lo hemos contagiado a la gente. Hay muchos partidos que llegamos a los trescientos espectadores, muchos de los pueblos de alrededor, y hemos llegado a tener seiscientos en partidos importantes".
La visita al Baztán en el pueblo navarro de Elizondo fue la demostración de la fuerza de los bajocinqueños. Partieron a las 10 de la mañana de Ontiñena y han retornado a sus casas a las 5 de la madrugada. Y hay que pensar que muchos de ellos son personas mayores". Allí, en el Pirineo foral, fueron "tratados de maravilla". Y David Cregenzán, el artífice, volvió feliz tras los penaltis porque el sueño ya tiene rival: Las Palmas.