La Sociedad Deportiva Huesca se halla en economía "de guerra" en cuanto a recursos humanos, limitados y susceptibles de ser mejorados por las vías de las alegaciones a la roja de Loureiro y la amarilla de Rubén Pulido, por un lado, y de la recuperación de efectivos dañados por otro.
Complicada la primera por la costumbre de "sostenella pero no enmendalla" de los corporativistas estamentos deportivos (como el chiste, "no nos vamos a hacer daño, ¿no doctor?"), la segunda tiene dos nombres propios. Uno es el de Juan Pérez, cuyas molestias en el aductor le hacen ser seria duda, aunque los servicios médicos y los fisios trabajan para intentar que pueda estar bajo palos el domingo en La Romareda desde las 21 horas. Difícil pero no imposible. Seguro que el de Almudévar pone de su parte para participar en el derbi.
El segundo es el de Javi Hernández, que apura las últimas fases de su lesión de fractura metafisaria del quinto metatarsiano del pie derecho" que ha sido recuperando con un tratamiento conservador. Cuando se estableció el diagnóstico, se apuntó que, si consolidaba bien, estaría entre cuatro y seis semanas fuera de los terrenos de juego.
Han sido, desde aquel 1 de marzo de 2025 ante el Racing de Ferrol en el que sufrió el percance, siete y camino de ocho semanas, pero la explicación sencilla está, como suele aducir el doctor Galindo, "en la biología". La condición natural de cada futbolista y de cada persona, sumado a las circunstancias que confluyen en el rescate de la normalidad.
A fecha de hoy, es obvio que estará ante el Oviedo en la siguiente jornada. La duda es si podría alinearse en La Romareda, que no es un imposible pero hay que conocer a Hidalgo y los servicios médicos, cuya filosofía es la de "riesgos cero". Y correr no es una opción si los daños pueden acrecentarse por la precipitación.