En periodismo, lo que no se cuenta no existe para luz pública, pero no significa que no sea. Esta mañana, este escribano ha conocido las bajas de Miguel Loureiro y Gerard Valentín. Y ha preguntado por ellas. Y alguien, con buen criterio, le ha pedido silencio. La persona es dueña de sus silencios y esclava de sus palabras. No he necesitado ni un segundo de reflexión. Dar pistas a Rubi no hacía sino empeorar las circunstancias ya de por sí complejas.
Aunque parezca un oxímoron, este puntazo épico ante Almería se ha gestado desde la adversidad y con la adversidad ha seguido merced a un árbitro infumable como es Arcediano Monescillo, al que le acompaña el dudoso honor de doce temporadas en plata sin atisbo de oro. Por algo debe ser, por lo que hemos visto hoy.
Sin embargo, voy a explicar a través de Séneca el que en mi humilde opinión es el secreto de este exitazo, por más que duela la pérdida final de los dos puntos. El cordobés sostenía que no hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.
El Huesca tiene la fortuna en el espíritu de sus golpeados futbolistas. Miguel Loureiro, del que ya informamos de sus cinco puntos de sutura en el partido contra el Albacete, ha tirado de coraje y jugado en Ferrol y Gijón, donde recibió sendos pisotones nuevos que agudizaron su traumatismo. Y él quería jugar. E Hidalgo, con buen criterio, se ha negado. Otrosí, Gerard Valentín aguantó en el Molinón muchos minutos tras un codazo que le provocó una dolorosa fisura. Finalmente, hubo de ser relevado.
Contemos: Dani Jiménez, Óscar Sielva, Joaquín Muñoz, Hugo Vallejo, Gerard y Lou. Y, sin embargo, algún tipo de oración han rendido a San Jorge para que alguna fuerza telúrica prehalloweeniana ayudara al equipo a tener fuerzas. Desde Juan Pérez que va creciendo y que ha detenido el penalti hasta un descubrimiento deslumbrante que es el benjamín Javi Hernández, pasando por un Diego González estelar en su papel "Sielva" hasta la expulsión, un Soko que se ha dejado la vida o un Unzueta de estreno. Todos se han sacrificado hasta evitar caer en la orilla. Con este espíritu, no tiene que haber ningún problema.
No es que haya dejado de lado tras la leve alusión a Arcediano Monescillo. Me salen decenas de epítetos para explicar su indigna actuación, que espero le reporte una larga estancia en la nevera porque la pertinacia en la expulsión, tras ser llamado por López Toca, es directamente de jubilación anticipada. Ha sido un horroroso concierto de pito siempre parcial -o casi- que ha suscitado la mayor pitada -a un árbitro- reciente de la historia del Huesca. Su oposición a la victoria del Huesca ha sido punto menos que insuperable y ha privado de dos puntos más a los de Hidalgo.
Y, sin embargo, insisto, en su incompetencia reprobable ha hecho un gran favor a la Sociedad Deportiva Huesca: ha recuperado el viejo espíritu de este club, humilde pero inasequible al desaliento. Y ese, a estas horas, las 21:03 en El Alcoraz desierto en el que escribo, es un descubrimiento esperanzador. Todo ha empezado con la desgracia de Gerard y Loureiro, que ha destapado personalidades incluso desconocidas. ¡Aúpa Huesca FSSR!