Primeras partes nunca fueron buenas: rompiendo los esquemas de los refranes

O el Cuco tiene una flor en el culo o su taquilla está llena de todo el santoral

22 de Octubre de 2022
Una piña en la celebración del gol

El Cuco sortea el refranero... casi siempre. La pasada semana esta columna se titulaba "tanto va el cántaro a la fuente". Podría haber repetido el epígrafe de no ser porque el infortunio que le castigó ante Cartagena y Albacete se ha tornado sonrisa en Miranda de Ebro. Fútbol es fútbol, decía Vujadin Boskov, uno de los más formidables artesanos de los dichos futbolísticos de la historia. Si hubiera conocido al Ziganda entrenador, hubiera puesto en entredicho su proclamación de que “El fútbol es imprevisible porque todos partidos empiezan cero a cero”. Cuco es muy "boskoviano": ganar es mejor que empatar y empatar es mejor que perder. Pero, con este Huesca, lo que empiezan cero a cero son las segundas mitades. Y, en el caso de hoy, con escasísimos méritos para explicar el cierre de la puerta que ha sido posible porque Andrés Fernández se ha convertido en el Can Cerbero de tres o siete cabezas.

Empieza a ser costumbre tirar los 45 minutos iniciales. Salvo que consideremos que todo obedece a una táctica de desgaste del contrario. De desmoralización. De desesperación. El técnico navarro transgrede tanto el manual de aforismos que ha cambiado el segundas partes nunca fueron buenas por el de las primeras partes nunca son buenas. Sé que algún purista dirá que se deja madurar al rival. Pero admitirán que el riesgo es excesivo. Que hoy Raúl García de la Hera se ha dedicado todo el periodo inicial a montar un taller de pintacaras, de esos que tanto encantan a los niños, y es que niños parecían Timor -¡sí, Timor parecía un niño!-, Jorge Pulido y Vilarrasa, en la retratería de Raúl y con las pinturas por sus rostros. Que Óscar Pinchi, que es un gran jugador, sería tanteado por el PSG si le viera las imágenes de hoy. Que el Mirandés parecía la "naranja mecánica" en versión posmoderna.

Tirando de máximas, hoy el partido parecía destinado a consagrar aquello de que el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre ganan los alemanes, versionado en clave mirandesa. Despreciar al colista es tan estúpido como perder la memoria de viejas pesadillas como la de Santander que casi cuesta el ascenso hace tres años. El Mirandés ha jugado con once contra once del Huesca y durante muchas fases ha sido mejor. Aunque también es cierto que Cuco Ziganda, hábilmente, ha dejado en el vestuario a Mr. Hyde en el reposo de la mitad y ha sacado al doctor Jekyll. Y los primeros minutos de la reanudación se ha volteado tanto la corriente que bien podríamos haber sentenciado... Pero otra vez Raúl ha hecho una diablura y al menos Ratiu ha salvado por fe un punto que sabe a gloria. Y Cuco, que es tipo cabal, ha reconocido que hoy el Mirandés ha estado francamente bien y el Huesca tiene un amplísimo margen de mejora. Y, con esa reflexividad, es seguro que buscará las soluciones para que las primeras partes, alguna vez, sean buenas. Porque el de la flor en el culo era Miguel Muñoz, aunque es probable que Ziganda tenga en su taquilla un santoral pleno.

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