¿Te quieres creer que los vecinos de abajo ya piden la cabeza de Carcedo? O como mínimo ya ponen fecha de caducidad al míster del Zaragoza: los tuiteros más optimistas le recomiendan no encargar ningún dulce navideño; otros, directamente, le dan un par de semanas de vida.
Deberían premiar la sabiduría de quien inventara eso de que el fútbol es un estado de ánimo. A orillas del Ebro se ha pasado del éxtasis por la llegada de un tal Gueye a poner a parir al cancerbero Cristian, que es algo así como silbar a San Lorenzo. En cuestión de minutos se pasa la página del libro en la que se celebra el gol del Cholito como si clasificara para la Champions a otra de color negro tristón y sin fotos.
También entre la prensa hemos encontrado voracidad en los ataques, bien repartiendo ceros a diestro y siniestro en el boletín de notas, bien utilizando términos como "demencial” para hablar de un partido de fútbol. Libres quiere Dios las plumas y que libres sigan, faltaría más.
Es comprensible el catastrofismo porque solo quedan 152 puntos por disputar. Y eso convierte en dramático e irremediable un mal inicio, aunque tengas bajas de peso o futbolistas que aterrizaron hace dos días. De verdad, quiero pensar que Twitter solo es una representación sesgada; que el sano juicio aún goza de buena salud.
Y ojo porque en la capital de la Hoya tampoco están para vestirse de etiqueta, aunque el triunfo de los “cuquines” sobre el Ibiza ha repartido carnets de socio paciente. Del dolor de higadillos por no traer un central más en las compras de invierno se ha pasado al regocijo de ver a Carlos Kevin estrenarse en Segunda (me niego a llamarle Kevin Carlos aun cuando fuera este el nombre correcto del canterano).
Pertenezco a la escuela de dudosos que piensa que Ziganda no hace bien proclamando a los cuatro vientos que lo suyo es el 4-4-2. Es un tipo singular, porque los técnicos suelen ser reticentes a pregonar sus sistemas, más todavía cuando estos parecen inviolables. Sin embargo, como también explica el navarro, son los jugadores quienes con su interpretación construyen la performance definitiva. Y ya no te digo si hay acierto de cara al gol.