Sociedad Deportiva Huesca: el camino de la ilusión es el de la supervivencia

Mientras el club intensifica las gestiones para el préstamo de cara a una plantilla más competitiva, la campaña de abonados es la más importante de su historia

22 de Julio de 2024
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Óscar Sielva, jugador de la Sociedad Deportiva Huesca
Óscar Sielva, jugador de la Sociedad Deportiva Huesca

El camino de la ilusión es el de la supervivencia. Así, como suena, sin bálsamos. La Sociedad Deportiva Huesca se halla, en estos momentos, en la encrucijada. En ese cruce en el que un retroceso es fatal (fatal, fatal) y cualquier avance va a precisar de un esfuerzo descomunal de los nuevos regidores del club y de la afición. Siempre debió ser así, aunque algunos olvidaran el sinónimo de esta última: respetable.

Que el fútbol se nutre de ilusión es una obviedad. Recuerdo a un ilustre, Carlos Martínez Albornoz, explicitar que Florentino Pérez abundaba en que los ingresos por socios y taquillas pueden ser un porcentaje inferior respecto a otros, pero sin ellos nada tiene sentido en el negocio balompédico. En el respeto debido y hasta adeudado al sufriente público de la Sociedad Deportiva Huesca, ha de concebirse la campaña de socios, incluida la subida de precios.

Me explico. Que el Huesca no hubiera elevado el coste de los carnets las últimas temporadas no es una virtud, sino el reflejo de la actitud desdeñosa continuada hacia la economía del club y, por tanto, a su sostenibilidad. Dejadez, irresponsabilidad acompañada, paradójicamente, de un uso de los otrora abundantes recursos como si fueran emires árabes en Marbella. Que durante años no se hayan actualizado los precios explica, no sólo por la cantidad no cobrada sino por el simbolismo, la actual coyuntura dramática del club.

RESORTES PARA LA DECISIÓN

Para tomar la decisión de renovar o de darse de alta como abonado del Huesca, conviene un poquito de pedagogía sobre la realidad del club a 22 de julio de 2024. Mientras La Liga de Fútbol Profesional analiza la documentación económica de la Sociedad Deportiva Huesca al cierre de la temporada, la Fundación Alcoraz prosigue las negociaciones para la consecución de un préstamo (las conversaciones con los grupos Costa y Pini no sólo no han cesado sino que se han acentuado en los últimos días) cercano a los 7 millones de euros, a la vez que las vías de los potenciales compradores están -a día de hoy- rotas en el caso de los mexicanos y en pausa en el de los americanos, que parecían lanzados hace apenas un par de semanas.

Es la forma de tapar el Titanic en el que han convertido a la Sociedad Deportiva Huesca los gestores del último lustro y, sobre todo, los del bienio negro que ha dejado unas pérdidas de 12,5 millones de euros (7,8+4,7) y, consecuentemente, las arcas famélicas. Desmanes de todo tipo, propios de nuevos ricos, que han dilapidado una economía que hace poco más de cinco años era admiración del fútbol nacional.

En vinos, rosas, viajes, errores y lo que decida una futura auditoría si la hubiera, más que en el césped, se han desangrado las cuentas de resultados de la Sociedad Deportiva Huesca. Baste comprobar en la sangría el caso de las oficinas de Pirineos o la infausta venta de las parcelas de Tierz destinadas a residencia de jugadores y que han servido apenas para un maquillaje de marca blanca del último balance. Para el análisis, si salen a la luz, las relaciones del club con Bahía y las comisiones percibidas por gestiones de jugadores durante años. Sin hablar de las generosas dietas de algunos miembros del pasado Consejo de Administración.

Así las cosas, la realidad económica del Huesca espanta a compradores y prestamistas, y hace fatigosa toda gestión... que la está habiendo.

LA ESPERANZA ESTÁ EN LA AFICIÓN

En esta nueva etapa, que no exime de responsabilidades a los gestores de la anterior, el Consejo que preside Agustín Lasaosa en cuya ausencia se han cometido todas las tropelías económicas, la afición es la clave. Sin dudarlo. Conseguir esos 6.000 abonados (de verdad, no las ensoñaciones ficticias de los últimos años) sería un gran éxito que contribuiría a relanzar el proyecto de la Sociedad Deportiva por tres razones fundamentales.

Primera, la inmediata, porque esos ingresos irán a parar al techo salarial del que pueda disfrutar Antonio Hidalgo con su plantilla. Esto es, directamente expresado, nos podemos estar jugando un buen delantero o un centrocampista consistente.

Segunda, en el corto o el medio plazo, potenciales inversores serían atraídos por la consolidación de una masa social que dé sentido a los desembolsos en un proyecto bien gestionado, riguroso y arraigado a la sociedad.

Y, tercera, en el plano social, demostraría que el Huesca es efectivamente un proyecto de la capital y de manera muy importante de la provincia, sobre la que se ha sustentado el crecimiento (además de los éxitos deportivos, naturalmente).

UN CAFÉ O UNA CAÑA

A nadie le agrada una subida de precios de los abonos. Ni del aceite, ni de los carburantes. Además, sucede que nunca hay efecto de bombona de butano, lo que sube no baja, a pesar de las soflamas gubernamentales que venden como un éxito dejar el aliño de las ensaladas en el doble de coste que hace un par de años.

Y, sin embargo, para la campaña de socios del Huesca conviene utilizar dos argumentos. Uno, en estrategia "trufera". Si se dice que la trufa cuesta mil euros el kilo, espanta. Si por el contrario esgrimes que con treinta euros puedes trufar cuarenta huevos fritos y tres arroces, la perspectiva cambia. Si distribuimos por cada partido el coste total, la percepción varía. Escuece menos.

Y dos, el trascendental para acabar donde empezamos. El Huesca está en situación límite. Nadie se ampare en buenismos ni en malas intenciones contra los nuevos: lo está por la desastrosa gestión en barrena de los últimos años, particularmente el último lustro y sobre todo los dos ejercicios. Los mandatarios se han dedicado a celebrar sus fracasos con brindis al sol, con tal falta de respeto que desde noviembre de 2023 no ha habido comparecencia para explicar la situación económica (pese a anunciarlo), y en aquella ocasión la previsión de pérdidas ha quedado tan desbaratada que se ha multiplicado por varias unidades.

Lo de pasar página o no será una decisión de la Fundación y/o del club. Mientras se decide si se levantan las alfombras, los aficionados del Huesca tienen en sus manos levantar el destino de algo más que una sociedad, de algo más que una empresa, de un sentimiento que cada dos semanas se escenifica en comunión en el teatro de los sueños que mira San Jorge desde lo alto. El resultado será el reflejo de la madurez de la gran familia azulgrana. Capaz -o no- de levantarse en la más pesada losa de la adversidad.

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