Aitor Murillo, 37 años, de Huesca, comenzó desde bien tierna edad a aficionarse al coleccionismo, aunque los estudios y la carrera le distrajeron un poco. Sin embargo, el virus ya había entrado en su organismo y resultó irrefrenable, en cuanto pudo hacer un hueco en su vida reverdecieron los viejos laureles y ahora puede presumir de contar con un verdadero tesoro. Eso sí, siempre relacionado con su otra pasión: el fútbol. “Tengo muchos cromos, todos ellos sin pegar, algunas camisetas y todos los álbumes de Mundiales y Eurocopas desde 1982. También tengo los cromos de la Liga española, desde 1986, pero todos sin pegar”.
Aitor Murillo se siente incapaz de contar, ni por aproximación, la ingente cantidad de cromos que posee, porque muchos todavía los tiene conservados en cajas en un almacén, pero en la planta baja de su casa observa con deleite las joyas de la corona. “Tengo piezas exclusivas que no tiene nadie, que yo conozca”.
Entre esas reliquias se encuentra “el primer cromo de Messi”, de la colección de Panini, que puede tener una valoración en torno a los 400.000 dólares, con un valor de 10 si la conservación es perfecta. También puede presumir de contar con el cromo de Alfredo Di Stéfano de la temporada 60/61 con la camiseta de la selección, con cinco Copas de Europa en su haber, producido por Heinerle (editorial alemana desaparecida ya).
INCUNABLES DEL HUESCA
Otros de sus incunables son las piezas únicas (uno de uno en el argot coleccionista) de los azulgranas Okazaki, Ontiveros, Pablo Mafeo y Rafa Mir. Son americanos, de Panini América, de la colección Mosaic La Liga. Y dispone de los cromos más antiguos que se editaron del Huesca de las temporadas 50/52, cuando estaba en Segunda, a cargo de Bruguera. “Desde que el club entró en la alta competición tengo todo lo que se publica del Huesca. Hoy es más fácil de conseguir, pero lo de antes resulta casi imposible porque había muy poco al jugar en categorías no profesionales”, apunta Murillo.
Unas obras de arte que comparten podio con los más antiguos que recuerda que salían en los chocolates El Lince, de Torrent, Valencia. “Hay que moverse mucho y estar atento al mercado”, resalta este aficionado del Huesca que sigue al equipo todos los partidos desde que era crío y su padre empezó a comprar Don Balón y con el tiempo se encontró con otra colección. “Al principio era más selectivo, pero ahora le doy a todo los palos”.
Entre su selección individual figuran “una camiseta de Messi firmada por el argentino, otra de Pelé, autógrafos de Maradona y todo lo que sale del madridista Raúl”. De tal manera que a la hora de elegir el mejor diamante de su colección tenga problemas. “Estoy orgulloso de todo, aunque el primer autógrafo de Maradona me hizo ilusión”.
VALOR INCALCULABLE
Tampoco se siente capaz de valorar el coste de su colección, aunque reconoce entre dientes que “vale un fortunón, muchos miles de euros, porque hay piezas que son imposibles de conseguir”, pero lo que más le enorgullece es el sentirse poseedor de semejante tesoro y del trabajo que hay detrás de todo este brillante museo del coleccionismo futbolístico. “Para conseguir algunos cromos hay que darse de alta en la casa comercial, lograr que entres en el sorteo y después poder pujar en la subasta. Hay que seguir el mercado americano, tener contactos y estar pendiente de las promociones de las casas comerciales. Durante los mundiales hay cromos extras de otros países que lanzan colecciones y siempre hay cosas muy interesantes pero hay que comprarlas en destino”.
Murillo, no obstante, se atreve a dar unos cuantos consejos para aquellos a quienes se les hayan puesto los dientes largos al leer estas líneas. “El mercado de la compra/venta es muy complejo, por eso conviene estar bien asesorado mientras coges experiencia porque si no te devora. Lo más importante es tener paciencia, limitar el presupuesto e ir poco a poco”